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He Vivido

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solemnidad marcial. Desde el punto de vista actual, aquel conjunto parece<br />

una mezcla de arroz con leche con petróleo, si bien los cachoborrachos continúan<br />

presos. Los guardias civiles –protectores de nuestros explotadores– así<br />

como las procesiones multitudinarias, son páginas de la historia.<br />

No puedo decir que la vida me haya premiado en demasía. Tuve que dejar<br />

mi pueblo natal y al volver al cabo de medio siglo tampoco puedo decir que<br />

mi corazón salta rebosante de emoción. Cierto es que he venido con un poco<br />

de ilusión, pero más que nada por tener la oportunidad de destruir los últimos<br />

rescoldos de algún mito que todavía queda en pie dentro de mí. <strong>He</strong> vivido<br />

la historia de la manera que puede vivirla un sencillo trabajador, con<br />

más interés que capacidad. Desde 1931 he vivido como perdido en una vorágine<br />

de locura, con poca calma y menos ayuda. Mandamos al exilio a Alfonso<br />

XIII y creímos que teníamos el mundo en nuestras manos. Salimos<br />

vencedores de la dictadura de Primo de Rivera y creímos en el liderazgo de<br />

los partidos políticos y los sindicatos. ¡Pobres hombres!<br />

Anarquistas y católicos, socialistas y ateos, a todos nos unía la esperanza de<br />

que el mundo se iba a arreglar, o eso era lo que, por lo menos yo, creía. Convocatoria<br />

de huelga de la UGT. Fracaso. Llegó octubre de 1934 y fuimos llamados<br />

a coger las armas para hacer frente a la nueva dictadura proclamada<br />

por la derecha. Desastre. Marcelino Oreja, Dagoberto Resusta y los demás.<br />

80<br />

Todavía estoy viendo al ingeniero<br />

Lafitte menospreciado por Oreja y<br />

Chacón, por apostar por los nuevos<br />

ingenieros de la Unión Cerrajera. Lo<br />

echaron de la fábrica como si fuera<br />

un perro sarnoso, por haber querido<br />

ensalzar el espíritu humano por encima<br />

de cualquier otro valor. Pero<br />

aparte del desprecio de los de arriba,<br />

también tuvo que sufrir el desdén de<br />

técnicos que él había preparado tan<br />

magníficamente. Sólo Marcos Vitoria<br />

y yo solicitamos un sencillo gesto de<br />

agradecimiento para Lafitte. Fuimos

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