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Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

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la sensación <strong>de</strong> observarlo todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera, persistieron aún con más intensidad.<br />

Ahora era ella misma la que estaba en el foco <strong>de</strong> la escena. Actuando como<br />

protagonista y, simultáneamente, ausente, viviéndola sólo como testigo. Sintió como si<br />

algo por <strong>de</strong>ntro se resquebrajara, como si estuviera partida en dos. Una parte tiraba <strong>de</strong><br />

ella para hacerle vivir la escena <strong>de</strong> la estación. Pero otra parte la sujetaba para que se<br />

mantuviera al margen, y para que contemplase la vivencia con la misma distancia que<br />

un espectador observa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su butaca una representación teatral. Sintió un ligero<br />

mareo, y el contacto <strong>de</strong> una mano firme en su hombro la hizo volver con todo su ser a<br />

la realidad <strong>de</strong> aquella estación <strong>de</strong> ferrocarril. Era Raimundo Carbajal el que le hablaba<br />

-¿Se encuentra bien?- le preguntó.<br />

-Si, no se preocupe. Des<strong>de</strong> que salí <strong>de</strong> La Habana he estado viajando, y aún no he<br />

podido <strong>de</strong>scansar. En cuanto duerma un poco me encontraré bien -le respondió<br />

Teresa-<br />

Ambos se miraron y se hizo un silencio que les resultó embarazoso. Como si le<br />

costase mucho hablar, Raimundo dijo al fin:<br />

-Le quería pedir disculpas por lo <strong>de</strong> antes. Mi comportamiento en el cementerio no fue<br />

muy correcto. ¿Me ha dicho que su abuela conocía a... mi padre?- dijo balbuceando.<br />

-Si –le contestó Teresa <strong>de</strong> mala gana- mi abuela murió hace un mes y me dio una<br />

carta para que se la trajera a su... bueno, al Brujo, a Tomás Carbajal. He venido a<br />

traérsela.<br />

-¿Des<strong>de</strong> Cuba? ¿Ha venido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> La Habana a traer una carta? –se sorprendió<br />

Raimundo-<br />

-Pues sí –respondió Teresa un poco molesta- Esa era la voluntad <strong>de</strong> mi abuela y yo la<br />

estoy cumpliendo. No creo que sea tan raro<br />

-Debe ser una carta muy importante –se interesó <strong>de</strong> repente Raimundo-<br />

-No sé, como usted compren<strong>de</strong>rá no la he abierto, así que no sé lo que pone –<br />

respondió Teresa con un tono <strong>de</strong> mal humor-<br />

Nuevamente, un molesto silencio se interpuso entre ambos.

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