09.05.2013
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una u otra visita, y eso de viejas, como dice ella; porque calzonudos, según dice, no pisarán su estrado por cuanto el mundo tiene. A las oraciones de la noche ya está cerrada la casa y la llave bajo la almohada. Sus mayores paseos son a la iglesia y a los hospitales el domingo a consolar a las enfermas. En una palabra, su vida es de lo más arreglada, y su casa puede servir de modelo al más estrecho monasterio. Pero no piense usted, señorita, por esto, que es una vieja tétrica y ridícula. Nada de eso, es de lo más apacible y cariñosa, y tiene una conversación tan suave y tan divertida, que con sola ella entretiene a cuantas la visitan. En fin, si usted es capaz de sujetarse a una vida tan recóndita por dos a tres meses que podrá dilatarse su esposo de usted cuando más, me parece que no hay cosa más a propósito. Mi esposa, a quien en realidad yo había sacado de sus casillas, como dicen, porque ella estaba criada en igual recogimiento que el que acababa de pintar el Marqués, no dudó un instante responder que ella iba a los bailes y a los paseos porque yo la llevaba, pero que siempre que quisiera dejarla en esa casa, se quedaría muy contenta y no extrañaría otra cosa más que mi ausencia. Yo me alegré mucho de su docilidad, y acepté el nuevo favor del Marqués, dándole las gracias y quedando contentísimo de ver resucitadas mis esperanzas y tan asegurada mi mujer. El Marqués manifestó igual contento, según decía, por haberme servido, y se despidió quedando en volver al otro día, así para darme a conocer en el almacén donde me habían de surtir y entregar la memoria, como para llevarnos a la casa de la buena señora su tía. El resto de aquel día lo pasamos yo y mi esposa muy alegres, haciendo mil cuentas ventajosas, paseándonos en el jardín de los bobos. Al siguiente, ya el Marqués estaba en el mesón muy temprano. Me hizo entrar en su coche y me llevó al almacén, donde dijo se me surtiera la memoria de que había hablado el día anterior, y se me entregase según los ajustes que yo hiciera y como quisiera, y que él no era más que un comisionado para responder por mí y darme aquel conocimiento. El comerciante, al oír esto, creyendo que era verdad lo que decía el Marqués, me hizo mil zalemas, y se despidió de mí con más cariño y cortesía que la que usó cuando entré en su casa. Ya se ve, no era por mí, sino por los pesos que pensaba desembolsarme.
Corrido este paso, volvimos al mesón, y el Marqués hizo vestir a mi esposa y nos fuimos a Chapultepec,[57] donde tenía dispuesto un famoso almuerzo y comida. Pasamos allí una mañana de campo bien alegre en aquel bosque, que es hermoso por su misma naturaleza. A la tarde, como a las cuatro, nos volvimos a la ciudad, y fuimos a parar a la casa de la señora tía. Apeámonos; entró el Marqués, tocó la campanilla del zaguán, bajó una criada vieja preguntando quién era. Respondió el Marqués que él. -Pues voy a avisar a la señora -dijo la criada-, que aquí no se le abre a ningún señor, si mi ama no lo ve por el escotillón de la sala. Espérese usted. En efecto, nos estuvimos esperando o desesperando como un cuarto de hora, hasta que oímos sonar una ventanita en el techo del mismo zaguán. Alzamos la vista y vimos entre tocas a la venerable vieja con sus anteojos, mirándonos muy despacio y volviendo a preguntar que quién era. El Marqués, como enfadado, le dijo: -Yo, tía, yo, Miguel. ¿Abren o no? A lo que la vieja respondió: -¡Ah, sí, Miguelito! Ya te conozco, mi alma, ya te van a abrir; pero, ese otro señor, ¿viene contigo, hijo? -¡Oh, porra! -dijo el Marqués-. ¿Pues con quién ha de venir?
