Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>No</strong> <strong>digas</strong> <strong>que</strong> <strong>fue</strong> <strong>un</strong> <strong>sueño</strong><br />
39<br />
<strong>Terenci</strong> <strong>Moix</strong><br />
Epistemo esbozó <strong>un</strong>a melancólica sonrisa <strong>que</strong> <strong>que</strong>dó fija en sus labios, como <strong>un</strong> fugaz<br />
mensajero del ayer.<br />
Continuaron paseando, en riguroso silencio. De pronto, Totmés cambió de actitud. Se<br />
mostraba nervioso, vacilante. Y Epistemo notó en su rubor el latir de <strong>un</strong>a preg<strong>un</strong>ta <strong>que</strong><br />
no se atrevía a formular. Hasta <strong>que</strong>, por fin, estalló:<br />
-A<strong>un</strong><strong>que</strong> soy poco dado a inmiscuirme en la vida de los demás, hace ya horas <strong>que</strong><br />
siento <strong>un</strong>a gran curiosidad por conocer el significado de ciertas palabras de Carmiana, la<br />
doncella de la reina... -necesitó tomar <strong>fue</strong>rzas para proseguir-: ¿Por qué te recomendó<br />
cautela ante el rey Herodes?<br />
-Por<strong>que</strong> a Cleopatra no le gustaría <strong>que</strong> su dolor se convirtiera en motivo de chisme<br />
puesto en boca de semejante botarate.<br />
-Sin duda no has entendido mi preg<strong>un</strong>ta...<br />
-La he entendido perfectamente. Quieres <strong>que</strong> te diga de <strong>un</strong>a vez <strong>que</strong> soy el<br />
embajador de Cleopatra en la corte de Herodes. -Se echó a reír-. ¿Es <strong>un</strong>a estratagema<br />
para conseguir <strong>un</strong>a invitación a mi villa de Judea?<br />
Totmés <strong>que</strong>dó sorprendido ante lo fácil <strong>que</strong> le había resultado obtener a<strong>que</strong>lla<br />
revelación.<br />
-¿Esto eres? -preg<strong>un</strong>tó.<br />
-Esto soy y no otra cosa -yen voz más <strong>que</strong>da, añadió-: Por <strong>un</strong> mismo derecho a las<br />
confidencias, me decido a preg<strong>un</strong>tarte acerca de las habladurías <strong>que</strong> circulan sobre ti..:<br />
Totmés volvió a adoptar su característica actitud de cautela.<br />
-Temo <strong>que</strong> el político suplante de nuevo al amigo, Epistemo. Si ya te he dado<br />
muestras de afecto y sinceridad, ¿por qué no me concedes el derecho al silencio?<br />
-Por<strong>que</strong> sé mucho más de lo <strong>que</strong> tu silencio cree ocultar. Por ejemplo, sé <strong>que</strong> n<strong>un</strong>ca<br />
regresarás a tu santuario. Y sé <strong>que</strong> lo lamentarán tus superiores, pues eres dulce y<br />
bondadoso y el primero en los estudios de las cosas del cielo, a<strong>un</strong><strong>que</strong> <strong>un</strong> poco rezagado<br />
en la comprensión de las <strong>que</strong> corresponden a este bajo m<strong>un</strong>do. Como puedes ver, estoy<br />
informado. Incluso puedo asegurarte <strong>que</strong> sé adónde te diriges y quién te espera.<br />
-Todo esto no son habladurías sino espionaje.<br />
-¡<strong>No</strong>ble disciplina! -exclamó Epistemo-. Es la más útil para servir a Cleopatra en la<br />
corte de Herodes. Pero también para reconocer a quien hemos dado en llamar el elegido.<br />
-<strong>No</strong> sé de qué me hablas.<br />
-Cese la ficción. Tú eres el elegido.<br />
Enmudeció Totmés. Y era tan torpe en el disimulo <strong>que</strong> empezó a temblar mientras<br />
pretendía parecer despreciativo.<br />
-Doblemente elegido. El <strong>que</strong> ha de servir al trono. El <strong>que</strong> ha de ser, al mismo tiempo,<br />
mi aliado. En ambos casos equivale a servir a Egipto.<br />
-<strong>No</strong> quiero escucharte. Por<strong>que</strong> comprendo <strong>que</strong> intentarás desviar mi lengua hacia<br />
donde mi corazón no pensaba dirigirse.<br />
-<strong>No</strong>ble dirección. Pues va hacia el príncipe.<br />
En este p<strong>un</strong>to, Totmés pareció derrumbarse por completo.<br />
-¿Al príncipe dices?<br />
A Cesaríón -insistió Epistemo-. Sé <strong>que</strong> todavía no os conocéis. Pero no ignoro <strong>que</strong><br />
mañana te re<strong>un</strong>irás con él en <strong>un</strong> lugar secreto de la necrópolis de Tebas. Ni siquiera a ti<br />
te está permitido saber más detalles. Lo importante es el encuentro en sí mismo. Pues te<br />
otorga la más alta responsabilidad <strong>que</strong> pudiera tener cualquier joven egipcio en la hora