Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
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-Perdona, pero es que lo que has dicho me resulta muy gracioso ¡el viejo un brujo!<br />
Cada vez más enfadada, Teresa le respondió <strong>de</strong> forma airada<br />
-Si, tu padre, o lo que fuera, era un brujo. ¿No sabes lo que es eso? Mi abuela me<br />
contó que Tomás Carbajal era un hechicero muy po<strong>de</strong>roso. Mi abuela también era<br />
hechicera. “Y yo también lo soy” –estuvo a punto <strong>de</strong> gritarle, pero no lo hizo y continuó<br />
hablando:<br />
-Si no me crees, pue<strong>de</strong>s preguntárselo al hombre que había esta mañana en su casa.<br />
Mientras íbamos al cementerio, él me confirmó que tu padre había curado a su nieto.<br />
Porque parte <strong>de</strong> sus po<strong>de</strong>res consistían en curar a la gente. ¿No lo sabías? –preguntó<br />
Teresa con retintín- ¿No sabías que tu padre era un hechicero? ¿Qué clase <strong>de</strong> hijo<br />
has sido tú?<br />
Esta última pregunta se clavó como una flecha envenenada en su corazón. Al margen<br />
<strong>de</strong> que Tomás fuera su verda<strong>de</strong>ro padre o no, él no había sido un buen hijo. Las<br />
palabras <strong>de</strong> Teresa le trajeron a la memoria confusas imágenes <strong>de</strong> su infancia. En<br />
esos momentos recordó que él casi nunca había estado enfermo. Pero una vez,<br />
jugando con otros críos, se había caído sobre los barrotes en punta <strong>de</strong> una verja, y se<br />
había hecho un gran boquete a la altura <strong>de</strong>l ombligo, <strong>de</strong>l que todavía conservaba la<br />
cicatriz. Ahora recordaba que fue su padre el que le curó, que nunca fueron al médico,<br />
y que el viejo no se separó <strong>de</strong> su cama, ni <strong>de</strong> noche ni <strong>de</strong> día, mientras canturreaba<br />
cosas que Raimundo no entendía, y le aplicaba en la herida emplastos <strong>de</strong> hojas que<br />
olían muy mal. También recordó cómo algunas veces paraban ante su puerta coches<br />
impresionantes, <strong>de</strong> los que bajaban personas <strong>de</strong> aspecto distinguido, que iban a visitar<br />
a su padre. Pero eso ocurrió en una época en la que él era pequeño, porque luego,<br />
cuando fue creciendo, ya no recordaba nada similar. Tan absorto estaba en sus<br />
pensamientos, que no se dio cuenta <strong>de</strong> la pregunta que le estaba haciendo Teresa,<br />
por lo que la joven tuvo que volverla a repetir:<br />
-Aunque veo que no sabes mucho <strong>de</strong> la persona que te ha criado, quizás puedas<br />
<strong>de</strong>cirme don<strong>de</strong> nació.