09.05.2013
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El desdichado, luego que se vio sorprendido con la voz de date, se levantó y dijo: -Señores, yo estoy dado a la justicia, ¿pero qué he hecho o por qué causa me he de dar? -Por ladrón -dijo el corchete. -¿Por ladrón? -replicaba el pobrete-, seguramente ustedes se han equivocado. -No nos hemos equivocado -decía el encargado del baratillero-; hay testigos de tu robo, y tu mismo pelaje demuestra quién eres y los de tu librea. Amárrenlo. -Señores -decía el pobre-, vean ustedes que hay un diablo que se parezca a otro; quizá no seré yo el que buscan; que haya testigos que depongan contra mí, no es prueba bastante para esta tropelía, cuando sabemos que hay mil infames que por dos reales se hacen testigos para calumniar a un hombre de bien; y por fin, el que sea un pobre y esté mal vestido no prueba que sea un pícaro; el hábito no hace al monje. Conque, señores, hacerme este daño sólo por mi indecente traje o por la deposición de uno o dos pícaros comprados a vil precio, sin más averiguación ni más informe, me parece que es un atropellamiento que no cabe en los prescritos términos de la justicia. Yo soy un hombre a quien ustedes no conocen y sólo juzgan por la apariencia del traje; pero quizá bajo de una mala capa habrá un buen bebedor; esto es, quizá bajo de este ruin exterior, habrá un hombre noble, un infeliz y un honrado a toda prueba. -Todo está muy bien -decía el encargado de corchete-; pero usted le dio a este mozo (señalándome a mí) una capa de golilla para que la vendiera, con la que juntamente se robaron una mula con su gualdrapa, una golilla, una peluca y otras maritatas; y este mismo mozo ha descubierto a usted, quien ha de dar razón de todo lo que se ha perdido. -¡Qué capa, ni qué mula, ni qué peluca, golilla ni gualdrapa, ni qué nada sé yo de cuanto usted ha dicho!
-Sí, señor -decía el alguacil-, usted le dio al señor a vender la capa de golilla, el señor conoce a usted, y quien le dio la capa ha de saber de todo. -Am igo -me decía el pobre muy apurado-, ¿usted me conoce? ¿Yo le he dado a vender alguna capa, ni me ha visto en su vida? -Sí, señor -replicaba yo entre el temor y la osadía-, usted me dio a vender esa capa, y usted fue criado de mi padre. -¡Hombre del diablo! -decía el pobre-: ¿Qué capa le he vendido a usted, ni qué conocimiento tengo de usted ni de su padre? -Sí, señor -decía yo-, el señor lo quiere negar; pero el señor me dio a vender la capa. -Pues no es menester más -dijo el corchete-; amarren al señor, ahí veremos. Con esto amarraron al miserable los soldados, se lo llevaron a la cárcel y a mí me despacharon en libertad. Tal suele ser la tropelía de los que se meten a auxiliar a la justicia sin saber lo que es justicia. Yo me fui en cuerpo gentil; pero muy contento al ver la facilidad con que había burlado al baratillero, aunque por otra parte sentía el verme despojado de la capa y de su valor. En estas y semejantes boberías maliciosas iba yo entretenido, cuando oí que a mis espaldas gritaban: -¡Atajen, atajen!