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Fernández de Lizardi, José Joaqu
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Me confirmé más en esta idea cuan
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hasta que cansado de andar por todo
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Pero no me toca acordaros nada de e
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Así pues, no hay que pensar que cu
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Periquillo, sin embargo de la econo
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de cerrar mis ojos, queridos hijos
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Luego que nací, después de las la
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¡Ah! Si estas pobres criaturas de
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demás intemperies, hacerlos levant
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Hizo sus mohínas mi padre, sus puc
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Y si esto era por lo tocante a leer
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Ya ustedes verán ¿qué aprenderí
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No digo a los viejos, pero ni a los
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podíamos encontrar maestro más su
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Entramos por fin a la nueva escuela
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-Sí, señor -le dije todo enternec
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Nada indigno del oído o de la vist
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que veas a lo que está expuesto el
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Mi madre, sin embargo de lo dicho,
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los recintos de las universidades o
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avasallar tanto del amor de Omfale
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gramática, y quedé sobre las espu
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Por estos principios conoceréis qu
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insuficiencia. Con todo eso, yo est
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Llegamos a mi casa, la que estaba l
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Siempre he sido perverso, ya os lo
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amigo; y cumpliendo con estos deber
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-Eso es -respondió la madama. -Sí
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Calló el padre gordo diciendo esto
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esférica, y éstos, elípticamente
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Con esta resolución me levanté de
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estrepitosas, las risueñas fuentes
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-Padre -le dije yo-, ¿y así expon
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Como en aquella época no se tratab
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muy dañinos a las sementeras, a lo
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-Pues me ha de entender usted -repl
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-Es verdad -decía don Martín; per
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EN EL QUE ESCRIBE PERIQUILLO ALGUNA
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embarazó la carrera haciendo que t
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dijo un antiguo: Felix quem faciunt
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Repetí las gracias a mi grande ami
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CAPÍTULO IX LLEGA PERIQUILLO A SU
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“Que es como decirte: aunque teng
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“Pues es cierto que si las fuerza
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tonsurado y vestía los hábitos cl
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porque no quiero que estés perdien
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definiciones y cuatro casos los má
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conocer que me decía el credo, por
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anuencia de algunos romanos, hizo q
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Un año gasté en aprender todas es
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mi padre una palabra, y así que se
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encajado luego luego la gala de rec
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-No sabía yo que traías asunto, p
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No parece sino que me ayudaba en to
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disculpan los vicios más groseros
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No hay que dudar ni que admirarse d
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-Tú harás y dirás todo eso por n
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En aquellos ocho días se prepararo
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haciéndome ver que me quería. Con
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Así hablaba yo conmigo mismo, y as
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El uno de ellos, que era el más mu
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-Sí, Perico, no harás otra cosa m
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La Naturaleza apretó mi corazón,
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“No uses copetes en el cerquillo
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En conversaciones tan edificantes c
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mismo y la pluma se me cae de la ma
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-¡Ay!, no lo permita Dios -decía
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mismo observaron los griegos, con e
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un acceso epiléptico, que parece l
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quiera sepultarse con la pompa de u
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Esta costumbre de dar pésames se c
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Llegamos a los lutos, en los que, c
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CAPÍTULO XIV CRITICA PERIQUILLO LO
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1a. Que las mujeres concurrentes se
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A solas estas cuatro reglillas quis
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especialmente las mujeres, las que
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Constantemente disipado, vago y mal
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México.[16] A saber: a enseñarles
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¡Tontos! ¿Quién lo ha de creer,
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de la muerte, él corre donde estab
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Digo en todos tiempos, porque hay u
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¿qué destino había de hallar que
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Así hablara yo a los ricos soberbi
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Pero aunque sea soberbia, villanía
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Y, por último, el señor Bonifacio
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que la viejecita, llorando, le resp
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Un nichito de madera ordinaria con
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Un pedazo de metate. Un molcajete s
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apoderó de mi casa y ya no hubo qu
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pues más ven cuatro ojos que dos.
