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Así me retrataron cuando volví por tres<br />
días a mi pueblo natal, después de más de<br />
cuarenta años sin haber pisado sus calles.<br />
45<br />
Conforme avanzaba en los estudios,<br />
fueron surgiendo complicaciones<br />
tan difíciles que me llevaron a<br />
compadecerme de mí mismo e incluso<br />
llegué a pensar que podría<br />
estar condenándome al fuego<br />
eterno del infierno. Por ejemplo, yo<br />
nunca sentí el “dolor de contrición”.<br />
Entre otras cosas, porque<br />
nadie se encargó de enseñarnos en<br />
qué parte del cuerpo se encontraba<br />
la “contrición”, si bien yo sospechaba<br />
que se trataba de un órgano<br />
al lado del estómago. Sor Delfina,<br />
por su parte, me enseñó a rezar “Jesusito<br />
de mi vida...” y cosas así. La<br />
encantadora monjita decía que al<br />
poco de cerrar los ojos podríamos<br />
ver al niñito Jesús. Yo no notaba<br />
nada, a pesar de cerrar los ojos. Por<br />
el contrario, tres compañeros de clase confesaron un día que a ellos sí que se<br />
les aparecía la criatura celestial, para envidia de todos los demás. Pero no se<br />
puede dar por seguro que algo así ocurriera, ya que los tres alumnos hicieron<br />
una descripción del milagro totalmente diferente. Así, mientras a uno de ellos<br />
Jesús se le apareció descalzo, a los otros dos lo hizo en alpargatas.<br />
Cierta tarde, Sor Delfina nos explicó otro misterio: los niños sin bautizar<br />
van al limbo. Y eso no me pareció nada justo. Pero peor me parecía aún la<br />
creación de la mujer, pues para moldear a la mujer Dios tuvo que arrancarle<br />
una costilla al hombre, y soplar para, finalmente, darle vida. Yo no comprendía<br />
cómo el Gran Arquitecto podía pasar tanto tiempo soplando, ya que<br />
tanto en Mondragón como en los pueblos y caseríos cercanos nacía un montón<br />
de niños a diario.<br />
De todos modos, con dudas o sin ellas, me tocó hacer la primera comunión<br />
con siete años, y después de la ceremonia mi madre me envió a casa de<br />
Dagoberto Dago Resusta. Me recibió francamente bien y me dijo que le gus-