08.05.2013 Views

Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Espinosa? Jaime Espinosa no era nadie. Sólo un medicucho ambicioso que había<br />

dado un braguetazo, casándose con la hija <strong>de</strong>l senador Morcillo para entrar en política.<br />

¿Pero qué méritos tenía? Ninguno. Siempre había sido un segundón, y ahora<br />

pretendía llegar a la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Gobierno... Eso era algo que, a todas luces, le<br />

correspondía a él. Y este cabrón <strong>de</strong> Espinosa, no sólo le había arrebatado ese<br />

<strong>de</strong>recho, sino que pretendía acabar con su carrera política, haciendo que renunciase<br />

al Gobierno <strong>de</strong>l Territorio. Algo que él se había ganado a pulso, y a lo que se había<br />

<strong>de</strong>dicado en cuerpo y alma durante los últimos 25 años. En un frenético intento por<br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r lo que era suyo, Diego Castillo fue consciente <strong>de</strong> que se estaba humillando al<br />

preguntar:<br />

-¿Y no hay posibilidad <strong>de</strong> que yo conserve la dirección territorial <strong>de</strong>l Partido, aunque<br />

no sea el candidato en las elecciones?<br />

-¿Estás <strong>de</strong> broma? –respondió Espinosa- Vaya, no sabía que estabas tan<br />

<strong>de</strong>sesperado –añadió con un tono irónico en la voz- Sabes perfectamente que eso no<br />

es posible. Que eso no funciona. Parece mentira que me propongas algo así. ¿No<br />

recuerdas cómo acabó la última experiencia que tuvimos en el Partido <strong>de</strong> dirección<br />

bicéfala? Ni hablar. Eso ni se plantea. Tú te vas, <strong>de</strong>sapareces <strong>de</strong> la escena política un<br />

tiempo, y si llego a la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Gobierno, te aseguro que no me olvidaré <strong>de</strong> ti...<br />

Aunque no te tomes mis palabras como una promesa –añadió mientras empujaba a<br />

Diego hacia la puerta <strong>de</strong> su <strong>de</strong>spacho, a modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida- los tiempos cambian<br />

muy <strong>de</strong>prisa, y la gente quiere caras nuevas. Tú has sabido moverte muy bien por las<br />

pantanosas aguas <strong>de</strong> la política, y no vas a tener problemas económicos. A<strong>de</strong>más,<br />

siempre pue<strong>de</strong>s volver a la abogacía. Con tus contactos podrías hacer muy buenos<br />

negocios... Tan buenos como los que has hecho hasta ahora –concluyó Espinosa con<br />

un tono malicioso en la voz.<br />

Al recordar ahora esta conversación, a Diego se le puso otra vez mala sangre.<br />

Sabía que todo lo que se había dicho en esa reunión era <strong>de</strong> dominio público en el<br />

partido. Ya se había encargado Espinosa <strong>de</strong> que así fuera. Y también sabía cómo se

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!