Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>El</strong> <strong>viaje</strong> <strong>de</strong> <strong>Tivo</strong> <strong>el</strong> <strong>Arriesgado</strong><br />
-Pero tú, ¿a dón<strong>de</strong> vas a ir? -se atrevió a preguntar <strong>El</strong>av<strong>el</strong>.<br />
-Yo he <strong>de</strong> marchar a mi casa, que está muy lejos <strong>de</strong> aquí. Pero no temáis. Mi amor os<br />
acompañará siempre.<br />
Dichas estas palabras, Kial <strong>de</strong>sapareció. Asombrado, <strong>Tivo</strong> comenzó a mirar en <strong>de</strong>rredor<br />
y levantó los ojos al ci<strong>el</strong>o pensando que quizás habría emprendido <strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o. Pero <strong>El</strong>av<strong>el</strong><br />
le dijo:<br />
-No le busques, no lo encontrarás. Ha regresado a su casa, como nos dijo. -Pero no<br />
había tristeza en sus palabras.<br />
No sucedió ningún inci<strong>de</strong>nte digno <strong>de</strong> mención durante <strong>el</strong> <strong>viaje</strong> <strong>de</strong> regreso a Tiva.<br />
Después <strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>el</strong> Valle Perdido hasta la catarata don<strong>de</strong> se originaba <strong>el</strong> río Itin y<br />
seguirlo hasta su <strong>de</strong>saparición, penetraron en <strong>el</strong> <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro y tuvieron que a<strong>de</strong>ntrarse en<br />
<strong>el</strong> Gran Bosque, aunque no por mucho tiempo: <strong>el</strong> ruido <strong>de</strong>l río subterráneo les guió por<br />
<strong>el</strong> camino más corto. La travesía <strong>de</strong>l bosque duró solamente un día y ninguna fiera les<br />
cortó <strong>el</strong> paso. Tan pronto como encontraron los ojos <strong>de</strong>l río Itin, don<strong>de</strong> éste surgía <strong>de</strong><br />
nuevo a la superficie, siguieron su orilla izquierda y pocas horas <strong>de</strong>spués abandonaron<br />
para siempre la s<strong>el</strong>va tenebrosa. Estaban, por fin, en tierras <strong>de</strong> Tiva.<br />
Dos días más tar<strong>de</strong> entraban en Itin. La noticia <strong>de</strong> su regreso corrió por la ciudad como<br />
reguero <strong>de</strong> pólvora. <strong>El</strong> príncipe salió a su encuentro ante las puertas <strong>de</strong>l palacio y,<br />
emocionado, abrazó a su hija menor. Luego se inclinó ante <strong>el</strong> rey y habló:<br />
-Majestad, <strong>de</strong>bo darte las gracias porque sé que la empresa que te alejó <strong>de</strong> Itin tenía<br />
como objetivo la curación <strong>de</strong> mi hija Aguamarina. Sin embargo, <strong>de</strong>bo también expresar<br />
mi <strong>de</strong>saprobación por la forma furtiva en que escapaste <strong>de</strong> mi casa, que consi<strong>de</strong>ro una<br />
grave muestra <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfianza hacia mí.<br />
-Es inútil lamentar <strong>el</strong> pasado, príncipe <strong>de</strong> Itin -exclamó <strong>Tivo</strong>-. Hora es <strong>de</strong> alegría, no <strong>de</strong><br />
resentimiento. Aguamarina espera.<br />
-¡Habéis <strong>de</strong>scubierto <strong>el</strong> remedio! -exclamó <strong>el</strong> príncipe. Pero <strong>Tivo</strong>, sin contestarle, entró<br />
en <strong>el</strong> palacio y se dirigió a las habitaciones <strong>de</strong> la princesa. Sólo <strong>El</strong>av<strong>el</strong> y su padre se<br />
atrevieron a seguirle.<br />
<strong>El</strong> aspecto <strong>de</strong> Aguamarina era, si cabe, aún peor <strong>de</strong> lo que <strong>Tivo</strong> recordaba. Sin vacilar<br />
un momento se acercó a <strong>el</strong>la y le impuso las manos en la frente. <strong>El</strong> efecto fue inmediato.<br />
<strong>El</strong> tinte verdoso <strong>de</strong> su rostro <strong>de</strong>sapareció, convirtiéndose simplemente en una acentuada<br />
pali<strong>de</strong>z. Sus párpados se movieron y sus ojos se abrieron. Movió los labios con<br />
dificultad y habló:<br />
-¿Eres tú, <strong>Tivo</strong>? He tenido unos sueños horribles.<br />
Luego, <strong>el</strong> agotamiento provocado por su larga enfermedad se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> <strong>el</strong>la. Cerró los<br />
ojos y durmió profundamente. Era evi<strong>de</strong>nte que estaba curada y una buena alimentación<br />
y abundante reposo harían maravillas.<br />
79