La situación espiritual según Jaspers - cristobal holzapfel

2.Historia cristiana, en la que se supone una direccionalidad, dada por el
camino de salvación hacia el Fin del Mundo y el Juicio Final.
3.Historia moderna (la historia propiamente tal) que es la única de la cual
su gestor es el hombre, y ésta es posible sobre la base de una
autocomprensión de este ente que somos nosotros como autónomos y libres.
Consustancial a este sentido de la historia es además la idea de
progreso. Y es a ojos vista esta última idea la que hace rato ha entrado en
crisis. Podemos verificar progresos específicos de la ciencias y de las técnicas,
de ellas en conjunto y de cada una en particular, mas no del hombre mismo.
Ello nos lleva a pensar en un extremo posible hacia el cual fatalmente nos
encaminaríamos, cual es que, desapareciendo el progreso, desaparezca
también la historia.
En otras palabras: vuelta al tiempo cíclico, como aquél de la naturaleza y
las culturas ancestrales, sólo que en este caso estaríamos ante un mundo que,
autoprogramándose, se repite al infinito.
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Pues bien, esta historia única en la que nos encontramos, y de la cual ya
no es posible desembarcarnos, supone por una parte una occidentalización,
que en definitiva se ha planetarizado, y por otra parte que sobre el mundo, al
modo de un aparato, rige una planificación total (“Totalplanung”). Y esta
planificación se apoya a su vez en un supuesto “saber total” (“Totalwissen”).
Da qué pensar el tránsito inexorable que habría entre el saber total y la
planificación total. Es como si el saber total estuviera embarazado de la
planificación total que ha de parir. Mas, esta última requiere para su realización
de un poder total del estado.
Cabe agregar aquí que para el Jaspers de los años 30 del siglo XX,
época en la cual la idea del estado estaba en pleno auge, se trata de vincular la
planificación total con el estado, como si fuera una planificación total estatal.
Mas, hoy las cosas han cambiado y el estado actual apenas tiene en el mejor
de los casos un cuarto del poder que tenía antes. Visto esto así, cabe decir que
la planificación sigue siendo total, pero hoy más que nada regida por las
empresas a cuyo desenvolvimiento se supedita incluso el modo actual de hacer
política, tanto la del poder legislativo, como del poder ejecutivo.
Somos testigos en el mundo, y en particular en el siglo XX, de la acción
de distintas formas de una planificación total y de un correspondiente poder
total en los, por ello mismo, llamados “totalitarismos” (de izquierda o de
derecha).
Jaspers describe con precisión las características de estas formas de
planificación total, algunas de las cuales destacamos a continuación:
1.Se genera en ellas una economía de guerra, por lo cual lo que debería
ser un estado de excepción se impone en un estado normal de paz.
2.La planificación no es únicamente política y económica, sino que llega
a controlar y dirigir incluso la vida espiritual.
3.Un estado de planificación total decae en una oclocracia (gobierno de
las masas), y es en atención a éstas o a los caprichos de alguna burocracia
gobernante que se toman las decisiones.
4.Para los planificadores estatales la ciudadanía pasa a ser una masa
maleable, en la que aquellos que no creen en el modelo que se implanta son
marginados de distintas formas (ostracismo, campos de concentración, y
otros).