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Fernández de Lizardi, José Joaqu
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Me confirmé más en esta idea cuan
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hasta que cansado de andar por todo
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Pero no me toca acordaros nada de e
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Así pues, no hay que pensar que cu
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Periquillo, sin embargo de la econo
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de cerrar mis ojos, queridos hijos
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Luego que nací, después de las la
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¡Ah! Si estas pobres criaturas de
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demás intemperies, hacerlos levant
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Hizo sus mohínas mi padre, sus puc
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Y si esto era por lo tocante a leer
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Ya ustedes verán ¿qué aprenderí
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No digo a los viejos, pero ni a los
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podíamos encontrar maestro más su
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Entramos por fin a la nueva escuela
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-Sí, señor -le dije todo enternec
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Nada indigno del oído o de la vist
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que veas a lo que está expuesto el
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Mi madre, sin embargo de lo dicho,
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los recintos de las universidades o
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avasallar tanto del amor de Omfale
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gramática, y quedé sobre las espu
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Por estos principios conoceréis qu
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insuficiencia. Con todo eso, yo est
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Llegamos a mi casa, la que estaba l
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Siempre he sido perverso, ya os lo
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amigo; y cumpliendo con estos deber
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-Eso es -respondió la madama. -Sí
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Calló el padre gordo diciendo esto
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esférica, y éstos, elípticamente
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Con esta resolución me levanté de
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estrepitosas, las risueñas fuentes
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-Padre -le dije yo-, ¿y así expon
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Como en aquella época no se tratab
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muy dañinos a las sementeras, a lo
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-Pues me ha de entender usted -repl
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-Es verdad -decía don Martín; per
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EN EL QUE ESCRIBE PERIQUILLO ALGUNA
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embarazó la carrera haciendo que t
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dijo un antiguo: Felix quem faciunt
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Repetí las gracias a mi grande ami
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CAPÍTULO IX LLEGA PERIQUILLO A SU
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“Que es como decirte: aunque teng
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“Pues es cierto que si las fuerza
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tonsurado y vestía los hábitos cl
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porque no quiero que estés perdien
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definiciones y cuatro casos los má
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conocer que me decía el credo, por
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anuencia de algunos romanos, hizo q
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Un año gasté en aprender todas es
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mi padre una palabra, y así que se
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encajado luego luego la gala de rec
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-No sabía yo que traías asunto, p
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No parece sino que me ayudaba en to
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disculpan los vicios más groseros
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No hay que dudar ni que admirarse d
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-Tú harás y dirás todo eso por n
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En aquellos ocho días se prepararo
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haciéndome ver que me quería. Con
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Así hablaba yo conmigo mismo, y as
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El uno de ellos, que era el más mu
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-Sí, Perico, no harás otra cosa m
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La Naturaleza apretó mi corazón,
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“No uses copetes en el cerquillo
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En conversaciones tan edificantes c
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mismo y la pluma se me cae de la ma
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-¡Ay!, no lo permita Dios -decía
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mismo observaron los griegos, con e
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un acceso epiléptico, que parece l
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quiera sepultarse con la pompa de u
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Esta costumbre de dar pésames se c
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Llegamos a los lutos, en los que, c
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CAPÍTULO XIV CRITICA PERIQUILLO LO
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1a. Que las mujeres concurrentes se
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A solas estas cuatro reglillas quis
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especialmente las mujeres, las que
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Constantemente disipado, vago y mal
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México.[16] A saber: a enseñarles
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¡Tontos! ¿Quién lo ha de creer,
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de la muerte, él corre donde estab
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Digo en todos tiempos, porque hay u
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¿qué destino había de hallar que
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Así hablara yo a los ricos soberbi
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Pero aunque sea soberbia, villanía
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Y, por último, el señor Bonifacio
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que la viejecita, llorando, le resp
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Un nichito de madera ordinaria con
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Un pedazo de metate. Un molcajete s
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apoderó de mi casa y ya no hubo qu
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pues más ven cuatro ojos que dos.
