Análisis cuantitativo de los suministros militares - Historia Antigua

atractivo pago en oro. De acuerdo a las conjeturas de Bona 364 la cifra informada por Livio tuvo
que ser dividida entre cuatro legiones que pudieron llegar, en el arco de un año, a un monto de
6.000.000 sestercios.
Si miramos con calma los casos especificados constatamos que tanto en el año 215 como
en el 209 la suministración a los ejércitos se hizo siguiendo el esquema de la licitación pública en
momentos de particular dificultad económica para el Estado. En ambos casos se solicitó vestuario
militar (seguramente togas, capas o túnicas, aun cuando no se especifica) para ejércitos
establecidos en Hispania.
Es factible que este producto se encargara a los publicanos porque ellos tenían los
contactos con los productores textiles, pero no podemos decir desde dónde provenía este
vestuario ni tampoco quiénes lo producían porque la información disponible es limitada.
Este dato sirve para ratificar que las zonas hispánicas, ricas en producción de lino, aún no
habían sido conquistadas del todo; recordemos que ellos desarrollaban esta producción desde
hacía siglos para uso textil.
En Livio tenemos un nuevo testimonio, el cuarto caso a revisar, una evidencia muy
enriquecedora que describe la situación por la que atravesaba Roma hacia el año 169 mientras
enfrenta a Perseo y que rinde cuentas de las medidas tomadas antes de llegar al contrato con los
aprovisionadores:
“En seguida fue dada lectura a la carta del cónsul Q. Marcio que explicaba cómo,
superado el paso en Macedonia, allá disponía de suministros provenientes también de otras
zonas, que se había procurado en previsión del invierno, y además, había recibido de los
epirotas veinte mil fanegas de trigo y diez mil de cebada, se acordó que por aquel grano una
delegación suya recibiría el pago en Roma” 365 .
El hecho es que los muchos recursos que pudo conseguir el cónsul Q. Marcio entre los
aliados no bastaron porque tal vez éstos no estaban en condiciones de otorgar todo lo que
necesitaba el ejército. Naturalmente el Estado romano sopesó esta necesidad y decidió pactar con
los privados para obtener lo que necesitaba a través de una licitación pública dirigida por el pretor
urbano C. Sulpicio. Dice Livio:
364 Bona, 1992, 19-20, asegura que tal oro provenía de lo reunido en la “XX manumissionum” instaurada con la lex
Manilia de 357 a.C. cuyo remanente era asignado a los magistrados que estaban en el campo de batalla; en este caso
debió ser entregado a los cónsules Q. Fabio Máximo y Q. Fulvio Flacco, a los procónsules M. Claudio Marcelo y P.
Sulpicio Galba y al pretor peregrino L. Veturio Filone.
365 Livio 44,16,1-2 “Litterae deinde recitatae Q. Marcii consulis sunt, quemadmodum saltu superato in Macedoniam
transisset: ibi et ex aliis locis commeatus se prospectos in hiemem habere et ab Epirotis uiginti milia modium tritici,
decem hordei sumpsisse, ut pro eo frumento pecunia Romae legatis eorum curaretur”.
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