Análisis cuantitativo de los suministros militares - Historia Antigua

una prueba de la corrupción que afectaba al sistema de transporte y suministración de los
ejércitos, pero sin llegar a considerarlo un caso de corrupción general.
En cambio tiende a tomar fuerza la idea que la influencia financiera de los publicanos
sobre el Senado era una cuestión notable y casi inevitable, tal como sostienen Pendón y Ferrer-
Maestro 361 .
Retomando la revisión de los casos específicos notamos que entre los siglos III y II a.C. el
sistema de licitaciones fue bastante difundido y bien asumido por las partes interesadas. Esto lo
corroboramos al analizar las fuentes que nos llevan a la convicción de que la guerra era
verdaderamente una carga económica muy pesada de sostener y que exigía al Estado la certeza de
los dineros para cubrir el costo de las provisiones adquiridas por medio de privados.
Es indudable que el tema de la compra de las provisiones consideró igualmente válidas
dos modalidades: pudo ser a través del pago inmediato o también después de que la guerra
hubiese concluido. El próximo ejemplo lo constituye un testimonio muy particular de Livio,
siempre durante la Segunda Guerra Púnica (209) y ratifica que la modalidad usada fue aquella del
pago inmediato de las provisiones:
“y se agregó como contribución extraordinaria al cónsul Fabio la suma de cien libras de
oro para que fuese llevada a la fortaleza de Tarento; utilizaron el oro que restaba para dar en
licitación, con pago inmediato, el aprovisionamiento del vestuario para el ejército que combatía
en Hispania pasando de triunfo en triunfo junto a su general” 362 .
Respecto a este caso Badian sostiene que con tal cantidad de dinero pudieron haberse
encargado no sólo vestuario, sino también alimento. Badian hace un cálculo 363 de 1.400 libras,
que en Livio figuran como 100 libras de oro.
A pesar de estas diferencias cuantitativas lo importante es no perder de vista que el
contrato estaba dirigido a la suministración de las legiones en Hispania y ofrecía además el
361 Pendón, E., 2002, 195, dice: “en aquel momento concreto la influencia de los publicanos sobre el Senado era ya
notable” y por esto es que rechaza la idea que el suministro del 215 hubiera sido el primero hecho por estas
compañías, continúa: “… dado que si así fuese no podría explicarse dicha influencia sobre la asamblea senatorial”.
Una visión semejante es la de Ferrer-Maestro, J., 2003, 91-92, quien analiza minuciosamente la situación y
determina: “los senadores decidieron no iniciar ningún tipo de procedimiento, dadas las circunstancias de guerra y
la necesidad que el erario tenía de los capitales públicos, pero sí los tribunos de la plebe... Este ejercicio público de
intolerancia corporativa y enorme desprecio institucional, confirma la extraordinaria influencia y el poder
económico del que gozaban los componentes de las SOCIETAS financieras…”.
362 Livio 27,10-13 “additumque Fabio consuli centum pondo auri praecipuum, quod in arcem Tarentinam
portaretur; cetero auro usi sunt ad vestimenta praesenti pecunia locanda exercitui, qui in Hispania bellum secunda
sua fama ducisque gerebat”.
363 Badian, 1972, 21 y agrega en la p. 121 nt. 28 que la cifra le parece “absurdamente pequeña” y difícil de
cuantificar con precisión porque el texto de Livio estima que lo asignado al aprovisionamiento del ejército fue
aquello que “sobraba” de lo recaudado por concepto de impuestos.
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