09.05.2013 Views

He Vivido

He Vivido

He Vivido

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

que trata de satisfacer las necesidades de los pobres, y así deben clasificarse<br />

las tres damas elegantes que el otro día acudieron a casa del vendedor de perros<br />

Pascasio. Llegaron y le ofrecieron un colchón a cambio de su voto. Todavía<br />

nadie me ha explicado lo que es un voto, pero debe ser algo<br />

importante, si no, Urbinesie, Txanbosie y la hermana de Don Paco no estarían<br />

metidas en el asunto.<br />

Antes he traído a colación los candiles de carburo. Y he de confesar que<br />

nosotros también usamos el carburo para otros menesteres, como provocar<br />

estallidos. Compramos o robamos el carburo, vamos a Uarkape, nos hacemos<br />

con algún bote cerca del río, hacemos un agujero en la base del bote, lo<br />

colocamos en el suelo rodeado de barro, llevamos un poco de agua en la boca<br />

para dejarla en el bote y el carburo empiece a hervir, tapamos el bote con un<br />

papel y le damos fuego. El resultado está asegurado: el bote sube hacia el<br />

cielo a una velocidad tremenda. Los mayores dicen que es peligroso. No creo;<br />

además, prefiero eso a jugar al harri-lagun, es decir, a intentar arrimar al<br />

máximo una piedra a la pared. No me hace gracia. Y jugar a las tabas como<br />

las chicas, ¿acaso tiene algún mérito?<br />

Si de los mayores dependiera, fuera de la escuela también estaríamos estudiando.<br />

¡No hay más que ver cómo se ponen cuando nos sorprenden jugando<br />

con los cuentos de “Calleja”! ¿Acaso no es más lógico, por ejemplo,<br />

utilizar los volúmenes de cuentos como premio en nuestras competiciones<br />

que guardarlos para completar una bonita colección? A menudo pienso que<br />

los padres se pasan en su afán de tenernos bien atados.<br />

Menos mal que también tenemos otros juegos que nos ayudan a olvidarnos<br />

de la tozudez de nuestros padres. Jugando al txirikiketan, por ejemplo,<br />

soy un artista, a pesar de que hay quien dice que es un juego de chicas. No<br />

pocas veces he propinado buenos golpes en toda la crisma –sin querer, eso<br />

sí– a muchachos que jugaban a canicas cerca de mí, al lanzar yo mi palo<br />

hacia arriba y caer de lleno sobre alguna de sus testas.<br />

La otra vez, dejé llorando a un chaval de la calle más joven que yo y la carnicera<br />

Benita, al oír sus lamentos, salió como queriendo exculparme, diciendo:<br />

¡Tranquilo niño, que no ha sido nada! Semeikotxo baten pupua eta txakur<br />

haundi baten trapua! (¡Deja de quejarte, que tampoco es para tanto!).<br />

35

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!