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-Dímelos por tu vida -le dije-, qu
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Y diciendo esto me manifestó unos
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Sentámonos a la mesa, y Januario p
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Algo me mosqueé yo con una confesi
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Habló Januario en voz baja con el
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-Se conoce que hasta hoy fuiste tun
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-Eso no; a mi amigo Periquillo no,
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-Tírenle a este burlotito. Los tah
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-Ten paciencia, que después habrá
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-Hombre, si van los payos, donde no
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En fin, yo aprendí y observé cuan
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Pero, sin ahondar mucho, se viene a
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un mirón que nos conocía bien a m
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En estas cosas serían ya las once
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A otro día me despertaron los enfe
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Toda esta larga relación me hizo J
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Abundaban en aquel infierno abrevia
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Cuando me vieron tan jovial y que,
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misma noche, entre diez y once, vay
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“Tampoco prueba nada lo que dice
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Fuése mi amigo, y yo pasé tristí
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Concluida esta diligencia y vuelta
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Con esto me bajaron la escalera, y
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Entre los que escucharon el examen
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-Ya se ve que no -dije. Y en seguid
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Hecha esta diligencia, fui a los me
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Le gustó mucho mi letra, y me exam
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La que llaman fortuna parece que se
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compañías del regimiento de Tres
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de los conocidos del truquito, y de
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-Ésa es una injusticia declarada -
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favorecían, se llevaba las atencio
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-Pues bien añadió-, mañana espé
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Hay en el mundo muchos protectores
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emota de su desasosiego, o tal vez.
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Condescendimos con la reverenda, y
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Me llamaron a acompañarlos, pero c
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¡Válgame Dios! ¡Y qué acongojad
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Era don Antonio muy prudente, y com
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-Pues no tenga su merced cuidado. V
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-¿Lo mato, señora? ¿Lo mato? ¿Q
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-¡Qué Marqués ni qué talega! É
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A pesar de la molestia y cansancio
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-So bribón, trapacero, villano y m
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… Nadie crea que es suyo el retra
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Si el sabio no aprueba, malo: si el
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sus escritos a ninguna persona dete
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-Yo jamás hablo contra lo que me d
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-No sé lo que son citas -le respon
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tiene dentro, para que se sirva de
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y si no comía eso, no habiendo otr
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-Muy bien -dije yo-; he quedado bie
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-No había de haber sido tanta -le
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En nada menos pensaba yo que en est
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Con ésta y semejantes persuasiones
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cintillo, que era alhaja digna de u
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-No te pregunto cuántos años tien
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Desnudo y muerto de hambre sufrí a
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iba de ronda con los topiles; oyó
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crimen alegando sus excepciones y s
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Luego que se me advirtió, me subie
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Era tal el atrevimiento de este hom
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Turbóse el escribano al ver esto,
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-Señor -respondí-, es de la venta
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-Este muchacho poco ha de responder
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“Sí, señor: el oficio de escrib
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Ni visto ni oído fue el licenciado
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Esa noche cenamos y me fui a acosta
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estaba de mi parte por desapartarla
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Es increíble el terreno que avanza
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-¡Mire qué picardía! -decía el
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Que fue como decirme en castellano:
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-Diga lo que dijere -le respondí-,
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-Sí, señor -me respondió Andrés
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-Pues si sólo por eso lo hace -dij
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Alentado mi estómago, sólo restab
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Contentísimo con mi sombrero y de
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Yo leí Oleum vitellorum ovorum, y
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Desde entonces, o tres meses antes,
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como si no se pudiera dar por medio
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parte al protomedicato, manifestand
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No me hizo fuerza su estilo, porque
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-Y como que sí -dijo el señor Pur
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El pobre muchacho se me ofreció y
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No dejaron de ponerme en cuidado la
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Luego que se concluyó esta diligen
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poco me echo a reír a dos carrillo
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Yo, afectando mucha serenidad de es
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-Déjese usted de latines, y vea si
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muy placentero con sus cuatro duros
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-Sí, señor subdelegado; ¿no ve u
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-Am en dico vobis -contesté, e inm
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Crecía mi fama de día en día con
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Con esto se despidió del barbero p
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te lo venimos a dar los días, con
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Yo quería quedar bien y dar mi vot
