Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La conversación con Espinosa iba poniendo a Raimundo <strong>de</strong> muy mal humor. Sobre<br />
todo porque en esos momentos se sentía como un imbécil, al haberse <strong>de</strong>jado engañar<br />
por las palabras y las buenas maneras <strong>de</strong> Diego Castillo. ¿Pero qué es lo que<br />
pretendía?. Preso <strong>de</strong> esa agresividad que con frecuencia se apo<strong>de</strong>raba <strong>de</strong> él,<br />
Raimundo perdió las formas y se levantó <strong>de</strong>l sofá gritando y paseándose<br />
nerviosamente por la habitación, ante la mirada atónita <strong>de</strong> Jaime Espinosa, que le<br />
pedía que se tranquilizase.<br />
-¡Cómo que me tranquilice! –saltó el joven- si se ha reído <strong>de</strong> mí en mis propias<br />
narices. ¡Y pensar que he creído todo lo que me ha dicho!<br />
Viendo la <strong>de</strong>sorbitada reacción <strong>de</strong> ira <strong>de</strong> Raimundo, Espinosa pensó, por un momento,<br />
si no se habrían equivocado eligiendo al joven para sustituir a Diego Castillo. La<br />
cuestión no era eliminar a un tirano ingobernable para poner a otro. De cualquier forma<br />
–reflexionó- ya era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para dar marcha atrás, y lo prioritario ahora era<br />
quitar a Diego <strong>de</strong> la presi<strong>de</strong>ncia. Para ese objetivo serviría muy bien Raimundo<br />
Carbajal y luego... Luego ya se vería. Dirigiéndose al joven, que continuaba muy<br />
alterado, Espinosa intentó quitarle hierro al asunto<br />
-Bueno hombre –dijo poniéndose también <strong>de</strong> pie- no te lo tomes así. No sé qué coño<br />
ha pretendido el cabrón ese al convocar a los empresarios. Pero sea lo que sea, te<br />
aseguro que no le vamos a <strong>de</strong>jar. No te preocupes –añadió dándole golpecitos en la<br />
espalda a Raimundo- vete tranquilo y confía en mí. Dentro <strong>de</strong> unos días serás<br />
propuesto oficialmente como el candidato <strong>de</strong>l Partido para la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Territorio.<br />
Empezaremos a promocionarte y, unos meses <strong>de</strong>spués, ganarás las elecciones, serás<br />
el nuevo presi<strong>de</strong>nte, y Diego Castillo pasará a la historia.<br />
Cuando Raimundo se sintió más tranquilo, Jaime le <strong>de</strong>spidió en la puerta <strong>de</strong> su<br />
<strong>de</strong>spacho. Al quedarse solo otra vez, pensó que, en un futuro, habría que vigilar muy<br />
<strong>de</strong> cerca <strong>de</strong> aquel joven, porque no le había gustado nada la transformación que había<br />
sufrido ante sus ojos. Le había costado mucho trabajo convencer a algunos miembros<br />
<strong>de</strong> la Ejecutiva para quitarse <strong>de</strong> en medio a Diego Castillo. Si no hubiera sido porque