Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>No</strong> <strong>digas</strong> <strong>que</strong> <strong>fue</strong> <strong>un</strong> <strong>sueño</strong><br />
168<br />
<strong>Terenci</strong> <strong>Moix</strong><br />
-Y tanta razón lleva <strong>que</strong> maldigo el tiempo <strong>que</strong> estoy perdiendo yo tolerando <strong>que</strong> <strong>un</strong><br />
imberbe como él se permita juzgarte.<br />
-<strong>No</strong> te reirás tanto cuando sepas <strong>que</strong> atribuye mi ruina a la afición por la doma de<br />
serpientes.<br />
-Sé <strong>que</strong> te atraen las del Nilo. ¿Cuáles son las demás?<br />
-Según él, poseo todo <strong>un</strong> terrario.<br />
-Contéstale <strong>que</strong> la serpiente del Nilo acabaría con todas las otras a mordiscos.<br />
-<strong>No</strong> sé si estás celosa, lo cual me halagaría mucho, o sólo indignada por estas<br />
acusaciones... lo cual sería de esperar.<br />
-Mis celos no harían peligrar nuestros planes. Las acusaciones de Octavio, <strong>que</strong> sin<br />
duda están en boca de todos los romanos, pueden desbaratarlos. Confirman todo cuanto<br />
vengo diciendo últimamente.<br />
-Confirman, en cualquier caso, <strong>que</strong> mi cuñado se está volviendo muy hipócrita... ¡Me<br />
acusa de mujeriego cuando él hace exactamente lo mismo <strong>que</strong> yo!<br />
-Cierto. Pero toma mucho cuidado en ocultarlo. Tú mismo me contaste en alg<strong>un</strong>a<br />
ocasión <strong>que</strong> el severo Octavio se hace llevar rameras a su casa bien entrada la noche...<br />
-Y de estofa todavía más baja <strong>que</strong> las <strong>que</strong> yo frecuento...<br />
-Lo cual es difícil -suspiró Cleopatra-. Aceptemos <strong>que</strong> son igual de horrendas <strong>que</strong> las<br />
<strong>que</strong> halagan los gustos de Antonio. Pero la diferencia entre los dos radica en la<br />
ocultación. Lo <strong>que</strong> Antonio suele hacer de día y a viva voz, Octavio lo esconde bajo el<br />
manto de la noche y del silencio. Astucia contra ingenuidad. Me preg<strong>un</strong>to si habrá algo<br />
<strong>que</strong> este mozo haga a plena luz, aparte de mortificar a todas las naciones de la tierra.<br />
-Se divorcia en nombre del estado. Ahora le toca el turno a la noble Escribonia, la<br />
hermana de Sexto Pompeyo. Octavio dejó a su primera esposa para casarse con ella.<br />
Pero al parecer su alcurnia ya no le basta. Un viajero de cierto crédito me ha contado<br />
<strong>que</strong> Octavio anda ahora loco por <strong>un</strong>a joven de diecinueve años, cierta Livia Drusilla, de<br />
gran belleza y enérgico carácter. La avala, además, <strong>un</strong>a dinastía de gran renombre...<br />
-Los Claudios. Buena presa para tu enemigo.<br />
-¿Cómo los conoces?<br />
-Los pueblos amenazados por Roma tenemos la obligación, <strong>que</strong> no el gusto, de<br />
conocer toda vuestra cronología. Desde Eneas a César... y los <strong>que</strong> vayan llegando.<br />
Conviene saber por dónde caerá el golpe y de quién. De qué cachorro de ilustre<br />
parentela.<br />
-En cualquier caso tus conocimientos no alcanzan a las habladurías más recientes...<br />
-Es posible. Yo consulto a los historiadores. <strong>No</strong> a Mis doncellas.<br />
-Pues en este caso tus doncellas podrían informarte de negocios muy truculentos.<br />
¿Cómo quieres <strong>que</strong> no me diviertan? -adoptó <strong>un</strong> aire desenfadado, muy opuesto a la<br />
gravedad <strong>que</strong> se iba adueñando del rostro de Cleopatra-. Tienes <strong>que</strong> saber <strong>que</strong> esta Livia<br />
Drusilla, último amor de Octavio, estaba ya casada con Tiberio Claudio Nerón (no sé si<br />
tantos nombres te dicen algo) y hasta esperaba <strong>un</strong> hijo suyo. Pues bien, Octavio no se<br />
detiene ante hechos tan baladíes y ha declarado nulo este matrimonio. Al mismo tiempo<br />
acaba de disolver el suyo con Escribonia, el mismo día en <strong>que</strong> ésta le daba <strong>un</strong>a hija...<br />
-¿Y dices <strong>que</strong> <strong>un</strong> joven así no es peligroso? ¡Antonio, Antonio! Está haciendo con quien<br />
le conviene lo <strong>que</strong> tú no te atreves a hacer con la esposa <strong>que</strong> él mismo te obligó a<br />
aceptar...<br />
Pero en el rostro del general acababa de aparecer <strong>un</strong>a mueca rejuvenecedora. Era la<br />
nostalgia de otro tiempo. La nostalgia de otro amigo. De a<strong>que</strong>l Octavio tímido,