Gene Getz – Rico de Todas Maneras - Ondas del Reino

PARTE 2: PRINCIPIOS DE LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS
no descuidaron a los representantes de Cristo, no importa cuán pobre
impresión dieran. Cuando Jesús los comisionó en esta ocasión en particular,
los apóstoles no estaban usando ropones de colores como usaban
los líderes religiosos en Israel. Tampoco llegaron a estas ciudades con
pompas y platillos. No tenían dinero en sus bolsillos y ni siquiera llevaban
una maleta con ropa extra. Desde el punto de vista del mundo, ellos
eran pobres y sin valor alguno. Sin embargo, Jesús los identificaba como
«mis pequeñitos».
Qué contraste en comparación con la clase de los sacerdotes en Is-.
rael. Jeremías, en su libro ]erusalem in the Time of ]esus [jerusalén en
los tiempos de Jesús], describe «las varias extravagancias de los ricos en
Jerusalén en cuanto a sus casas, sus ropas, sus sirvientes, al igual que sus
ofrendas y legados al templo».' Más específicamente, él relata:
De acuerdo a la tradición había un gran lujo en las casas de las
familias de los sumos sacerdotes ... Se informa que Marta, perteneciente
a la familia del sumo sacerdote de Boethus, estaba
tan consentida que alfombró todo el recorrido entre su casa y la
puerta del templo porque quería ver a su esposo [oshua b. Gamaliel
oficiar en el Día de la expiación, en el cual todos tenían
que ir de descalzos.i
La iglesia en Jerusalén
Cuando los apóstoles estaban dirigiendo la nueva iglesia en Jerusalén,
su falta de prestigio y riqueza era un contraste abrupto para los líderes
religiosos que adornaban los atrios del templo en Jerusalén. Esto se ilustró
dramáticamente el día que Pedro y Juan fueron al templo a orar y se
encontraron con el pobre mendigo que les pidió dinero. Ellos no tenían
ni plata ni oro (Hechos 3:6). Por consiguiente, los nuevos creyentes
consideraban un privilegio raro sostener a los apóstoles y satisfacer sus
necesidades físicas. Estos doce hombres no tenían excesos de propiedades
que vender, como Bernabé o Ananías y Safira, ni una gran cuenta bancaria
como sus homólogos religiosos en el templo. Ellos dependían día
a día de quienes les proveyeran el sustento. Por supuesto, el ejemplo de
sacrificio que debieron dar los apóstoles ayudó a motivar a esos nuevos
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CAPITULO 5: MÁs ENSEÑANZAS DE JESÚS
creyentes a disponer sin egoísmo alguno de sus recursos disponibles para _
llevar a cabo la obra del reino deDios.· . .
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Principio Supracultural 20
BENDICIONES ESPECIALES
Dios nosrecompensará cuando ayudemos a satisfacer las
necesidades materiales de otros que sirven a Dios.
Este principio con frecuencia se refuerza con ilustraciones y directrices
en las Escrituras. Dios designó que el primer diezmo en Israel se usara
para cuidar de las necesidades físicas de los levitas que ministraban en
el tabernáculo (Números 18:21-29). Pablo y otros autores de las cartas
del Nuevo Testamento destacaron la importancia de cuidar a los líderes
espirituales que le dedican mucho tiempo y energía al ministerio. Pero
un principio importante de las enseñanzas de Jesús que debemos recordar
es que los cristianos que se preocupan por sus líderes espirituales no solo
animarán a esta gente, sino que también ellos serán bendecidos, aunque
solo puedan dar «un vaso de agua fresca» (Mateo 10:42).
BASE BÍBLICA
Honra a tu padre y a tu madre (Mateo 15:4).
Aunque este mandamiento, que originalmente pronunció Dios en el
Monte Sinaí, era global en términos de aplicación (Éxodo 20:12), la
reiteración de Jesús tenía cierta relación con la forma en que los fariseos
y los maestros de la Ley estaban violando este mandamiento. Jesús siguió
esta exhortación con la explicación siguiente: «"Cualquier ayuda que
pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios". En ese caso, el tal
hijo no tiene que honrar asu padre» (Mateo 15:5-6).
Los fariseos y los maestros de la Ley idearon una serie de reglas humanas
por medio de las cuales las personas podrían clasificar sus posesiones
materiales como dedicadas a Dios. Al tomar ciertas decisiones religiosas,
los judíos estaban legalmente libres de tener que cuidar a sus padres.
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