“APROVECHANDO BIEN EL TIEMPO.” - XFATBoY

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determinado que será hecho, también nos toca a nosotros como
socios de Él para la ejecución de Su Programa.
“NUESTROS OJOS PUESTOS EN EL CIELO, PORQUE
NUESTRA REDENCIÓN ESTÁ CERCA”
Por William Soto Santiago - 9/09/90 - Cayey, Puerto Rico.
Pág. 31. - Así que es tan grande la Bendición que nos ha tocado
a cada uno de nosotros, que no podemos darnos el lujo de
descuidarnos, porque de esta Etapa en la cual estamos viviendo
depende nuestra Adopción.
Yo hago mi parte para mi Adopción, y les digo a ustedes las
cosas que Él me dice, las cosas que Él me da a mí para ustedes,
para la Adopción de cada uno de ustedes como Hijos de Dios. Pero
yo no puedo obligar a ninguna persona, y menos para que reciba
una Bendición tan grande como la que va a recibir. Cada uno de
ustedes tiene libre albedrío; por lo tanto, use su libre albedrío
correctamente, aprovechando bien el tiempo, para que todos
seamos adoptados...
“EL MENSAJE DE LA BENDICIÓN DEL PRIMOGÉNITO”
Por William Soto Santiago - 14/02/90 - Bogotá, Colombia.
Y Jacob por la fe creyó que la palabra que le dio Esaú tenía
valor, era válida delante de Dios. Porque Dios todo lo ha creado
por la Palabra, todo lo obra por la Palabra. Así que Jacob conocía
el poder de la Palabra; y especialmente en el asunto de la bendición
del primogénito. Por eso dijo: “Véndeme la primogenitura.”
Y Esaú dijo: “Yo me voy a morir de hambre. ¿Y de qué me vale
la primogenitura? ¿De qué me vale tener la primogenitura si me voy
a morir de hambre en este momento?”
Esaú hizo como muchas personas han hecho, y hacen
actualmente, y aún harán: Esaú cambió la bendición, lo espiritual,
lo que realmente tiene valor, por algo terrenal, por suplir una
necesidad terrenal, por el deseo y necesidad de la persona, por su
deseo y necesidad biológica, por un deseo y necesidad terrenal, él
vendió la bendición espiritual. Y por eso la Escritura dice: “A Jacob
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tu fe y tu esperanza y tu confianza en las cosas temporales, sino en
las Eternas; para que tu confianza esté firme en Jesucristo, y no en
las cosas pasajeras de esta vida, que cuando la persona llega al final
de su camino y ve que sus últimos suspiros, o sus últimos
momentos de respiración han llegado, luego se da cuenta que ha
trabajo y ha luchado, y después dice: “¿Y ahora qué? ¿Qué me
podré llevar de todo mi trabajó? ¿Qué me podré llevar de todo el
dinero que yo he hecho? ¿Qué me podré llevar de todo lo que
tengo aquí en la Tierra?” Nada, solamente la familia le regala una
cajita (un ataúd), y tratan de que no sea de la más cara, para que le
sobre un poquito más a ellos. ¿Por qué? Porque la persona no va a
necesitar ni siquiera la caja (el ataúd).
Ahora, el cuerpo que tiene, el cual muere, le pertenece a la
tierra, y se tiene que volver en polvo de la tierra; aún el mismo
cuerpo lleva lo que destruirá el cuerpo, del mismo cuerpo, de la
misma carne, surgen los gusanos que se comerán ese cuerpo. Así
que podemos ver que para el ser humano que no conoce a Dios, y
que no tiene la esperanza en las promesas que El ha hecho, y no ha
posado su fe en Cristo y Su Palabra, todo fue vanidad en esta
tierra: nació, creció, comió, durmió, trabajó, creció, se envejeció y
después se murió; pero su espíritu y su alma van a un lugar. Si no
sirvió a Dios, no recibió a Cristo como su Salvador, él va a la
quinta dimensión; o sea, a otro mundo, a otra dimensión, en donde
no necesita el cuerpo físico, y en donde no necesita el dinero que
tenía aquí en la Tierra, y en donde no necesita el grado que obtuvo
en la Universidad, o la profesión u oficio que tuvo en la Tierra, y en
donde tampoco necesita a su familia allí; y tampoco desearía que su
familia vaya allí; porque eso lo expresó el hombre rico que murió;
después no que quería que su familia, que sus hermanos, fueran a
ese lugar, ni quiere que su familia vaya a ese lugar.
Pero Abraham le dijo, que cuando estaba en la Tierra, era que
la persona tenía que creer a Dios y Sus Ordenanzas Divinas.