09.05.2013 Views

PERIQUILLO SARNIENTO EL - Taller Literario

PERIQUILLO SARNIENTO EL - Taller Literario

PERIQUILLO SARNIENTO EL - Taller Literario

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Luego que se me advirtió, me subieron a la enfermería y me asistió la caridad prontamente.<br />

Cuando me hallaron con la cabeza despejada, el médico, que por fortuna era hábil, había<br />

advertido mi delirio y se había informado de mi causa, hizo que me desengañara el mismo<br />

escribano, junto con el alcaide, de que no había tal sentencia, ni tenía que temer los<br />

prometidos azotes.<br />

Entonces, como si me sacaran de un sepulcro, volví en mí perfectamente, me serené y se<br />

comenzó a restablecer mi salud de día en día.<br />

Cuando estuve ya convaleciente bajó el escribano a informarse de mí, de parte de los<br />

señores de la sala, para que le dijera quién me había metido semejante ficción en la cabeza;<br />

porque fueron sabedores de toda mi tragedia, así porque yo se lo dije en el escrito, como<br />

porque leyeron la carta del tío que os he dicho, y formaron el concepto de que yo sin duda<br />

era bien nacido, y por mismo se debieron de incomodar con la pesadez de la burla y<br />

deseaban castigar al autor.<br />

Con esto el escribano y el alcaide se esforzaban cuanto podían para que lo descubriera; pero<br />

yo, considerando su designio, las resultas que de mi denuncia podían sobrevenir al<br />

Aguilucho, y que no me resultaba ningún bien con perjudicar a este infeliz necio, que<br />

bastantemente agravado estaba con sus crímenes, no quise descubrirlo, y sólo decía que<br />

como eran tantos, no me acordaba a punto fijo de quién era. No me sacaron otra cosa los<br />

comisionados de los ministros por más que hicieron, y así, formando de mí el concepto de<br />

que era un mentecato, se marcharon.<br />

Quedéme en la enfermería más contento que en el calabozo, ya porque estaba mejor<br />

asistido, y ya, en fin, porque entre los que allí estaban, había algunos de regulares<br />

principios, y cuya conversación me divertía más que la de los pillos del patio.<br />

Cuando el escribano vio mi letra en el escrito, se prendó de ella, y fue cabalmente a tiempo<br />

que se le despidió el amanuense, y valiéndose de la amistad del alcaide, me propuso que si<br />

quería escribirle a la mano, que me daría cuatro reales diarios. Yo admití en el instante;

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!