Análisis cuantitativo de los suministros militares - Historia Antigua

fuso terrore belli) no solamente porque debían entregar todo tipo de provisiones, sino porque
además muchos de sus hombres eran incorporados como parte del botín.
Desde otra perspectiva de análisis verificamos que en ocasiones la intención que había
detrás del saqueo no solamente fue propiciar el aprovisionamiento de las tropas, sino también
reducir al enemigo. Durante el asedio que Escipión dirigió contra los campamentos púnicos en
Utica 500 (203 a.C.), Tito Livio informa de una embestida muy violenta (incendio, destrucción y
muerte de muchos soldados púnicos) cuyo botín fue destinado a los soldados romanos 501 .
Este saqueo se dio en medio a una verdadera masacre que aterrorizó a los habitantes de la
vecina Cartago, quienes esperaban no correr la misma suerte de los campamentos en Utica. El
botín obtenido, en términos de aprovisionamiento, pudo estar conformado por 2.700 caballos
númidas y 6 elefantes, mientras la gran cantidad de armas cogidas fueron quemadas en honor a
Vulcano. Si confrontamos la cuantía del botín con los niveles de destrucción ocasionados en
Utica corroboramos que la finalidad fue neutralizar esta ciudad.
La violencia del saqueo se acentuaba cuando el enemigo poseía la potencia que
representaba una verdadera amenaza para Roma, pero cuando no lo era el saqueo tendía a reducir
el nivel de coacción y se limitaba a la búsqueda de provisiones.
Algunos hechos verificados por Livio permiten sostener que, en efecto, cuando un pueblo
no significaba una amenaza para el ejército romano se procedía a saquear aquello que hacía falta
a las tropas, pero sin generar la destrucción de los poblados. Así ocurrió, a inicios de la II
Macedónica, en el año 200 a.C., con el saqueo dirigido a los graneros del pueblo de los
dasaretis 502 , desde donde se tomó el grano sin generar destrucción.
El saqueo violento fue aplicado selectivamente. Uno de los casos que mejor ejemplifica
este principio lo tenemos en el saqueo efectuado a la ciudad griega de Sciato (200 a.C). Aquí
recogieron grano y todo tipo de víveres, pero sin destruir nada porque, según comenta Livio, los
griegos no merecían sufrir un saqueo (praedae nec erat quicquam nec meruerant Graeci cur
diriperentu) 503 , entendiendo que no habría sido justo un saqueo violento.
Esta selectividad rigió también durante períodos en que ni la guerra ni la tregua eran
plenamente definidos, como se constata en 195 a.C. durante el conflicto con los celtas. En este
caso los soldados romanos saquearon los campos y las guarniciones, como si lo hubiesen hecho
500
Livio 30,6,9; Apiano, Anib., VIII,4,23.
501
Livio 30,7,2.
502
Livio 31,33,6.
503
Livio 31,45,13.
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