Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Manu<strong>el</strong> Alfonseca<br />
Viene ahora a propósito referir la naturaleza <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>ación entre los dos klíraítas, Toral<br />
y Valaz, cuyo enfrentamiento violento había logrado evitar <strong>Tivo</strong> durante las últimas<br />
horas <strong>de</strong> su cautiverio. Los dos habían mantenido tácitamente <strong>el</strong> mismo acuerdo <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> que <strong>el</strong> éxito <strong>de</strong> su fuga les forzó inevitablemente a convivir. Aunque no se hablaban,<br />
o tal vez precisamente por <strong>el</strong>lo, no habían llegado a surgir disputas entre <strong>el</strong>los. Pero<br />
cada uno <strong>de</strong>sconfiaba <strong>de</strong>l otro, y ambos se negaron a quedar a merced <strong>de</strong> su rival<br />
durante <strong>el</strong> <strong>de</strong>scanso nocturno. <strong>El</strong> resultado <strong>de</strong> esto fue que <strong>Tivo</strong> y <strong>El</strong>av<strong>el</strong>, <strong>de</strong> quienes los<br />
klíraítas no tenían motivos para sospechar malas intenciones, siguieron realizando en<br />
solitario sus turnos <strong>de</strong> vigilancia, mientras que sus dos compañeros compartían en<br />
silencio una guardia algo más prolongada. <strong>El</strong> número <strong>de</strong> turnos quedaba, por tanto,<br />
reducido a tres, pero como <strong>el</strong> rey y la muchacha se habían acostumbrado a este estado<br />
<strong>de</strong> cosas durante su largo <strong>viaje</strong> con Larsín, no encontraron <strong>de</strong>masiadas dificulta<strong>de</strong>s para<br />
soportarlo.<br />
La víspera <strong>de</strong>l día en que planeaban alcanzar <strong>el</strong> escondite <strong>de</strong> que hablaba Toral,<br />
mientras <strong>El</strong>av<strong>el</strong> estaba <strong>de</strong> guardia, Valaz se incorporó <strong>de</strong> pronto y, acercándose a <strong>el</strong>la, le<br />
dijo en voz muy baja para no <strong>de</strong>spertar a sus compañeros:<br />
-¿Por qué repartir un tesoro entre cuatro, si po<strong>de</strong>mos disfrutarlo nosotros dos solos? Ven<br />
conmigo y te guiaré al escondite. Sé muy bien dón<strong>de</strong> está.<br />
<strong>El</strong>av<strong>el</strong> le miró con una mezcla <strong>de</strong> confusión y <strong>de</strong>sprecio. ¿Qué se proponía este<br />
individuo?<br />
-¿Estás loco? ¿Crees que voy a abandonar la guardia?<br />
-¿Por qué no? ¿Qué pue<strong>de</strong> importarte lo que les ocurra a estos dos? A Toral apenas le<br />
conoces. En cuanto al otro, <strong>el</strong> que venía contigo, no se le oye hablar <strong>de</strong> otra cosa que <strong>de</strong><br />
su prometida y su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> regresar con <strong>el</strong>la para curarla <strong>de</strong> su enfermedad. No le<br />
importas nada. Si me acompañas, te prometo que te trataré bien.<br />
<strong>El</strong>av<strong>el</strong> enrojeció violentamente <strong>de</strong> indignación e intentó respon<strong>de</strong>rle como se merecía,<br />
pero durante unos momentos no supo hallar palabras a<strong>de</strong>cuadas para <strong>el</strong>lo.<br />
De pronto, Valaz pareció per<strong>de</strong>r la paciencia. Avanzando hacia <strong>El</strong>av<strong>el</strong>, la cogió <strong>de</strong>l<br />
brazo y la empujó hacia los caballos.<br />
Afortunadamente para él, pisó una rama seca que se partió con resonante estrépito y<br />
<strong>Tivo</strong> <strong>de</strong>spertó y se dio cuenta <strong>de</strong> que sucedía algo raro. De no haberse producido la<br />
intervención <strong>de</strong>l rey, no cabe duda <strong>de</strong> que <strong>el</strong> klíraíta habría perdido la vida a manos <strong>de</strong><br />
su víctima, pues <strong>El</strong>av<strong>el</strong> había logrado echar mano al cuchillo que llevaba entre las ropas<br />
y no hubiera dudado en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse con él. Lo que ocurrió, en cambio, fue que una<br />
pesada mano cayó sobre <strong>el</strong> hombro <strong>de</strong> Valaz, al tiempo que sentía la punta <strong>de</strong> un acero<br />
contra la espalda y oía la voz <strong>de</strong> <strong>Tivo</strong> que le <strong>de</strong>cía:<br />
-¿Qué pasa aquí? ¿A dón<strong>de</strong> crees que vas?<br />
<strong>El</strong>av<strong>el</strong> explicó al rey lo que había sucedido y <strong>Tivo</strong> sintió tentaciones <strong>de</strong> terminar allí<br />
mismo con la vida <strong>de</strong>l miserable. Pero ahora la muchacha, viéndole inerme, intercedió<br />
60