Ibsen_Brand
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luz del cielo, hacia la reconciliación, no vaciles, y llámame.<br />
LA MADRE DE BRAND<br />
¡Mi recompensa sería un castigo!<br />
BRAND<br />
No. Con ternura de hijo, con dulzura de sacer¬dote, te llevaré<br />
consuelo y refrigerio. Cantaré a los pies de tu lecho y te cubriré con el<br />
escudo de la fe.<br />
LA MADRE DE BRAND<br />
¿Me lo prometes seriamente?<br />
BRAND<br />
En la hora del arrepentimiento estaré contigo. (Acercándose a ella.)<br />
Pero antes de terminar quiero ad-vertírtelo. ¡Voluntariamente, antes de<br />
que llegue el último momento, despréndete de tu haber! ¡Entra<br />
desnuda en tu tumba!<br />
LA MADRE DE BRAND (Increpándole con ira salvaje.) ¡Es como si<br />
quisieras separar la llama y el calor, la luz y la claridad! ¡Como<br />
si quisieras separar el hielo y el frío, el mar y la ola! ¡Pide otra cosa,<br />
hambre y sed! ¡Pero no pidas eso!<br />
BRAND Si no renuncias gustosa, no se dulcificará la sen¬tencia del<br />
Señor.<br />
LA MADRE DE BRAND ¡Llenaré de dinero el bastón de los sacrificios!<br />
BRAND<br />
¡Oh!...<br />
LA MADRE DE BRAND ¿Por qué exiges hasta lo último ¿No ha de ser<br />
bastante mucho?<br />
BRAND<br />
Ese bastante no hace más que aumentar la pena. Es en vano que,<br />
como Hiobe, te sientes sobre la ce¬niza si no vacías tu bolsa.<br />
LA MADRE DE BRAND ¡Mi vida se va, la bienaventuranza! ¡Mi haber<br />
perdido en poco tiempo! ¡Me voy a casa a poner<br />
sobre mi corazón lo que todavía lleva mi nombre! Mi dinero, el hijo de<br />
mis dolores, mi bien; por él di la sangre de mi corazón. Me voy a casa<br />
a llorar. ¡ Como una madre en el lecho del hijo enfermo! ¿Por qué<br />
pusiste, mi alma en la carne? ¿Por qué el amor de la carne ha de traer<br />
la muerte? Quédate a mi lado, párroco; estate junto a mi almohada;<br />
tráeme el consuelo espiritual si he de mirar a los ojos al ho¬rror de la<br />
última hora. Y si tuviera que darlo todo..., no..., suponiendo que