Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
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-¿Qué le pasaba hoy a la vieja? Ha cogido el talón sin <strong>de</strong>cir palabra, y se ha marchado<br />
con una cara <strong>de</strong> funeral <strong>de</strong> la hostia.<br />
-Pues eso, que está vieja –respondió Diego- y vamos a tener que ir pensando en<br />
sustituirla, porque últimamente no está muy inspirada.<br />
El trayecto hacia el restaurante lo hicieron comentando los datos sobre<br />
subvenciones que Guillermo le había preparado. Cuando llegaron al lugar don<strong>de</strong> se<br />
celebraría el almuerzo, un pequeño grupo <strong>de</strong> influyentes empresarios <strong>de</strong>l Territorio,<br />
entre los que se encontraban varios propietarios <strong>de</strong> medios <strong>de</strong> comunicación, le<br />
aguardaban ya tomando una cerveza. Tras las bromas y saludos <strong>de</strong> rigor, pasaron a<br />
un comedor privado y se sentaron en torno a una gran mesa redonda. En cuanto el<br />
maitre les tomó nota <strong>de</strong>l plato que cada uno tomaría tras los aperitivos, Diego entró <strong>de</strong><br />
lleno en la conversación, y solicitó a sus invitados el apoyo que en otras ocasiones le<br />
habían brindado, para presentarse a la reelección como presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Territorio.<br />
Mientras Diego hablaba, Guillermo, que había permanecido <strong>de</strong> pie, repartía una<br />
carpeta a cada comensal. En su interior figuraban dos documentos. El primero, común<br />
para todos, era el texto que <strong>de</strong>bían firmar, avalando la elección <strong>de</strong> Diego como<br />
candidato. Y en el segundo documento, individualizado, se recogían todas las<br />
cantida<strong>de</strong>s que cada empresario había recibido <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong>l Territorio, a través <strong>de</strong><br />
subvenciones o <strong>de</strong> otros conceptos. Conforme los invitados iban examinando el<br />
contenido <strong>de</strong> las carpetas, se intercambiaban miradas entre ellos, mientras<br />
escuchaban las palabras <strong>de</strong> Diego. Cuando éste terminó <strong>de</strong> hablar, se produjo un<br />
embarazoso silencio. Finalmente, un empresario <strong>de</strong> la construcción con pelo canoso y<br />
bigote, se <strong>de</strong>cidió a tomar la palabra:<br />
- Creo que hablo en nombre <strong>de</strong> todos si te digo que tienes nuestro apoyo<br />
incondicional. Como siempre lo has tenido. No era necesario que nos recordaras el<br />
dinero que recibimos <strong>de</strong> tu Gobierno –dijo, con una sonrisa forzada, esgrimiendo el<br />
folio que había sacado <strong>de</strong> su carpeta- De sobra sabes que ése es un factor que