PERIQUILLO SARNIENTO EL - Taller Literario
PERIQUILLO SARNIENTO EL - Taller Literario PERIQUILLO SARNIENTO EL - Taller Literario
“En este trise caso serían ningunos los diques de la religión para contener al perverso; sería una quimera el pretender establecer cualquier gobierno; la justicia fuera desconocida, la razón ultrajada y la deidad desobedecida enteramente. ¿Y qué fuera de los hombres sin religión, sin gobierno, sin razón, sin justicia y sin Dios? Fácil es conocer que el mundo, en caso de existir, sería un caos de crímenes y abominaciones. Cada uno sería un tirano del otro a la vez que pudiera. Ni el padre cuidaría del hijo, ni éste tendría respeto al padre, ni el marido amara a su mujer, ni ésta fuera fiel al marido, y sobre estos malos principios, se destruiría todo cariño y gratitud recíproca en la sociedad, y entonces el más fuerte sería un verdugo del más débil, y a costa de éste contentaría sus pasiones, ya quitándole sus haberes, ya su mujer, ya sus hijos, ya su libertad y ya su vida. “Tal fuera el espantoso cuadro del despotismo universal que se vería en el mundo si faltara el rigor de la justicia, o, por mejor decir, el freno de las leyes con que la justicia contiene al indómito, asegurando de paso al hombre arreglado y de conducta. “Yo convendré, sin repugnancia, en que después de este raciocinio, un alma sensible no puede ver decapitar al reo más criminal con indiferencia. Aún diré más: los mismos jueces que sentencian al reo mojan primero la pluma en sus 1ágrimas que en la tinta cuando firman el fallo de su muerte. Estos actos fríos y sangrientos les son repugnantes como a hombres criados entre suaves costumbres; pero ellos no son árbitros de la ley, deben sujetarse a sus sanciones y no pueden dejar eludida la justicia con la indulgencia para con los reos, por más que su corazón se resienta, como de positivo sucede. Prueba de ello es que en mi tierra no asisten a estos actos fúnebres los jueces. “¿Pero acaso porque estas terribles catástrofes aflijan nuestra sensibilidad, la razón ha de negar que son justas, útiles y necesarias al común de los ciudadanos? De ninguna manera. Cierto es que una alma tierna no mira padecer en el patíbulo a un delincuente, sino a un semejante suyo, a un hombre; y entonces prescinde de pensar en la justicia con que padece y solamente considera que padece; pero esto no es saber arreglar nuestras pasiones a la razón. “A mí me ha sucedido en semejantes lances verter lágrimas de compasión en favor de un desdichado reo al verlo conducir al suplicio cuando no he reflexionado en la gravedad de sus delitos; mas cuando he detenido en éstos la consideración y me he acordado de que aquel que padece fue el que por satisfacer una fría venganza, o por robar tal vez una ratería, asesinó alevosamente a un hombre de bien, que con mil afanes sostenía a una decente y numerosa familia, que por su causa quedó entregada a las crueles garras de la indigencia, y
que quizá el inocente desgraciado pereció para siempre por falta de los socorros espirituales que previene nuestra religión (hablo de la católica, señores); entonces yo no dudo que suscribiría de buena gana a la sentencia de su muerte, seguro de que en esto haría a la sociedad tan gran bien, con la debida proporción, como el que hace el diestro cirujano cuando corta la mano corrompida del enfermo para que no perezca todo el cuerpo. “Así sucede a todo hombre sensato que conoce que estos dolorosos sacrificios los determina la justicia para la seguridad del Estado y de los ciudadanos. “Si los hombres se sujetaran a las leyes de la equidad, si todos obraran según los estímulos de la recta razón, los castigos serían desconocidos; pero por desgracia se dejan dominar de sus pasiones, se desentienden de la razón, y como están demasiado propensos por su misma fragilidad a atropellar con ésta por satisfacer aquéllas, es necesario valerse, para contener la furia de sus ímpetus desordenados, del terror que impone el miedo de perder los bienes, la reputación, la libertad o la vida. “Tenemos aquí fácilmente descubiertos el origen de las leyes penales, leyes justas, necesarias y santas. Si al hombre se le dejara obrar según sus inclinaciones, obrara con más ferocidad que los brutos. Ciertamente éstos no son capaces de apostárselas en ferocidad a un hombre cuando pierde los estribos de la razón. No hay perro que no sea agradecido a quien le da el pan; no hay caballo que no se sujete al freno; no hay gallina que repugne criar y cuidar a sus hijos por sí misma, y así de todos. “Por último, ¿qué ocasión vemos que los brutos más carniceros se amontonen para quitarse la vida unos a otros en su especie, ni en las que les son extrañas? Y el hombre ¿cuántas veces desconoce la lealtad, la gratitud, el amor filial y todas las virtudes morales y se junta con otros para destruir su especie en cuanto puede? “Un caballo obedece a una espuela, y un burro anda con la carga, por medio del palo; pero el hombre, cuando abandona la razón, es más indómito que el burro y el caballo, y de consiguiente necesario ha menester estímulos más duros para sujetarse. Tal es el temor de perder lo más apreciable, como es la vida. “La justicia, o los jueces que la distribuyen, según las buenas leyes, no privan de la libertad o de la vida al reo por venganza, sino por necesidad. No le quita a Juan la vida
- Page 507 and 508: concededme solamente lo necesario p
- Page 509 and 510: hoy con la virtud atractiva del im
- Page 511 and 512: el emplazarlo a un duelo sería el
- Page 513 and 514: usted claramente, es menester compa
- Page 515 and 516: negro, haciéndolo esclavo de servi
- Page 517 and 518: -Míster, es cierto que todos los h
- Page 519 and 520: “Yo he viajado por algunas provin
- Page 521 and 522: educirlos al punto céntrico de la
- Page 523 and 524: La di y sacaron el testamento cerra
- Page 525 and 526: Pero dejando estas reflexiones para
- Page 527 and 528: Así, ni más ni menos, era mi modo
- Page 529 and 530: Entonces me sobrecogí del más ín
- Page 531 and 532: Venían con él cuatro criados que
- Page 533 and 534: Sorprendido me quedé con tales avi
- Page 535 and 536: la política de tu rey ni de los de
- Page 537 and 538: -Pues me parece -dijo el tután- qu
- Page 539 and 540: -¿Conque en tu tierra se llaman ab
- Page 541 and 542: -¿Y qué es conde? -Conde -dije yo
- Page 543 and 544: Había varios personajes, y entre e
- Page 545 and 546: A la noche fue un criado que me lle
- Page 547 and 548: No por esto apruebo que sea bueno e
- Page 549 and 550: manifestando al mismo tiempo un ras
- Page 551 and 552: oscurecen su conocimiento a los jue
- Page 553 and 554: EN EL QUE REFIERE PERIQUILLO CÓMO
- Page 555 and 556: asta para que conozcas cuán fácil
- Page 557: “Cierto, señores, que es cosa du
- Page 561 and 562: “El señor Lardizábal, hablando
- Page 563 and 564: “Aquí sucede todo lo contrario.