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-Dímelos por tu vida -le dije-, qu
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Y diciendo esto me manifestó unos
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Sentámonos a la mesa, y Januario p
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Algo me mosqueé yo con una confesi
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Habló Januario en voz baja con el
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-Se conoce que hasta hoy fuiste tun
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-Eso no; a mi amigo Periquillo no,
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-Tírenle a este burlotito. Los tah
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-Ten paciencia, que después habrá
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-Hombre, si van los payos, donde no
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En fin, yo aprendí y observé cuan
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Pero, sin ahondar mucho, se viene a
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un mirón que nos conocía bien a m
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En estas cosas serían ya las once
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A otro día me despertaron los enfe
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Toda esta larga relación me hizo J
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Abundaban en aquel infierno abrevia
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Cuando me vieron tan jovial y que,
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misma noche, entre diez y once, vay
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“Tampoco prueba nada lo que dice
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Fuése mi amigo, y yo pasé tristí
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Concluida esta diligencia y vuelta
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Con esto me bajaron la escalera, y
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Entre los que escucharon el examen
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-Ya se ve que no -dije. Y en seguid
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Hecha esta diligencia, fui a los me
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Le gustó mucho mi letra, y me exam
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La que llaman fortuna parece que se
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compañías del regimiento de Tres
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de los conocidos del truquito, y de
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-Ésa es una injusticia declarada -
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favorecían, se llevaba las atencio
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-Pues bien añadió-, mañana espé
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Hay en el mundo muchos protectores
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emota de su desasosiego, o tal vez.
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Corrido este paso, volvimos al mes
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Condescendimos con la reverenda, y
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Me llamaron a acompañarlos, pero c
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¡Válgame Dios! ¡Y qué acongojad
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Era don Antonio muy prudente, y com
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-Pues no tenga su merced cuidado. V
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-¿Lo mato, señora? ¿Lo mato? ¿Q
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-¡Qué Marqués ni qué talega! É
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A pesar de la molestia y cansancio
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-So bribón, trapacero, villano y m
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… Nadie crea que es suyo el retra
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Si el sabio no aprueba, malo: si el
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sus escritos a ninguna persona dete
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-Yo jamás hablo contra lo que me d
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-No sé lo que son citas -le respon
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tiene dentro, para que se sirva de
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y si no comía eso, no habiendo otr
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-Muy bien -dije yo-; he quedado bie
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-No había de haber sido tanta -le
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En nada menos pensaba yo que en est
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Con ésta y semejantes persuasiones
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cintillo, que era alhaja digna de u
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-No te pregunto cuántos años tien
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Desnudo y muerto de hambre sufrí a
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iba de ronda con los topiles; oyó
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crimen alegando sus excepciones y s
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Luego que se me advirtió, me subie
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Era tal el atrevimiento de este hom
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Turbóse el escribano al ver esto,
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-Señor -respondí-, es de la venta
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-Este muchacho poco ha de responder
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“Sí, señor: el oficio de escrib
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Ni visto ni oído fue el licenciado
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Esa noche cenamos y me fui a acosta
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estaba de mi parte por desapartarla
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Es increíble el terreno que avanza
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-¡Mire qué picardía! -decía el
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Que fue como decirme en castellano:
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-Diga lo que dijere -le respondí-,
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-Sí, señor -me respondió Andrés
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-Pues si sólo por eso lo hace -dij
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Alentado mi estómago, sólo restab
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Contentísimo con mi sombrero y de
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Yo leí Oleum vitellorum ovorum, y
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Desde entonces, o tres meses antes,
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como si no se pudiera dar por medio
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parte al protomedicato, manifestand
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No me hizo fuerza su estilo, porque
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-Y como que sí -dijo el señor Pur
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El pobre muchacho se me ofreció y
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No dejaron de ponerme en cuidado la
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Luego que se concluyó esta diligen
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poco me echo a reír a dos carrillo
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Yo, afectando mucha serenidad de es
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-Déjese usted de latines, y vea si
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muy placentero con sus cuatro duros
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-Sí, señor subdelegado; ¿no ve u
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-Am en dico vobis -contesté, e inm
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Crecía mi fama de día en día con
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Con esto se despidió del barbero p
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te lo venimos a dar los días, con
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Yo quería quedar bien y dar mi vot
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Vime atacado con esta pregunta, pue
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se quitó las antiparras; Virgen de
