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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA PAUL BERNARD GRENET ...

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es muy diferente... (11). ¡Por convención, el color! ¡Por convención,<br />

lo dulce! ¡Por convención, lo amargo! (125, cf. 9, que añade: En<br />

verdad, no hay más que los átomos y lo vacío).<br />

LO DIVINO.<br />

El mecanicismo integral puede aún dejar lugar al alma.<br />

Pero en él no queda sitio para un principio supremo que lo<br />

contenga y dirija todo. Los átomos, lo vacío y el movimiento local lo<br />

explican todo. Es la negación del objeto religioso. No obstante,<br />

puesto que la religión es un hecho, es preciso, para explicarlo,<br />

proponer una teoría del hecho religioso:<br />

La ocasión de la creencia en los dioses: Algunos han<br />

sospechado que llegamos a concebir a los dioses partiendo de las<br />

maravillas que se producen según el orden del mundo. Demócrito<br />

parece ser de esta opinión, pues dice: Viendo las perturbaciones que<br />

se producen en las alturas, tales como truenos, relámpagos, rayos,<br />

conjunciones de astros, eclipses de sol y de luna, se quedaban<br />

asustados ante ellos y pensaban que los dioses eran su causa<br />

(Sexto Empírico, Adversus Mathematicos; diels-kranz 71, A, 75).<br />

Pero la realidad que corresponde a la noción de lo divino es<br />

muy limitada: se reduce a las apariciones que se presentan a los<br />

hombres en sueños durante la noche. No son alucinaciones, sino<br />

«simulacros», percibidos al modo de las sensaciones, a través de los<br />

poros del durmiente. Demócrito, aunque reduce estos dioses a<br />

procesos naturales, no niega sus efectos tanto benéficos como<br />

maléficos; incluso va a conservar la «oración» entendida, es verdad,<br />

como súplica para encontrar «simulacros» propicios (cf. Diels-Kranz<br />

A, 77.79).<br />

EL OBRAR.<br />

La mayoría de los fragmentos que nos quedan de Demócrito<br />

constituyen bellas máximas, pero no somos capaces de percibir su<br />

conexión, tanto con el mecanicismo fundamental, como de las<br />

máximas entre sí.<br />

Bastante socrático es el fragmento 83: La ignorancia de lo<br />

mejor nos hace cometer faltas. Pero otros lo corrigen: Muchas per-<br />

sonas, sin haber aprendido lo que es razonable, viven, sin embargo,<br />

según la razón (53), y también: Muchas personas, a pesar de seguir<br />

una conducta vergonzosa, tienen razonamientos excelentes (53a).<br />

¿No hay alguna paradoja en querer deducir, como parece<br />

hacerlo Demócrito, de una física del movimiento eterno y necesario,<br />

una moral de la serenidad, de la tranquilidad, debida a que nunca se<br />

violará la proporción entre los esfuerzos de cada cual y las<br />

posibilidades de su physis?<br />

Es notable que la formulación de su moral conduce a<br />

Demócrito a utilizar un lenguaje religioso: Buscar los bienes del alma<br />

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