- Page 565 and 566: ánimo, Perico, que un garbanzo má
- Page 567 and 568: En el camino iba yo pensando cómo
- Page 569 and 570: Se llegó la hora de comer, y despu
- Page 571 and 572: para mí, porque eres pobre y no ha
- Page 573 and 574: No hay duda, el que ha de ser rico
- Page 575 and 576: Diciendo esto, subí la escalera, d
- Page 577 and 578: -De mucho -le respondí-; sirven de
- Page 579 and 580: Así debe ser, y yo estoy en el cas
- Page 581 and 582: conversaciones en las tertulias; er
- Page 583 and 584: Quería el pobre sacerdote informar
- Page 585 and 586: frecuencia en coche y a pie, llevá
- Page 587 and 588: No me gustaba mucho el oficio de al
- Page 589 and 590: Ya con la porción del licor que os
- Page 591 and 592: Luego que él me vio, hizo alto; me
- Page 593 and 594: -Todo cuanto usted ha charlado -dij
- Page 595 and 596: Como a la una de la mañana se acos
- Page 597 and 598: Aprended, hombres, de mí. Muy bien
- Page 599 and 600: Advirtiendo esta ridiculez y querie
- Page 601 and 602: Empapado en mil funestos pensamient
- Page 603 and 604: Acabada la comida nos dio por su ma
- Page 605 and 606: -Hermano -le dije-, no sólo es con
- Page 607 and 608: -Esto es -decía uno de ellos todo
que quizá el inocente desgraciado pereció para siempre por falta de los socorros espirituales<br />
que previene nuestra religión (hablo de la católica, señores); entonces yo no dudo que<br />
suscribiría de buena gana a la sentencia de su muerte, seguro de que en esto haría a la<br />
sociedad tan gran bien, con la debida proporción, como el que hace el diestro cirujano<br />
cuando corta la mano corrompida del enfermo para que no perezca todo el cuerpo.<br />
“Así sucede a todo hombre sensato que conoce que estos dolorosos sacrificios los<br />
determina la justicia para la seguridad del Estado y de los ciudadanos.<br />
“Si los hombres se sujetaran a las leyes de la equidad, si todos obraran según los estímulos<br />
de la recta razón, los castigos serían desconocidos; pero por desgracia se dejan dominar de<br />
sus pasiones, se desentienden de la razón, y como están demasiado propensos por su misma<br />
fragilidad a atropellar con ésta por satisfacer aquéllas, es necesario valerse, para contener la<br />
furia de sus ímpetus desordenados, del terror que impone el miedo de perder los bienes, la<br />
reputación, la libertad o la vida.<br />
“Tenemos aquí fácilmente descubiertos el origen de las leyes penales, leyes justas,<br />
necesarias y santas. Si al hombre se le dejara obrar según sus inclinaciones, obrara con más<br />
ferocidad que los brutos. Ciertamente éstos no son capaces de apostárselas en ferocidad a<br />
un hombre cuando pierde los estribos de la razón. No hay perro que no sea agradecido a<br />
quien le da el pan; no hay caballo que no se sujete al freno; no hay gallina que repugne criar<br />
y cuidar a sus hijos por sí misma, y así de todos.<br />
“Por último, ¿qué ocasión vemos que los brutos más carniceros se amontonen para quitarse<br />
la vida unos a otros en su especie, ni en las que les son extrañas? Y el hombre ¿cuántas<br />
veces desconoce la lealtad, la gratitud, el amor filial y todas las virtudes morales y se junta<br />
con otros para destruir su especie en cuanto puede?<br />
“Un caballo obedece a una espuela, y un burro anda con la carga, por medio del palo; pero<br />
el hombre, cuando abandona la razón, es más indómito que el burro y el caballo, y de<br />
consiguiente necesario ha menester estímulos más duros para sujetarse. Tal es el temor de<br />
perder lo más apreciable, como es la vida.<br />
“La justicia, o los jueces que la distribuyen, según las buenas leyes, no privan de la libertad<br />
o de la vida al reo por venganza, sino por necesidad. No le quita a Juan la vida