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procederse con toda legalidad, como
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oticarios y los químicos; los simp
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-Poco a poco, señor doctor, o señ
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predicar en un púlpito, a resolver
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Azorado con tantas noticias del cur
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Finalmente, yo vendí allí la sill
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La desdobló, registró y halló el
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Dicen que los indios, luego que se
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Pero lo que más me confundía era
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pierda tan temprano por un camino t
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accidente está en libertad; el Car
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“Cuando mi padre supo su fallecim
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A pocos momentos de esta conversaci
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Me metí en él oliendo y atisbando
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a gran prisa, de manera que si lo q
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Me hizo lugar y yo admití el favor
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-Y como que sí -decía el coime-;
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Roque me dijo que él me serviría
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Page 419 and 420:
que juzgará que tiene minas o haci
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Page 421 and 422:
Luego que el almonedero me la prese
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Page 423 and 424:
frecuente era ganar, y partidas con
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CAPÍTULO X EN EL QUE SE REFIERE C
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Page 427 and 428:
-Todo está muy bien -le contesté-
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Page 429 and 430:
mejor que pueda, y cuando logre sus
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Page 431 and 432:
“No quiero aquí saber ni quién
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Page 433 and 434:
Se pasaron como quince días de gus
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Page 435 and 436:
con la misma prisa que si fuera de
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almonedero fue con las llaves a sac
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miseria empuja, digámoslo así, ha
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A éstas añadía otras expresiones
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-¡Oh, señor don Pedro! ¡Cómo se
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La falsedad de los amigos es muy an
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Page 447 and 448:
-Sí, señor, me he casado y con un
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Pusiéronme en la enfermería, y co
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No me fue difícil agradarle, porqu
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Page 453 and 454:
Levantada la tapa, sacamos fuera el
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Con este pensamiento se dirigió a
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-Pues bien -dijo el deshilachado-,
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Llegó a lo último la dicha Anita,
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por el santo del día que es hoy, c
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Al día siguiente se levantó Anita
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Page 465 and 466:
La mendicidad habitual aleja la ver
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Yo le conté todo lo que me había
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A pesar de estar abolida la costumb
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Page 471 and 472:
Éstos nos pechaban grandemente, y
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Page 473 and 474:
-Señor cura, desde antenoche muri
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Page 475 and 476:
El cura Franco, como si lo estuvier
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Page 477 and 478:
¡Quiera Dios que todos los pueblos
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Page 479 and 480:
cierta la acusación, se depusiera
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Page 481 and 482:
Entonces (yo hubiera pensado de igu
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Page 483 and 484:
Cuando a los hombres no los contien
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Page 485 and 486:
“Aunque hay todo esto, la ilustra
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Page 487 and 488:
-Quedo enteramente satisfecho -dijo
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Page 489 and 490:
despropósitos con voz balbuciente;
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Page 491 and 492:
librería, que la tenía pequeña p
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Page 493 and 494:
Sin embargo, como mi virtud no era
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CONSEJOS QUE POR ESTE MOTIVO LE DIO
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Page 497 and 498:
muchos amigos cuya amistad será ut
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Page 499 and 500:
Una noche que estaba enfermo el pri
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Page 501 and 502:
la escena senado sobre ellos), cuan
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Page 503 and 504:
ecogerlas de su superficie con que
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población y comercio, no a otra ca
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Page 507 and 508:
concededme solamente lo necesario p
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Page 509 and 510:
hoy con la virtud atractiva del im
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Page 511 and 512:
el emplazarlo a un duelo sería el
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usted claramente, es menester compa
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Page 515 and 516:
negro, haciéndolo esclavo de servi
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Page 517 and 518:
-Míster, es cierto que todos los h
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Page 519 and 520:
“Yo he viajado por algunas provin
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Page 521 and 522:
educirlos al punto céntrico de la
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Page 523 and 524:
La di y sacaron el testamento cerra
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Page 525 and 526:
Pero dejando estas reflexiones para
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Page 527 and 528:
Así, ni más ni menos, era mi modo
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Page 529 and 530:
Entonces me sobrecogí del más ín
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Page 531 and 532:
Venían con él cuatro criados que
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Page 533 and 534:
Sorprendido me quedé con tales avi
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Page 535 and 536:
la política de tu rey ni de los de
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Page 537 and 538:
-Pues me parece -dijo el tután- qu
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-¿Conque en tu tierra se llaman ab
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-¿Y qué es conde? -Conde -dije yo
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Había varios personajes, y entre e
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A la noche fue un criado que me lle
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Page 547 and 548:
No por esto apruebo que sea bueno e
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manifestando al mismo tiempo un ras
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Page 551 and 552:
oscurecen su conocimiento a los jue
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EN EL QUE REFIERE PERIQUILLO CÓMO
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asta para que conozcas cuán fácil
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“Cierto, señores, que es cosa du
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que quizá el inocente desgraciado
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“El señor Lardizábal, hablando
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“Aquí sucede todo lo contrario.
