PERIQUILLO SARNIENTO EL - Taller Literario
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En fin, la pobre lavó a su marido y a mí de pilón, quedándonos los dos cobijados con una frazada vieja entre tanto se secaron los trapos. Aunque los míos se encerraban en dos, a saber: el cotón y los calzones, porque el sombrero y guaraches se quedaron en la campaña, se tardaron en secar una porción de tiempo, de modo que ya mi amigo estaba vestido, y yo no podía moverme de un lugar. La pobre mujer me dio un poco de atole y dos tortillas; lo bebí más de fuerza que de gana, y después, para divertir mi tristeza, amolé un carboncito, le hice punta, y en el reverso de una estampa que estaba tirada junto a mí, escribí las siguientes décimas: Aprended, hombres, de mí, lo que va de ayer a hoy; que ayer conde y virrey fui y hoy ni petatero soy. Ninguno viva engañado creyendo que la fortuna, si es próspera, ha de ser una sin volver su rostro airado. Vivan todos con cuidado, cada uno mire por sí, que es la suerte baladí, y se muda a cada instante: yo soy un ejemplo andante:
Aprended, hombres, de mí. Muy bien sé que son quimeras las fortunas fabulosas, pero hay épocas dichosas, y llámense como quiera. Si yo aprovechar supiera una de éstas, cierto estoy que no fuera como voy; pero desprecié la dicha, y ahora me miro en desdicha: ¡lo que va de ayer a hoy! Ayer era un caballero con un porte muy lucido; y hoy me miro reducido a unos calzones de cuero. Ayer tuve harto dinero; y hoy sin un maravedí, me lloro, ¡triste de mí! sintiendo mi presunción, que aunque de imaginación ayer conde y virrey fui.
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En fin, la pobre lavó a su marido y a mí de pilón, quedándonos los dos cobijados con una<br />
frazada vieja entre tanto se secaron los trapos.<br />
Aunque los míos se encerraban en dos, a saber: el cotón y los calzones, porque el sombrero<br />
y guaraches se quedaron en la campaña, se tardaron en secar una porción de tiempo, de<br />
modo que ya mi amigo estaba vestido, y yo no podía moverme de un lugar.<br />
La pobre mujer me dio un poco de atole y dos tortillas; lo bebí más de fuerza que de gana, y<br />
después, para divertir mi tristeza, amolé un carboncito, le hice punta, y en el reverso de una<br />
estampa que estaba tirada junto a mí, escribí las siguientes décimas:<br />
Aprended, hombres, de mí,<br />
lo que va de ayer a hoy;<br />
que ayer conde y virrey fui<br />
y hoy ni petatero soy.<br />
Ninguno viva engañado<br />
creyendo que la fortuna,<br />
si es próspera, ha de ser una<br />
sin volver su rostro airado.<br />
Vivan todos con cuidado,<br />
cada uno mire por sí,<br />
que es la suerte baladí,<br />
y se muda a cada instante:<br />
yo soy un ejemplo andante: