Análisis cuantitativo de los suministros militares - Historia Antigua

indicios claros de las modalidades de realización de estos productos (la arqueología para este
período no ha dado pruebas de tales producciones), pero sí sabemos que entraron en el circuito de
abastecimiento militar con bastante frecuencia.
El beneficio que Roma recibió de sus provincias, como también de sus aliados, fue enorme.
En términos económicos significó que el fisco no debía destinar recursos especiales para la
obtención de las provisiones; éstas llegaban como efecto de la amicitia con los aliados y del
imperium sobre las provincias.
El ahorro en los costos de guerra era enorme. El gran gasto que debía hacer el Estado eran
los estipendios de sus soldados y no la manutención de éstos. Sabemos que los costos de los
implementos militares que utilizaban y la alimentación que demandaban corrían por cuenta
propia y no del Estado (salvo el período excepcional de la lex Sempronia Militaris 123-109 a.C.).
Respecto a la relación entre el Estado, el aprovisionamiento y el pago hecho por los soldados
todavía hay muchas interrogantes pendientes.
El principio básico del abastecimiento militar pudo estar orientado hacia la búsqueda de
alternativas que evitaran a Roma incurrir en gastos excesivos. Recordemos que el peso fiscal de
los estipendios condicionó duramente la situación económica, sobre todo en la medida que la
proletarización avanzaba, desde la Anibálica hasta la época de Mario (218-105 a.C.).
Esta situación ha sido bastante analizada por los estudiosos que aún debaten en qué medida
la acuñación monetaria de los siglos III y II a.C. estuvo condicionada por los gastos militares. En
este sentido es necesario destacar que el peso económico del ejército fue una preocupación
permanente para el fisco romano, sobre todo por el costo de los estipendios y no por la compra de
provisiones militares.
El fisco debía proveer el dinero principalmente para estipendiar a los soldados, por este
motivo es que el Estado debía buscar los medios para afrontar el abastecimiento del ejército, pero
sin depender del erario. Probablemente este pudo ser el motivo por el que el aparato ejecutivo,
que regulaba el aprovisionamiento del ejército, no recurrió con tanta frecuencia a contratar
compañías de publicanos. Todo indica que los contratos fueron hechos durante una situación de
emergencia; entonces se convocaba una subasta pública y se negociaban los términos de la
prestación.
La información recabada en las fuentes tiende a ratificar que Roma recurrió a los
publicanos cuando los canales restantes no estaban en condiciones de asumir un
aprovisionamiento. Es probable que la administración estatal haya necesitado de ellos
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