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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA PAUL BERNARD GRENET ...

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de sugestión, debido a sus dotes de analogista, compensa cierta<br />

oscuridad en su lectura. Algunos descubrimientos están ya a punto<br />

de convertirse en definitivos: la composición del ser múltiple y<br />

cambiante, la comunicación de todo ser y de toda inteligencia con un<br />

pensamiento dominador y gobernante. Hegel ha querido ver en él el<br />

antecesor de su dialéctica; no es dudoso que Heráclito capte la<br />

doble faz de cada cosa; es menos seguro que pretenda que cada<br />

contrario pase a su contrario, y que así la tesis y la antítesis se<br />

superen en una síntesis. Heráclito ha preparado a Platón y a<br />

Aristóteles más directamente que a Hegel. La ley de oposición les<br />

basta porque es de función definida.<br />

BA<strong>LA</strong>NCE FILOSÓFICO <strong>DE</strong>L SIGLO SEXTO<br />

Dios.<br />

El principio eterno sustituye a los dioses antropomorfos de<br />

Hornero, Inmortales pero nacidos, y a los dioses cósmicos de<br />

Hesíodo, «existentes siempre», pero a partir de un principio.<br />

Anaximandro descubrió que para ser principio es preciso no haber<br />

comenzado, y que al principio de todo le es necesario ser inmenso:<br />

por lo tanto ilimitado o infinito.<br />

La Μοιρα de Hornero, que reparte las suertes y las partes, la<br />

veteáis, que Contrapesa la υβρις, ambas impersonales, son<br />

sustituidas por la justicia, ∆ικη de Zeus, según Hesíodo. Ésta<br />

reaparece en Anaximandro como justicia inmanente en el curso del<br />

devenir y del tiempo, regulando la emergencia de los seres fuera del<br />

infinito y su reabsorción en el infinito.<br />

Nos falta dar al infinito un pensamiento: será la obra de<br />

Anaxímenes, (seguido por Jenófanes. Siendo incorpóreo, es<br />

enteramente pensamiento.<br />

Desde entonces, la intuición de Anaximandro, de que el<br />

infinito envuelve el universo y lo gobierna, adquiere su pleno<br />

significado: lo envuelve y lo gobierna por el pensamiento. La fuerza<br />

irresistible del pensamiento, según Jenófanes, se pronuncia, según<br />

Heráclito, en un «verbo» que es ley del universo y medida de todo el<br />

devenir. Sabiduría y unidad son los atributos del supremo principio.<br />

Filosóficamente queda eliminado el politeísmo: es cierto que<br />

hay muchos dioses, en el sentido griego en el que dios es un nombre<br />

común de cosa; pero no hay más que un solo Dios, en el sentido<br />

(cristiano) según el que Dios es el nombre propio del principio<br />

supremo. Pero, evidentemente, a lo que nosotros llamaríamos el<br />

Dios de Anaximandro, de Anaxímenes, de Heráclito, un griego<br />

buscará siempre inventarle un nombre propio; sólo Jenófanes,<br />

siempre anticonformista, se atreve a llamarlo «Dios» (Theos).<br />

EL ALMA.<br />

La psykhe inconsistente y vana de Hornero, es sustituida en<br />

Tales por el «motor», cuya existencia él comprueba incluso en la<br />

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