08.05.2013 Views

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA PAUL BERNARD GRENET ...

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA PAUL BERNARD GRENET ...

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA PAUL BERNARD GRENET ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

caballo, reproduciendo la configuración de los seres vivos por medio<br />

de guijarros, del mismo modo que se reducen los números a las<br />

figuras del triángulo o del cuadrado... (Aristóteles, Metáfísica N, 5,<br />

1092b9).<br />

Aquí se evoca la especulación matemática de Pitágoras.<br />

Él reduce los números a figuras engendradas por puntos: números<br />

aladrados u oblongos, según sean el producto de factores iguales o<br />

no; números triangulares, engendrados por la serie de los números<br />

enteros 1,2,3,4 (si nos detenemos en el 4, se obtiene [1+2+3+4]<br />

célebre tetractis o tétrada, de propiedades maravillosas). Pero<br />

porque toda cosa tiene su figura y toda figura es un número se sigue<br />

que dicen que las cosas mismas son números (ARISTÓTELES,<br />

Metafísica A, 6, 987628).<br />

Pero de ahí se sigue que el conjunto de las cosas, como el<br />

conjunto de los números, forma una armonía, en el sentido de «justa<br />

proporción de un todo, cuyas partes se ajustan convenientemente»<br />

(Schuhl). La ley que reparte los planetas es la misma que la que<br />

Jolino los acordes musicales:<br />

El cielo (ουρανος) y el universo por él contenido merecen,<br />

pues, ir llamados «Κοσµος» (orden armónico).<br />

EL <strong>DE</strong>VENIR.<br />

Como buen órfico, el pitagórico se interesa por el devenir<br />

sobre lo en la medida en que arrastra al hombre en la ronda de los<br />

nacimientos. El «misterio» pitagórico tiene como fin liberarnos de<br />

este devenir. Contribuyen a ello las variadas prohibiciones. Pero unte<br />

todo, el examen de conciencia, que no es tanto una revisión de .sus<br />

faltas, como un esfuerzo para adquirir conciencia del daimon, el ser<br />

divino e inmortal que habita en nosotros, y para recordar vidas<br />

anteriores. En este ejercicio Pitágoras sobresalía, según nos<br />

«segura Empédocles:<br />

Vivía entre ellos un hombre extraordinariamente sabio, que<br />

había adquirido la mayor riqueza de corazón, y que albergaba el<br />

mayor número de obras buenas de todas clases; pues cuando se<br />

esforzaba por una tensión de su espíritu, veía fácilmente todo lo que<br />

hay en diez y veinte generaciones de hombres.(Diels-Kranz 31, B,<br />

129)<br />

La filosofía no es más que esta «purificación», de la que aún<br />

nos hablará Platón en el Fedón, y que poco a poco debe liberar<br />

nuestra alma del cuerpo; su tumba (σωµα−σηµα). El alma aérea se<br />

reunirá entonces con el éter ígneo del que está hecha la parte alta<br />

del cosmos: el lugar de la inmortalidad ya no es la región sub-<br />

terránea, como en los misterios de Eleusis, es la región de los<br />

astros. No obstante, la inmortalidad estelar no permite a las almas<br />

escapar absolutamente a la rueda del devenir. Recordemos que el<br />

infinito de Anaximandro reabsorbe, según el orden del tiempo, las<br />

existencias efímeras que envuelve y gobierna. La distinción bien<br />

17

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!