LA MODERNIZACIÓN ADMINISTRATIVA EN MÉXICO Propuesta ...
LA MODERNIZACIÓN ADMINISTRATIVA EN MÉXICO Propuesta ...
LA MODERNIZACIÓN ADMINISTRATIVA EN MÉXICO Propuesta ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
CONCLUSIÓN 147<br />
portancia que adquirió la burocracia, porque su criterio rigió las<br />
relaciones de poder; pero la burocracia entró en serios conflictos<br />
al tratar de imponer su influencia en cuestiones que se consideraban<br />
prioritarias, lo que dio como resultado que aparecieran<br />
diversas burocracias que se enfrentaron para hacer valer puntos<br />
de vista y opiniones particulares.<br />
Ese conflicto quedó de manifiesto cuando en el último decenio<br />
no hubo acuerdo para incorporar la modernización administrativa<br />
como recurso autónomo y de utilidad en el proyecto gubernamental.<br />
En 1982 apareció de manera clara vinculada a<br />
programas de reordenación administrativa y a la necesidad de<br />
establecer el servicio civil de carrera, que permitiría a la adminitración<br />
tener autonomía respecto del proyecto político. También<br />
se le identificó con una tarea esencial postergada siempre en nuestra<br />
cultura administrativa: la evaluación de programas gubernamentales<br />
para que sirviera de insumo a nuevos ejercicios de planeación.<br />
Esto fue imposible y, frente a los problemas de la crisis<br />
económica, la modernización administrativa volvió a quedar diluida<br />
y subordinada a las urgencias del momento.<br />
Cuando Carlos Salinas de Gortari asumió la presidencia de<br />
la República en 1988, quizá como nunca antes en la historia de<br />
los gobiernos posteriores a la Revolución, existió voluntad no sólo<br />
de continuar el proyecto que su antecesor impulsó para lograr<br />
la recuperación económica del país, sino de insistir y profundizar<br />
en algunos de los programas apenas esbozados por De la Madrid:<br />
control de la inflación y la consecuente reducción del gasto<br />
público, aliento a la inversión extranjera, apertura comercial, entre<br />
otros. Estos programas, iniciados en el marco de una gran contracción<br />
de la economía, se sustentaron en la recuperación de las<br />
fuerzas de mercado, donde la intervención de Estado se tiene que<br />
limitar a aquellas áreas identificadas con términos ambiguos: estratégicas<br />
y prioritarias.<br />
Limitar la intervención del Estado automáticamente significó<br />
reducir el sector paraestatal. Esto se convirtió en característica<br />
distintiva del gobierno de Miguel de la Madrid, como dije en<br />
la parte final del cuarto capítulo. Carlos Salinas ha continuado<br />
por ese camino (las empresas desincorporadas entre 1988 y 1990<br />
sumaban 150). Dentro de las prioridades del gobierno salinista,<br />
urgido para dar solución a graves problemas producto de la crisis<br />
económica, no estuvo nunca incluida la modernización ad-