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11<br />
la mar y la seguridad<br />
La mar siempre tué una incógnita para<br />
la seguridad. Des<strong>de</strong> qUe el hombre construyó<br />
las primeras balsas con troncos <strong>de</strong><br />
árboles talados en los frondosos bosques<br />
<strong>de</strong> la costa. y corrió la primera aventura<br />
<strong>de</strong>l mar. a<strong>de</strong>ntrándose más allá <strong>de</strong>l<br />
horizonte. el dios Neptuno. verda<strong>de</strong>ro<br />
monarca autócrata <strong>de</strong>l Océano. se cobró<br />
sobradamente <strong>de</strong> tamaña osadía, con un<br />
tributo <strong>de</strong> vidas humanas que constituye.<br />
a través <strong>de</strong> la historia. una ca<strong>de</strong>na interminable<br />
cuyo ultimo eslabón no sera<br />
puesto hasta el dia final <strong>de</strong> las eda<strong>de</strong>s.<br />
Estos peligros los conoce muy bien don<br />
Fulgencio. vecino <strong>de</strong> carcarose, que pasó<br />
varias veces el charco. y por eso toma sus<br />
medidas <strong>de</strong> precau cíón, protegido con<br />
redrodo salvavidas en' el momento que<br />
va a intentar lavarse los pies en una<br />
palangana; pero es que don Fulgencio<br />
que ha vivido mucho. conoce todos los<br />
riesgos que el mar ofrece.<br />
Acaso un iceberg <strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong>l<br />
Océano Artico pue<strong>de</strong> alcanzar su palangana<br />
y partirla en dos. como le sucedió<br />
al trasatlántico Titanic hundido por estas<br />
circunstancias en su primer viaj e a<br />
América mientras la orquesta seguía tocando<br />
el "vals <strong>de</strong>l emperador" hasta el<br />
último momento. Acaso don Fulgencio<br />
teme ver aparecer <strong>de</strong> pronto por el pasillo<br />
<strong>de</strong> su casa el periscopio <strong>de</strong> un submarino<br />
alemán y que sin tiempo para<br />
abandonar la. palangana le remita a portes<br />
<strong>de</strong>bidos. un torpedo con espoleta retardada<br />
calculada para que solo pueda<br />
rezar un avemaría ; o acaso don Fulgencio<br />
ha leido en la prensa <strong>de</strong> la mañana<br />
que el huracán llamado Esther (ahora<br />
les ponen a los huracanas bellos nombres<br />
<strong>de</strong> mujer). avanza <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>El</strong> Caribe<br />
en dirección a Europa a la velocidad <strong>de</strong><br />
ciento treinta nudos.<br />
No sabemos exactamente si por fin la<br />
palangana naufragara y don' Fulgencio<br />
<strong>de</strong>berá la vida a su salvavidas protector, pero en todo caso <strong>de</strong>bemos reconocer que él ha bat.ido todos los récords<br />
<strong>de</strong> precaución en relación con el mar y sus peligros y que es más probable que muera tranquilamente en su cama<br />
antes que como consecuencia <strong>de</strong> haber ingerido cantida<strong>de</strong>s ingentes <strong>de</strong> agua salada. La irnpresión que da <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> precaución en relación con la mar y sus peligros y quaste tranquilo señor no volverá a cruzar jamás el mar ni<br />
aunque le aten. y ni aunque tuviera que recibir un pn.nc. premio <strong>de</strong> un millón <strong>de</strong> dólares en las quíníelas <strong>de</strong>l<br />
beisbol americano y le exigieran como condición el que habria <strong>de</strong> acudir personalmente a cobrarle.<br />
Naturalmente. don Fulgencio es un exagerado y si sigue tomando precauciones <strong>de</strong> este estilo en todos los<br />
actos <strong>de</strong> su vida. cabe en el terreno <strong>de</strong> las probabñída<strong>de</strong>s. que sus familiares se vean precisados a intemarle en<br />
una casa <strong>de</strong> salud; pero estas medidas que nos parecen abiertamente exageradas en algunas circunstancias <strong>de</strong><br />
la vida. nunca lo son cuando se trata <strong>de</strong> la prevención <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>ntes en las minas.<br />
En las minas nunca seo suficientes ni bastantes las medidas <strong>de</strong> prevención que se puedan adoptar. Si fuéramos<br />
tan exagerados como lo es el don Fulgencio que comentamos. es posible que muchas tragedias mineras no<br />
se dieran. y muchos compañeros arrebatados a la vida por terribles acci<strong>de</strong>ntes siguieran hoya nuestro lado. Porque<br />
en la mina existe, como (el todas las profesiones. la llamada impru<strong>de</strong>ncia profesional. que es la impru<strong>de</strong>ncia<br />
en que incurre el albañil que juega a equilibrista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el andamio colocado en un octavo piso. o el soldado<br />
que se pasea por encima <strong>de</strong>l parapeto fumando un pitillo. sin pensar que un Paco cualquiera se le pue<strong>de</strong> acercar<br />
a pedirle 1umbre.<br />
Esta clase <strong>de</strong> ímpru<strong>de</strong>ncía se da en la mina eco igual frecuencia o más que en cualquier otra actividad laboral<br />
y es preciso qUe nos convenzamos a nosotros mismos que es imprescindible terminar con ella <strong>de</strong> manera<br />
dtfinitiva. Debemos obsesionamos con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la seguridad y extremar las prec auciones hasta los mayores<br />
Ilmites y posibílida<strong>de</strong>s porque es mucho y muy importan te lo que VI'. en juego en ello. que es. ni mas ni menos,<br />
,!ue lo. vidlt y la aalud <strong>de</strong> tOOO5108trabajadores d. la mina.<br />
FAVILJ.<br />
iiqué 'golazo" le han m<br />
Minero, ayuda a tu grupo a gan la "Cop<br />
no nccí<strong>de</strong>ntcrte y que no te me! goles,<br />
este campeonato, ACCIDENTES<br />
Copa <strong>de</strong> la Se<br />
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