08.05.2013 Views

Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cuento <strong>de</strong> hadas. Aunque tenía los ojos cerrados, Raimundo recordaba la profundidad<br />

<strong>de</strong> su mirada y contempló el color negro azabache <strong>de</strong> sus pestañas, que contrastaban<br />

vivamente con el blanco <strong>de</strong> los cabellos. Había que reconocer que aquella joven<br />

cubana <strong>de</strong> piel morena era muy atractiva. Aunque su belleza se saliera <strong>de</strong> los cánones<br />

que imperaban en aquellos tiempos, y <strong>de</strong> los ambientes don<strong>de</strong> él se movía en la Gran<br />

Ciudad. Allí todas las chicas eran iguales. Parecía como si las hubieran cortado con el<br />

mismo patrón. Todas las mujeres con las que él trataba se parecían entre ellas. Se<br />

peinaban igual, vestían igual, olían <strong>de</strong> la misma manera y tenían el mismo aspecto. A<br />

veces le costaba recordar sus nombres, porque todas se parecían. Quizás por eso no<br />

había podido intimar con ninguna más allá <strong>de</strong> unas pocas noches <strong>de</strong> placer.<br />

Enseguida se cansaba <strong>de</strong> ellas, porque no tenían nada que <strong>de</strong>cirse. Eran como<br />

figuritas <strong>de</strong>corativas. Bellas por fuera pero huecas por <strong>de</strong>ntro. Aunque reconoció que<br />

tampoco él ofrecía mucho más <strong>de</strong> lo que aquellas mujeres le daban. Aprovechando la<br />

impunidad que le ofrecía el sueño <strong>de</strong> Teresa, continuó examinando a la joven. Su<br />

mirada recorrió aquel cuerpo dormido, <strong>de</strong>teniéndose en cada uno <strong>de</strong> sus rincones.<br />

Mientras la observaba, pensó que era una mujer menuda, pero muy bien<br />

proporcionada. Sin quererlo, notó cómo el <strong>de</strong>seo se apo<strong>de</strong>raba <strong>de</strong> él y cómo le<br />

empezaba a crecer su sexo en la entrepierna. Muy excitado, cruzó las piernas para<br />

disimular. Sin embargo, no podía controlar su erección, que amenazaba con salirse <strong>de</strong>l<br />

pantalón. Un poco avergonzado, se levantó para encaminarse al servicio. Avanzó por<br />

el pasillo <strong>de</strong>l tren, mirando <strong>de</strong> reojo a los viajeros que iban sentados a ambos lados,<br />

con la esperanza <strong>de</strong> que nadie reparara en su embarazosa situación. Pero nadie<br />

parecía darse cuenta, porque cada uno estaba enfrascado en su propia vida. Nada<br />

más llegar al servicio se abrió la bragueta, y en cuanto agarró con la mano su miembro<br />

viril, sin necesidad <strong>de</strong> estimulación ninguna, se corrió. Utilizó las toallas <strong>de</strong> papel que<br />

había junto al lavabo para limpiarse. Y luego, mientras se enjuagaba las manos,<br />

interrogó en voz alta al rostro que le <strong>de</strong>volvía el espejo, entre divertido y preocupado.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!