La situación espiritual según Jaspers - cristobal holzapfel

Por otra parte, no cabe la menor duda de que el pensamiento
jaspersiano sobre el estado no solamente es bello y probablemente verdadero,
mas tiene inevitablemente cierto resabio de idealismo. En todo caso, vale la
pena conocerlo en varios de sus puntos capitales.
Por de pronto, él habla de una “voluntad de estado”, que permite que el
estado se convierta en destino, precisamente en la medida en que esta
voluntad es sostenida indefinidamente. Destaquemos de paso esta idea
peculiar de destino, en cuanto tiene que ver con una elección, una decisión,
una resolución sostenida. Si precisamos esto, se trata no del destino
simplemente como lo que sobreviene, sino como que está en las manos del
hombre en cierto modo provocarlo. Podríamos decir que, de este modo,
primero se forja un destinado para que a partir de ello cobre vuelo el destino.
Curiosa idea del destino, en todo caso, sobre la que tendremos que
volver.
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Una vez que esta voluntad de estado sostenida se ha hecho destino, lo
que se forja con ello es una buena parte de la historia, y agreguemos, casi toda
la historia, y tal vez somos solamente nosotros, estos extraños post-modernos,
los que osamos apostar porque sin el mentado estado, sin el Leviatán,
podríamos no solamente solventar nuestra situación, sino dar lugar a que el
hombre crezca.
Mas, tal vez, éste es el punto, que quizás ya ni siquiera se trata de que
el hombre crezca, a no ser que en el terreno científico y tecnológico, sino tal
sólo de que solvente su situación.
Estas últimas consideraciones, diría que hacen más interesante todavía
el pensamiento de Jaspers sobre el estado. Continuemos entonces con ello: se
trata, decíamos, que esta voluntad de estado sostenida que se hace destino
configura comunidad a lo largo de las generaciones. Se trata pues más encima,
según vemos, que la idea de comunidad y de sociedad están intrínsecamente
unidas a la idea de estado.
Y además se agrega a lo anterior que el estado está expuesto de un
lado al enfrentamiento con los otros estados y, como si esto fuera poco,
además a un enfrentamiento consigo mismo, por hacerse cada vez más fuerte,
consolidarse, superar sus tensiones internas, manteniendo de este modo un
equilibrio.
Podríamos agregar aquí que en los extremos, afecta de un lado al
estado la posible guerra con otros estados, y , a su vez, la guerra consigo
mismo, que es la guerra civil.
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Lo cierto es que en la lenta y atenta lectura de Jaspers se descubre que
incluso él alberga la más elevada idea del estado. De ello da testimonio el
siguiente pasaje:
“A la voluntad de estado le queda el orden del ser-ahí no solamente
como objeto de su planificación racional para todos los hombres, sino que él es
objeto de la decisión excluyente a través de la intervención de su poder. Él
asume el pensamiento del estado de bienestar como el orden económico del
ser-ahí, pero a través de ello se dirige al hombre mismo” (p. 78). HAJ
Esto quiere decir que se trata en cuanto al estado y su misión no
solamente de cosas particulares, como por ejemplo, el bienestar económico,
sino del hombre mismo y sus posibilidades de la más elevada realización.