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Vime atacado con esta pregunta, pue
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se quitó las antiparras; Virgen de
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procederse con toda legalidad, como
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oticarios y los químicos; los simp
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-Poco a poco, señor doctor, o señ
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predicar en un púlpito, a resolver
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Azorado con tantas noticias del cur
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Finalmente, yo vendí allí la sill
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La desdobló, registró y halló el
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-Sí, señor -decía el alguacil-,
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Dicen que los indios, luego que se
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Pero lo que más me confundía era
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pierda tan temprano por un camino t
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accidente está en libertad; el Car
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“Cuando mi padre supo su fallecim
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A pocos momentos de esta conversaci
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Me metí en él oliendo y atisbando
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a gran prisa, de manera que si lo q
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Me hizo lugar y yo admití el favor
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-Y como que sí -decía el coime-;
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Roque me dijo que él me serviría
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que juzgará que tiene minas o haci
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Luego que el almonedero me la prese
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frecuente era ganar, y partidas con
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CAPÍTULO X EN EL QUE SE REFIERE C
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Page 427 and 428:
-Todo está muy bien -le contesté-
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mejor que pueda, y cuando logre sus
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“No quiero aquí saber ni quién
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Se pasaron como quince días de gus
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con la misma prisa que si fuera de
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almonedero fue con las llaves a sac
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miseria empuja, digámoslo así, ha
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A éstas añadía otras expresiones
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-¡Oh, señor don Pedro! ¡Cómo se
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La falsedad de los amigos es muy an
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-Sí, señor, me he casado y con un
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Pusiéronme en la enfermería, y co
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No me fue difícil agradarle, porqu
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Levantada la tapa, sacamos fuera el
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Con este pensamiento se dirigió a
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-Pues bien -dijo el deshilachado-,
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Llegó a lo último la dicha Anita,
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por el santo del día que es hoy, c
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Al día siguiente se levantó Anita
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La mendicidad habitual aleja la ver
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Yo le conté todo lo que me había
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A pesar de estar abolida la costumb
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Page 471 and 472:
Éstos nos pechaban grandemente, y
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Page 473 and 474:
-Señor cura, desde antenoche muri
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El cura Franco, como si lo estuvier
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¡Quiera Dios que todos los pueblos
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cierta la acusación, se depusiera
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Entonces (yo hubiera pensado de igu
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Page 483 and 484:
Cuando a los hombres no los contien
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“Aunque hay todo esto, la ilustra
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Page 487 and 488:
-Quedo enteramente satisfecho -dijo
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despropósitos con voz balbuciente;
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librería, que la tenía pequeña p
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Page 493 and 494:
Sin embargo, como mi virtud no era
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CONSEJOS QUE POR ESTE MOTIVO LE DIO
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muchos amigos cuya amistad será ut
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Una noche que estaba enfermo el pri
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Page 501 and 502:
la escena senado sobre ellos), cuan
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ecogerlas de su superficie con que
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población y comercio, no a otra ca
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Page 507 and 508:
concededme solamente lo necesario p
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hoy con la virtud atractiva del im
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el emplazarlo a un duelo sería el
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usted claramente, es menester compa
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negro, haciéndolo esclavo de servi
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-Míster, es cierto que todos los h
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Page 519 and 520:
“Yo he viajado por algunas provin
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educirlos al punto céntrico de la
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La di y sacaron el testamento cerra
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Page 525 and 526:
Pero dejando estas reflexiones para
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Así, ni más ni menos, era mi modo
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Entonces me sobrecogí del más ín
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Page 531 and 532:
Venían con él cuatro criados que
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Sorprendido me quedé con tales avi
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la política de tu rey ni de los de
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Page 537 and 538:
-Pues me parece -dijo el tután- qu
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Page 539 and 540:
-¿Conque en tu tierra se llaman ab
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-¿Y qué es conde? -Conde -dije yo
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Page 543 and 544:
Había varios personajes, y entre e
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A la noche fue un criado que me lle
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Page 547 and 548:
No por esto apruebo que sea bueno e
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manifestando al mismo tiempo un ras
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oscurecen su conocimiento a los jue
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EN EL QUE REFIERE PERIQUILLO CÓMO
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asta para que conozcas cuán fácil
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“Cierto, señores, que es cosa du
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que quizá el inocente desgraciado
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“El señor Lardizábal, hablando
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“Aquí sucede todo lo contrario.
