Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Manu<strong>el</strong> Alfonseca<br />
-Tomó apresuradamente su caballo, se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> una parte <strong>de</strong> las provisiones y <strong>de</strong><br />
todas las piedras preciosas y emprendió la huida, sin avisarme y sin siquiera apagar la<br />
hoguera. Era inevitable que los hombres <strong>de</strong> la estepa observaran <strong>el</strong> brillo <strong>de</strong> ésta y me<br />
encontraran allí, inerme y sumido en un profundo sueño. Valaz pensaba, sin duda, que<br />
me matarían en <strong>el</strong> acto y él quedaría dueño absoluto <strong>de</strong>l tesoro y podría regresar a Klír<br />
con una historia más <strong>de</strong> la mala suerte <strong>de</strong> su compañero. Pero no se salió con la suya,<br />
pues no perdí la vida, ya que los nómadas me reservaron para su sacrificio anual.<br />
A<strong>de</strong>más, su gozo fue <strong>de</strong> corta duración, pues cayó en manos <strong>de</strong> otro grupo perteneciente<br />
al mismo campamento, perdiendo así todo lo que tenía, sin excluir las piedras que<br />
<strong>de</strong>bían compensarnos los esfuerzos <strong>de</strong> un año <strong>de</strong> trabajo y que él se había apropiado<br />
contra todo <strong>de</strong>recho.<br />
"Compren<strong>de</strong>réis ahora por qué le recibí como lo hice, cuál era la causa <strong>de</strong> mi<br />
<strong>de</strong>sconfianza hacia él y <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> provenían los avisos que os dirigí. Sospecho que<br />
muchos <strong>de</strong> los acci<strong>de</strong>ntes que acabaron con sus anteriores compañeros fueron, si no<br />
provocados por él (pues no le concedo <strong>el</strong> valor suficiente para <strong>el</strong>lo), sí al menos<br />
aprovechados o agravados intencionadamente para suscitar su muerte. Ciertamente<br />
estuvo a punto <strong>de</strong> conseguirlo en mi caso, y ya habéis visto cómo en <strong>el</strong> último momento<br />
trató <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lantarse al escondite, a pesar <strong>de</strong> lo exiguo <strong>de</strong>l tesoro que allí había y <strong>de</strong>l<br />
p<strong>el</strong>igro <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>scubierto".<br />
-¿Qué harás cuando llegues a la capital, si te encuentras <strong>de</strong> nuevo con él? -preguntó<br />
<strong>Tivo</strong>.<br />
-Tengo la intención <strong>de</strong> dar cuenta <strong>de</strong> todo esto en la reunión anual <strong>de</strong>l gremio. Supongo<br />
que será expulsado <strong>de</strong> la profesión, lo que significa que nadie querrá formar sociedad<br />
con él y quizá consigamos que los talladores <strong>de</strong> piedras preciosas se nieguen a adquirir<br />
lo que trate <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>rles. De todas formas, no morirá <strong>de</strong> hambre. Debe <strong>de</strong> haber<br />
amasado una buena fortuna con las ganancias <strong>de</strong> años anteriores, y siempre podrá<br />
encontrar compradores en <strong>el</strong> país <strong>de</strong> Tacta, don<strong>de</strong> nadie le conoce. Probablemente se<br />
trasladará allí y comenzará <strong>de</strong> nuevo. Es más <strong>de</strong> lo que merece.<br />
La tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l cuarto día <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esta conversación, los tres <strong>viaje</strong>ros seguían aún<br />
avanzando trabajosamente a través <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> colinas. Esa mañana, su camino les<br />
había hecho pasar entre dos picos algo más <strong>el</strong>evados, que <strong>de</strong>stacaban en aqu<strong>el</strong> terreno<br />
tan <strong>de</strong>sigual y que habían podido distinguir a lo lejos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que pusieron pie en <strong>el</strong> país<br />
<strong>de</strong> Klír. <strong>El</strong> río cuyo curso discurría más o menos paral<strong>el</strong>amente a su ruta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong><br />
escondite <strong>de</strong>l tesoro quedaba ya atrás, pues sus fuentes surgían <strong>de</strong> la tierra en la base <strong>de</strong>l<br />
peñasco que habían <strong>de</strong>jado a su izquierda poco antes.<br />
De pronto, <strong>el</strong> klíraíta <strong>de</strong>tuvo su caballo e hizo seña a sus amigos <strong>de</strong> que se acercaran.<br />
Cuando los tres estuvieron juntos en la cumbre <strong>de</strong>l pequeño cerro cuya la<strong>de</strong>ra acababan<br />
<strong>de</strong> ascen<strong>de</strong>r, Toral les señaló algo que se podía distinguir vagamente al pie <strong>de</strong> una colina<br />
próxima. Al principio no pudieron percibir con claridad la naturaleza <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sigualdad<br />
<strong>de</strong>l terreno hacia la que se dirigían: tan sólo divisaron una mancha oscura e informe que<br />
no <strong>de</strong>stacaba mucho entre <strong>el</strong> follaje que la ro<strong>de</strong>aba. Después se dieron cuenta <strong>de</strong> que<br />
aqu<strong>el</strong> paraje parecía estar cortado por numerosas grietas, como si hubiera sido<br />
<strong>de</strong>strozado por obra <strong>de</strong> un ejército <strong>de</strong> gigantes, o como si la Tierra entera se hubiera<br />
convulsionado bajo los efectos <strong>de</strong> un enorme terremoto.<br />
64