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ánimo, Perico, que un garbanzo má
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En el camino iba yo pensando cómo
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Se llegó la hora de comer, y despu
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para mí, porque eres pobre y no ha
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No hay duda, el que ha de ser rico
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Diciendo esto, subí la escalera, d
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-De mucho -le respondí-; sirven de
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Así debe ser, y yo estoy en el cas
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conversaciones en las tertulias; er
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Quería el pobre sacerdote informar
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frecuencia en coche y a pie, llevá
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No me gustaba mucho el oficio de al
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Ya con la porción del licor que os
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Luego que él me vio, hizo alto; me
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-Todo cuanto usted ha charlado -dij
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Como a la una de la mañana se acos
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Aprended, hombres, de mí. Muy bien
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Advirtiendo esta ridiculez y querie
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Empapado en mil funestos pensamient
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Acabada la comida nos dio por su ma
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-Hermano -le dije-, no sólo es con
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-Esto es -decía uno de ellos todo
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aquella vida que no podía ser muy
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Quedéme aturdido con el encargo; p
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En estos cálculos pasé la noche,
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-¿Que estás temblando, sinvergüe
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Cansado, lleno de miedo y con el ca
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de mis orejas, y balas que ciertame
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-¡Qué picardía! -decía el tenie
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las ilusiones. Tu cadáver yerto pr
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cierto en que hay premios y castigo
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Entré con él y me llevó a un cua
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-¡Qué enojo ni qué calabaza! -de
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Entre la conversación, le dije: -H
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Le di los debidos agradecimientos,
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Desengañado con esta dolorosa y re
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En el brasero no había lumbre ni p
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“Al paso que crecían los gastos
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-Sin embargo -decía la pobre toda
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-No, no he tenido el gusto de saber
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Es verdad que hay mendigos falsos y
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El golpe que el caballo llevó fue
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-¿De nosotros? -preguntaba muy adm
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Semejante espectáculo concilió mu
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A este tiempo entró mi cajero muy
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“Cuando me vi sin el amparo y som
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-¿Y qué hizo usted, don Tadeo -le
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por lo que, después de darle los p
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Casualmente encontré un día al pa
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Cosa de cuatro años viví muy cont
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con esta pobre señora, a quien he
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desengañado del mundo, he variado
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con muchachos; pero es ardua empres
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Luego que pasaron las primeras salu
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Esta alegre comitiva nos condujo al
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CAPÍTULO XV EN EL QUE PERIQUILLO R
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-Pues tan lejos estaría yo de inco
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Corté el hilo de mi historia; pero
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Sólo en este caso se debe empuñar
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distribuya lo sobrante en favor de
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vivas; no tomes por modelo de tu co
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como lo he observado en otros morib
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que proteges benigno los seres que
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Por fin se trató de darle sepultur
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No todos tienen tal suerte; antes d
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A este cadáver, que una losa fría
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está usted autorizado para hacer l
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Cumplí este encargo con la exactit
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Como ninguno cree que tales libros
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[10] Todavía hay pueblos donde los
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[30] No son defectos. El mundo mira
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impares; pero la gracia está en sa
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para graduar el carácter de los ho
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cuántos modos puede hacerse esta v
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[98] Ley I, tít. 2, lib. 2 de la R