09.05.2013 Views

He Vivido

He Vivido

He Vivido

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Y al día siguiente, entierro. Entierros de primera, segunda y tercera categoría.<br />

Las diferencias en vida también eran evidentes a la hora de la<br />

muerte, tal y como sucede hoy día. Se celebraban por la mañana. Los de los<br />

más pobres a primera hora. Los de primera y segunda, a media mañana<br />

para, nada más enterrar al muerto, poder celebrar las honras, es decir, la comida<br />

con los familiares y amigos lejanos. En aquella época se comentaba<br />

que estando a punto de morir el viejo abuelo de un caserío, mataron un ternero<br />

para poder dar de comer a los asistentes a las honras. Aunque el abuelo<br />

del caserío yacía moribundo, su nuera le dio en presencia del hijo una taza<br />

de caldo de carne del ternero. Al anciano le sentó magníficamente aquello y<br />

después de suspirar profundamente dijo:<br />

–¡Si hubiera tomado yo este caldo a tiempo, no estaría tan enfermo!<br />

–¡Pues mire, padre, ahora que ya hemos hecho el gasto se tendrá que<br />

morir! –le contestó el hijo.<br />

¿Costumbres de otro tipo de sociedad? Quizás. Cierto es que el progreso<br />

ha aportado grandes ventajas al pueblo, ventajas que ni siquiera llegamos a<br />

sospechar en nuestra infancia. Todavía recuerdo perfectamente que en las<br />

tiendas los panes de dos kilos se medían mediante una muesca realizada encima<br />

de un listón. Y las telas se medían por codos y por palmos. En dicha<br />

empresa, el tendero bracicorto conseguía mayores beneficios. Junto a los sistemas<br />

de medida de la época, me vienen a la memoria los humildes recursos<br />

técnicos de que disponíamos en mi juventud, por ejemplo, los que utilicé<br />

en las clases de dibujo de Viteri para realizar los trabajos titulados “Jesucristo<br />

curando al paralítico” y “La guerra consagrando la primacía de las artes industriales”.<br />

Tardé en terminarlos dos y tres años respectivamente, trabajando<br />

con plumilla y tinta china, con una dedicación de hora y media diaria.<br />

¡Con los recursos gráficos que hay hoy, hubiera sido suficiente con la décima<br />

parte del tiempo!<br />

Como ya he señalado, presenté mi trabajo al Concurso de Dibujo de Bilbao<br />

el 22 de Junio de 1927. Fue entonces cuando conocí la capital de Bizkaia.<br />

El inmenso movimiento tanto de día como de noche me dejó<br />

maravillado. Incluso contando con días de cuarenta y ocho horas no habría<br />

podido llegar a saborear todo lo que yo hubiera deseado. La primera tarde<br />

fuimos a ver una obra de teatro cómica. No conseguí reírme, ya que el sueño<br />

me arrancó de raíz la capacidad de prestar atención. Por fin, una vez acos-<br />

66

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!