09.05.2013 Views

No digas que fue un sueño - Terenci Moix

No digas que fue un sueño - Terenci Moix

No digas que fue un sueño - Terenci Moix

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>No</strong> <strong>digas</strong> <strong>que</strong> <strong>fue</strong> <strong>un</strong> <strong>sueño</strong><br />

67<br />

<strong>Terenci</strong> <strong>Moix</strong><br />

-¡Venir a <strong>un</strong>a hora tan avanzada!... En verdad <strong>que</strong> tu consideración es excesiva.<br />

La prosapia de Calpurnia la llevó a restarse mérito, a<strong>un</strong><strong>que</strong> no cariño. Al fin y al cabo<br />

el <strong>sueño</strong> no suele ser el visitante más asiduo de las damas de cierta edad, mientras <strong>que</strong><br />

<strong>un</strong>a visita a tiempo -«<strong>un</strong> detalle», dijo- representa la cortesía cuya asiduidad es más<br />

agradecida.<br />

Tomó asiento j<strong>un</strong>to al brasero <strong>que</strong> consolaba la convalecencia de Octavia. Y el fragor<br />

de <strong>un</strong> nuevo trueno le devolvió la nostalgia por otro momento de su vida. Otro cielo<br />

oscurecido en el fragor de la amenaza.<br />

-Así era la noche <strong>que</strong> precedió al asesinato de César -murmuró Calpurnia,<br />

acercándose aún más al brasero-. Roma <strong>fue</strong> asolada por <strong>un</strong>a tormenta como no se habla<br />

visto desde hacía muchos años. Un infierno en los cielos. En la tierra, los más raros<br />

prodigios. Surgieron por las esquinas hombres con dos cabezas, se escaparon dos leonas<br />

del circo y <strong>un</strong>a de ellas parió a los pies de la estatua de Pompeyo. Y ante la misma<br />

estatua, en el interior del Capitolio, cayó apuñalado mi marido al día siguiente. ¡Como si<br />

los muertos se hubiesen tomado <strong>un</strong>a venganza tardía!<br />

-Gran Calpurnia, tu buen discernimiento es más famoso <strong>que</strong> el mío y más antiguo.<br />

¿<strong>No</strong> te dice ahora <strong>que</strong> no es de sabios hurgar en los recuerdos dolorosos?<br />

-Los recuerdos ya no duelen cuando pasan a inspirar a los cronistas. Ni siquiera sé si<br />

son míos. Mi esposo <strong>fue</strong> asesinado por el bien de Roma, dijeron los conspiradores.<br />

Después tu hermano, tu esposo y el justo Lépido exterminaron a los conspiradores por el<br />

mismo bien común. En el fondo todos tendrían razón, pues todo bien y todo error se<br />

hace por Roma, y así <strong>que</strong>da escrito en las actas y anales del Capitolio. En ellos <strong>que</strong>da el<br />

dolor, no en mi espíritu. Y yo puedo recordarlo como <strong>un</strong> testigo cuya voz <strong>fue</strong> sustituida<br />

por otras más sabias en el arte de narrar los acontecimientos. -Sin darle importancia,<br />

añadió-: <strong>No</strong> quiero amargarte. Si me he referido a a<strong>que</strong>lla noche f<strong>un</strong>esta es por<strong>que</strong><br />

ciertos presagios tienen significados distintos según qué adivino los lee. Y si <strong>un</strong>a noche<br />

como la de hoy puede significar la muerte de <strong>un</strong>a diosa en Cartago, lo mismo puede<br />

significar el nacimiento de <strong>un</strong> príncipe para los fenicios. Por lo cual te digo <strong>que</strong> tanto<br />

trueno, tanto rayo y tanta ventolera an<strong>un</strong>cian grandes cosas para el porvenir de tu niña.<br />

Que, además, no es <strong>un</strong>a niña vulgar.<br />

Pron<strong>un</strong>ció a<strong>que</strong>l elogio como <strong>un</strong> consuelo de urgencia contra algún pesar <strong>que</strong> intuía. El<br />

<strong>que</strong> se reflejaba en la expresión ausente de Octavia. El <strong>que</strong> hacía más <strong>que</strong>do el tono de<br />

su voz cuando contestó:<br />

-¿<strong>No</strong> es <strong>un</strong>a niña vulgar, me dices?<br />

-¡Hija de Antonio y sobrina de Octavio! <strong>No</strong> puede pedirse <strong>un</strong>a alianza mejor para los<br />

tiempos <strong>que</strong> vivimos. Esta criatura enlaza dos familias de abolengo, pero además <strong>un</strong>e a<br />

dos rivales. Adoptó <strong>un</strong>a actitud de extrema discreción al añadir-: Por<strong>que</strong> a pesar de<br />

todas sus componendas, tu hermano y tu marido... en fin, ya me entiendes.<br />

-Demasiado bien. Hace ya tres años <strong>que</strong> me situaron en el centro de la componenda,<br />

como tú la llamas. ¿<strong>No</strong> voy a conocerla, cuando la tengo en casa? Se diría <strong>que</strong> toda mi<br />

vida <strong>que</strong>da reducida a <strong>un</strong> intento permanente de evitar discordias entre Octavio y<br />

Antonio. -Guardó silencio. <strong>No</strong> podía soportar la mirada escrutadora de Calpurnia. Al fin,<br />

añadió-: Descuida, sé <strong>que</strong> es mi deber hacerlo. Pero si mi hija ha nacido con este único<br />

fin, preferiría...<br />

Calló de nuevo. Y había tal severidad en sus silencios <strong>que</strong> asustaban a Calpurnia.<br />

-Vamos, vamos. ¿A qué viene esta tristeza? Tiene <strong>que</strong> ser <strong>un</strong>a noche de alegría.<br />

Deberías estar rodeada de músicos. -Improvisó <strong>un</strong> gesto alegre-. ¡Cítaras y caramillos<br />

para saludar a la alegría <strong>que</strong> bendice a esta casa!<br />

La mirada fija de Octavia dejó bien sentado <strong>que</strong> no admitía mentiras. Ni piadosas ni<br />

lisonjeras. Ni mucho menos alegres.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!