anuario 2011 en pdf - Asociación de Ex Alumnos - Colegio Marianista

Sentidos adioses
Frases entresacadas, un poco caprichosamente, del aluvión de mensajes
llegados a la página del Colegio a partir de conocerse la noticia del
fallecimiento de Pancho primero y del padre Alfonso después
A Pancho
Querido Pancho: Reconozco en la
oración scout, lo que fue toda tu vida al
servicio del prójimo. Para los que
formamos parte del grupo scout 201
“Santa María del Pilar”, reconocemos a
un maestro scout que nos ha enseña-do a
entender las palabras de nuestro funda-dor: “La
verdadera manera de obtener la felicidad es
haciendo felices a los demás. Tratad de dejar
este mundo en mejores condi-ciones de como lo
encontrasteis”. Mi recuerdo afectuoso. Siempre
Listo.
(Guillermo Fariña Filgueira)
Pancho, gracias por tu vida, por tu ejemplo,
por tus detalles cotidianos. Gracias por ser el
baluarte de los ex alumnos, por las charlas
compartidas en la Colonia de Córdoba, en el
Campo de Deportes, en el Colegio. Gracias por
tu entrega a la misión y a las tareas que se te
encomendaron y que aceptaste (...) Dios,
gracias por la vida de Pancho. ¡Hasta la
próxima!
(Ezequiel H. Reggiani)
(...) ¡Qué reconfortante fue que, después de
tantos años de no verlo, me identificara por mi
nombre y apellido y preguntara por mis padres
y mi hermano, que estuvo también en la
escuela! Pancho era tiempo completo para toda
la comunidad Marianista. Y su andar erguido no
era otra cosa que un orgullo tremendo por la
obra terminada, su Colegio, que compartía con
alegría con todo aquél que se acercase a
saludarlo (...) Gracias Pancho.
(Eduardo Otsubo)
Se nos ha ido un consejero, un amigo, un
oído siempre presente para escuchar, y para
algunos, casi un padre. Me consuela el hecho de
que la última imagen que guardo de él es de
felicidad, cantando canciones tradicionales de
su tierra natal, Navarra, aquella noche
[diciembre 2010] que nos juntamos en casa de
Jorge [Toscano]. Su partida, en nuestro caso,
deja un inmenso vacío; para él, la tremenda
felicidad de estar junto a nuestro Dios. Esta
partida de nuestro consejero en la Comisión de
Ex alumnos nos obliga a renovar esfuerzos y
seguir adelante porque él, junto al Señor, nos
guiará.
(Daniel Leoz)
Estoy realmente conmovido con tu partida
y profundamente agradecido de haberte
conocido y haber compartido tantos momentos
marianistas contigo (...) De ti siempre admiré
tu trabajo, la entrega, el servicio y que siempre
lo hacías con tu sonrisa tan particular (...) Algo
que noté ayer [27-12-10] en nuestra casa,
cuando fuimos a saludarte, es que había ex
alumnos mucho mayores que yo, que llevo 35
años como tal, y muchos recién salidos del
colegio, de uno o dos años de recibidos: es que
siempre estuviste al lado nuestro.
(Enrique Castelli)
Ayer, como tantos de nosotros, no pude
contener las lágrimas al ver que otro de
nuestros “queridos gallegos” se nos fue (...)
Dos sentimientos: la desazón por quienes
físicamente no nos acompañan más (¡y cómo
se los extraña!), pero también la alegría de
saber que tuvimos la dicha y la enorme
oportunidad que nos dio la vida de compartir
nuestro crecimiento y nuestra vida con
personas únicas.
(Pablo Devoto)
Chau, Pancho. Tus “chicos” no te vamos a
olvidar jamás. Y espero que aquellos que
hemos abrazado vocacional o profesionalmente
el camino de la docencia podamos
honrarte siguiendo tu ejemplo, formando
“hombres de provecho” de las generaciones
venideras. Ese es el mejor homenaje que sé,
con certeza, que podemos rendirte (...) Te voy a
decir algo, Pancho, con un poco de envidia: me
encantaría que en el día de mi muerte, mis
alumnos me recordaran y me despidieran con
sólo una fracción del cariño, devoción,
admiración y respeto con que todos tus
alumnos te recordamos a vos. Con eso me
bastaría.
(Fernando Cortiñas)
Al Padre Alfonso
Se nos fue el padre Alfonso Gil. Murió
en su ley. Se accidentó viajando a
Nueve de Julio, para servir y
conectarse con amigos y religiosas, en
esa ciudad a la que dedicó los últimos
años de su larga vida. Su corazón no resistió y
partió. Nos deja un gran vacío.
Era un hombre lleno de entusiasmo y de
proyectos a pesar de su edad. Un enamorado de
la Vida Religiosa. Un hombre memorioso, que
supo cultivar los detalles y las amistades y
recordaba el nombre de muchas personas que
pasaron por su vida y por su corazón.
Un caballero de los de antes. Lo despedimos
con tristeza, cariño y agradecimiento. Paz.
