08.05.2013 Views

Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Estos pensamientos provocaron que Raimundo llegase al bufete con una<br />

sonrisa dibujada en la cara. Estrella celebró verle <strong>de</strong> tan buen humor, cosa nada<br />

habitual en su jefe, y enseguida le puso al corriente <strong>de</strong> la agenda que tenía prevista<br />

para esa jornada. Raimundo la examinó y pidió a su secretaria que <strong>de</strong>splazara la<br />

última cita a otro día, y que reservase mesa para dos en su restaurante favorito: “El<br />

loto azul”.<br />

-Si es posible –le dijo- que sea la mesa <strong>de</strong>l rincón, resulta más íntima.<br />

Este comentario hizo que Estrella le preguntase con un gesto <strong>de</strong> malicia:<br />

-¿Vas <strong>de</strong> conquista otra vez?<br />

-No, que va, es sólo una cena <strong>de</strong> trabajo –respondió el joven guiñando un ojo-<br />

-Pues ten cuidado –afirmó la secretaria siguiéndole la broma- espero que esta vez el<br />

“trabajo” te salga gratis.<br />

Raimundo se metió en su <strong>de</strong>spacho sin respon<strong>de</strong>r, y sonrió al recordar lo que le había<br />

pasado recientemente, cuando conoció a una espectacular mujer, tomando copas por<br />

la noche, que resultó ser una prostituta <strong>de</strong> lujo. Raimundo no se dio cuenta <strong>de</strong> la<br />

situación hasta que ésta le pidió los honorarios correspondientes. Y el joven,<br />

totalmente <strong>de</strong>sconcertado, la echó <strong>de</strong> su apartamento con cajas <strong>de</strong>stempladas. No<br />

tanto por prejuicios morales, que no tenía, sino por la gran cantidad <strong>de</strong> dinero que la<br />

mujer le pidió por acostarse con él. Cuando al día siguiente contó en el bufete lo que le<br />

había pasado, Mario y Estrella estuvieron todo el día riéndose a su costa. Y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

entonces, no perdían ninguna ocasión para recordarle su metedura <strong>de</strong> pata.<br />

Raimundo pensó que ése no iba a ser el problema <strong>de</strong> esa noche, pues Teresa no<br />

tenía nada que ver con la clase <strong>de</strong> conquistas que él solía hacer. Lo que realmente le<br />

preocupaba era la insólita atracción que sentía por aquella extraña joven. Una<br />

atracción que iba más allá <strong>de</strong>l juego <strong>de</strong> la seducción sexual, y que entraba<br />

peligrosamente en el terreno <strong>de</strong> los sentimientos. Y esa era una parcela que él tenía<br />

perfectamente <strong>de</strong>limitada y acotada, y en la que figuraba un gran letrero que ponía:<br />

“Prohibido el paso”.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!