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ánimo, Perico, que un garbanzo má
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En el camino iba yo pensando cómo
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Se llegó la hora de comer, y despu
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para mí, porque eres pobre y no ha
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No hay duda, el que ha de ser rico
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Diciendo esto, subí la escalera, d
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-De mucho -le respondí-; sirven de
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Así debe ser, y yo estoy en el cas
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conversaciones en las tertulias; er
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Quería el pobre sacerdote informar
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frecuencia en coche y a pie, llevá
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No me gustaba mucho el oficio de al
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Ya con la porción del licor que os
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Luego que él me vio, hizo alto; me
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-Todo cuanto usted ha charlado -dij
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Como a la una de la mañana se acos
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Aprended, hombres, de mí. Muy bien
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Advirtiendo esta ridiculez y querie
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Empapado en mil funestos pensamient
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Acabada la comida nos dio por su ma
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-Hermano -le dije-, no sólo es con
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-Esto es -decía uno de ellos todo
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aquella vida que no podía ser muy
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Quedéme aturdido con el encargo; p
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En estos cálculos pasé la noche,
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-¿Que estás temblando, sinvergüe
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Cansado, lleno de miedo y con el ca
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de mis orejas, y balas que ciertame
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-¡Qué picardía! -decía el tenie
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las ilusiones. Tu cadáver yerto pr
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cierto en que hay premios y castigo
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Entré con él y me llevó a un cua
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-¡Qué enojo ni qué calabaza! -de
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Entre la conversación, le dije: -H
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Le di los debidos agradecimientos,
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Desengañado con esta dolorosa y re
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En el brasero no había lumbre ni p
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“Al paso que crecían los gastos
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-Sin embargo -decía la pobre toda
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-No, no he tenido el gusto de saber
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Es verdad que hay mendigos falsos y
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El golpe que el caballo llevó fue
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-¿De nosotros? -preguntaba muy adm
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Semejante espectáculo concilió mu
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A este tiempo entró mi cajero muy
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“Cuando me vi sin el amparo y som
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-¿Y qué hizo usted, don Tadeo -le
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por lo que, después de darle los p
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Casualmente encontré un día al pa
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Cosa de cuatro años viví muy cont
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con esta pobre señora, a quien he
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desengañado del mundo, he variado
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con muchachos; pero es ardua empres
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Luego que pasaron las primeras salu
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Esta alegre comitiva nos condujo al
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CAPÍTULO XV EN EL QUE PERIQUILLO R
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-Pues tan lejos estaría yo de inco
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Corté el hilo de mi historia; pero
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Sólo en este caso se debe empuñar
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distribuya lo sobrante en favor de
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vivas; no tomes por modelo de tu co
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como lo he observado en otros morib
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que proteges benigno los seres que
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Por fin se trató de darle sepultur
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No todos tienen tal suerte; antes d
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A este cadáver, que una losa fría
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está usted autorizado para hacer l
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Cumplí este encargo con la exactit
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Como ninguno cree que tales libros
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[10] Todavía hay pueblos donde los
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[30] No son defectos. El mundo mira
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impares; pero la gracia está en sa
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para graduar el carácter de los ho
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cuántos modos puede hacerse esta v
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[98] Ley I, tít. 2, lib. 2 de la R