09.05.2013 Views

El viaje de El viaje de Tivo el Arriesgado

El viaje de El viaje de Tivo el Arriesgado

El viaje de El viaje de Tivo el Arriesgado

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong>viaje</strong> <strong>de</strong> <strong>Tivo</strong> <strong>el</strong> <strong>Arriesgado</strong><br />

estrépito, al tiempo que toda la torre temblaba. Al tremendo golpe <strong>de</strong>l ariete sucedió<br />

otro, y otro más. La ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la trampilla comenzó a resquebrajarse.<br />

-¡Kial, ayúdanos! -exclamó <strong>El</strong>av<strong>el</strong>, mientras corría al lado <strong>de</strong> sus compañeros que,<br />

situados frente a la trampilla, se disponían a ven<strong>de</strong>r caras sus vidas.<br />

D<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o nublado, negro como la tinta, <strong>de</strong>scendió una sombra oscura. Un momento más<br />

tar<strong>de</strong>, <strong>el</strong> hombre-murciélago se posaba sobre la terraza, junto a <strong>el</strong>los. Mirándolos con<br />

infinita tristeza, habló así:<br />

-He venido, como os predije, para ayudaros en <strong>el</strong> momento <strong>de</strong> vuestra mayor necesidad.<br />

Mientras esto <strong>de</strong>cía, un último golpe violento hizo saltar en pedazos la tapa <strong>de</strong> la<br />

abertura. Inmediatamente, varias cabezas aparecieron en <strong>el</strong> hueco, pero quedaron<br />

inmóviles al ver a Kial. Éste avanzó hacia <strong>el</strong>los. Sus enemigos retrocedieron.<br />

Se hizo un silencio absoluto. Kial se acercó a la boca <strong>de</strong> la escalera y bajó a ésta. Los<br />

klíraítas <strong>de</strong>scendieron ante él. Todos <strong>el</strong>los <strong>de</strong>saparecieron <strong>de</strong> la vista <strong>de</strong> los tres amigos,<br />

que se habían quedado como clavados en tierra.<br />

-Vamos tras él -dijo Toral, dando un codazo a <strong>Tivo</strong>, quien movió la cabeza como si<br />

tratara <strong>de</strong> <strong>de</strong>spejarse. Cogiendo <strong>el</strong> brazo <strong>de</strong> <strong>El</strong>av<strong>el</strong>, condujo a la muchacha tras <strong>de</strong> su<br />

compañero.<br />

La escalera estaba <strong>de</strong>sierta. Al pie <strong>de</strong> los escalones vieron que <strong>el</strong> templo había sido<br />

abandonado hasta por los centin<strong>el</strong>as. Todos habían salido en silencio a la explanada,<br />

retrocediendo ante <strong>el</strong> avance <strong>de</strong> Kial.<br />

De un salto, Toral subió a la tarima, golpeó la urna <strong>de</strong> cristal con <strong>el</strong> pomo <strong>de</strong> la espada y<br />

la rompió en mil pedazos. Guardando entre sus ropas la Bola <strong>de</strong> Duva, se dirigió hacia<br />

la entrada <strong>de</strong>l templo, seguido por sus compañeros.<br />

En la plaza se había reunido una enorme multitud que se retiraba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l hombremurciélago,<br />

que continuaba avanzando lentamente. Por fin, en <strong>el</strong> centro <strong>de</strong> la explanada,<br />

Kial se <strong>de</strong>tuvo, apoyando la espalda en <strong>el</strong> monumento y cruzando los brazos sobre <strong>el</strong><br />

pecho.<br />

Durante algunos momentos, que parecieron eternos a todos los presentes, todos<br />

mantuvieron una inmovilidad absoluta. Kial contemplaba a los klíraítas y éstos le<br />

miraban fijamente, como hipnotizados.<br />

De pronto, como si se hubiera roto un hechizo, se <strong>de</strong>shizo <strong>el</strong> silencio. Una bab<strong>el</strong> <strong>de</strong><br />

gritos y aullidos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> los espectadores se <strong>el</strong>evó en un estruendo repentino. -<br />

¡Es <strong>el</strong> <strong>de</strong>monio Kial! ¡Matadlo! -repetían cientos <strong>de</strong> voces. Al mismo tiempo, algunos<br />

<strong>de</strong> los circunstantes le atacaron con piedras y palos, que le arrojaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una distancia<br />

pru<strong>de</strong>ncial. Por <strong>el</strong> momento, nadie se atrevía a acercarse a él. Kial no se movió ni hizo<br />

a<strong>de</strong>mán alguno.<br />

<strong>El</strong>av<strong>el</strong> dio un grito y se lanzó a la carrera hacia <strong>el</strong> centro <strong>de</strong> la plaza, pero Toral fue más<br />

rápido. Alcanzándola en cuatro zancadas, la sujetó fuertemente mientras le <strong>de</strong>cía:<br />

71

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!