(P. Luis Casalá, sm)
(...) El padre Alfonso amó entrañablemente
a la Compañía de María y su vocación
marianista. Sirvió con dedicación y entrega
admirable durante muchos años en misiones de
responsabilidad en Argentina y Chile, y en el
Consejo General de la SM. Su preocupación
constante por la vida marianista en el mundo
entero era un signo del amor con el que vivía su
vocación. Y sufría también con los dolores y los
problemas de la vida marianista (...) Siempre
presente allí donde se requería de su ministerio
sacerdotal, muchos enfermos han recibido su
acompañamiento y su bendición y muchos
familiares han encontrado con su presencia, paz
y consuelo frente a la muerte de un ser querido.
Siempre dispuesto a escuchar y a intervenir en
asuntos delicados para los que se lo consultaba.
Siguiendo su clásica orienta-ción: “suaviter et
fortiter” (...) Tu ausencia se hará notar, sobre
todo en los cumpleaños o en las fechas que
siempre recibíamos tus felicitaciones, en tus
consejos sabios, y en tu testimonio de fe y
fidelidad. Pero sabemos que estás con el Señor
y, desde Él, nos ayudarás a seguir adelante.
(P. Andrés Tocalini sm, de la homilía de
despedida al Padre Alfonso)
Padre Alfonso, siempre vas a estar en los
corazones de todos los marianistas. Siempre
fuiste un buen señor, y aunque algunos te
conocimos este año, viniendo a rezar a la
mañana, nos enseñaste a tener fe y confianza en
cada uno de nosotros. Nos enseñaste también a
amar a Jesús, como vos lo hacías. Te
despedimos con mucho amor y tristeza, agradeciendo
todo lo que hiciste. Te vamos a
extrañar. Muchísima paz.
(Ornella Mastantuono,
alumna de 7º grado “B”)
Le conocía desde 1965 en Santiago de
Chile. Siempre me llamó la atención la
coherencia entre lo que pensaba y lo que hacía.
Detrás de su acento pausado y tranquilo se
encerraba una gran firmeza en sus decisiones.
Conmigo siempre fue cariñoso y amable. Es
una pérdida muy importante pero Dios sabe lo
que hace y seguro que Alfonso, ahora que
consumó su bautismo, seguirá influyendo en la
obra marianista de Argentina y Chile. Descanse
en Paz.
(Fernando Bringas Trueba)
El jueves 4 de agosto del 2011 fue un día
muy triste… perdimos un amigo, Audelino
Alfonso Gil Santiago, para nosotros el padre
Alfonso. Sabemos que no lo veremos más;
pero, quién nos quita lo vivido durante tantos
años, en mi caso, más de treinta. Por eso en
estas líneas trataré de recordarlo, con cariño y
alegría, en esos momentos compartidos. Te
acordás, Alfonso, cuando ya bien entrado el año
1991, y luego de mi curación, me dijiste: “–Yo
también pienso que es un milagro. Deberíamos
iniciar la causa de la Beatificación del padre
Guillermo. ¿Te animás?” Hoy sabemos la
respuesta. Me acompañaste durante todo el
proceso de la enfermedad y en la curación y
fuiste testigo de la Causa. Volviste a
acompañarme hace poco cuando el corazón me
jugó una mala pasada. Bueno, eso era común en
vos: persona que en un momento de su vida
enfermaba o flaqueaba, encontraba consuelo y
apoyo porque ahí estabas, siempre presente
cuando alguien lo necesitaba.
(Elena Otero)
Una desgracia. Buscaba su nombre cuando
encontré la desgracia. Buscaba su nombre para
invitarlo a celebrar nuestros 50 años de
egresados. Fue nuestro director y profesor por
tres años en el Instituto Linares y éste fue el
primer curso con estudios secundarios
completos. Lo recordamos correcto, amable y
espiritual. Aprendimos la filosofía y el francés
de sus labios, pero también la ética de su
ejemplo. Todo maestro deja algo de sí mismo en
sus discípulos y, como un milagro, se multiplicó
en miles de nosotros. Gracias, padre, por sus
enseñanzas, su ejemplo y alumbrarnos el
camino.
(Miguel A. Méndez Pereira)
Te conocí en Linares, Chile, el año 1960,
como rector de nuestro colegio. Fuiste esa mano
amiga que acompañaste nuestros primeros
pasos de la niñez y fuiste grabando con tus
actos, con tu entrega, con tu amor a tu vocación
sacerdotal, esa impronta marianista que
permanecerá por siempre en nuestros
corazones.
(Patricio Salgado)
Pancho y el padre Alfonso, en comunidad.
Parados:
Arturo Pérez, Javier de Aguirre, Eliseo González, Manuel Madueño, Luis
Casalá, Enrique Barbudo, Carlos Ruiz, Andrés Tocalini, Alfonso Gil.
Sentados:
Manuel González, Roque Llamas, Francisco Ruiz de Angulo, Lorenzo Aspe,
Ventura Arnaez, Otilio Ortega, Manuel Prieto, Federico Nantes.
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