Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
que, según había <strong>de</strong>tectado en el tren, a ella, no sólo no le interesaba el tema, sino<br />
que le aburría. Y no era cuestión <strong>de</strong> espantarla en la primera cita. Sobre todo,<br />
pensando que en un futuro, quizás no muy lejano, ella podría ser alguien importante<br />
en su vida. Mientras cenaban y proseguían con la charla intrascen<strong>de</strong>nte, los jóvenes<br />
no <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> observarse con cierta curiosidad. Al tenerla allí tan cerca, Raimundo<br />
empezó a sentir otra vez una gran excitación sexual. La misma que, durante todo el<br />
día, le había provocado el sólo pensamiento <strong>de</strong> que iba a cenar con Teresa. Por su<br />
parte, la joven vio en Raimundo, por primera vez, rasgos <strong>de</strong> humanidad. La frialdad<br />
que habitualmente se escondía tras aquellos ojos azules dio paso a una mirada cálida,<br />
<strong>de</strong> la que se traslucía cierto afecto hacia ella. Este <strong>de</strong>scubrimiento la perturbó un poco,<br />
ya que su relación con aquel hombre sólo era circunstancial, y no <strong>de</strong>seaba alentar<br />
ninguna otra expectativa por su parte. La posibilidad <strong>de</strong> que Raimundo pudiera<br />
enamorarse <strong>de</strong> ella le provocó un escalofrío en la columna vertebral, que la hizo<br />
estremecerse en su asiento. Esta reacción física inesperada, que no pasó<br />
<strong>de</strong>sapercibida a Raimundo, hizo que Teresa <strong>de</strong>cidiera tomar la iniciativa <strong>de</strong> la<br />
conversación, para obtener toda la información que necesitaba y acabar con aquello lo<br />
antes posible. Por eso, en cuanto el joven le dio oportunidad <strong>de</strong> hablar, sin que la<br />
interrupción pareciera grosera por su parte, Teresa le preguntó directamente:<br />
-¿Y qué me dices <strong>de</strong> tu futuro político? ¿Qué es lo que te van a nombrar<br />
exactamente?<br />
El giro tan brusco que Teresa dio a la conversación pilló <strong>de</strong> improviso a Raimundo<br />
quien, con toda honestidad, confesó su <strong>de</strong>sconcierto.<br />
-Vaya, yo había <strong>de</strong>cidido no hablar <strong>de</strong> eso contigo. Creí que la política no te<br />
interesaba.<br />
-Y no me interesa –se apresuró a <strong>de</strong>cir Teresa- pero me gustaría saber qué es lo que<br />
te van a nombrar, a elegir... o lo que sea. Me intereso por ti –añadió- no por la política.<br />
Nada más pronunciar estas palabras, Teresa se arrepintió <strong>de</strong> haberlas dicho, por si<br />
daban lugar a algún tipo <strong>de</strong> malentendido. Pero ya era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> y notó cómo el