Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
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Un murmullo acogió las palabras <strong>de</strong> Jaime Espinosa, mientras éste bebía agua,<br />
marcando así una estudiada pausa. Interrupción que sirvió para que los periodistas se<br />
pusieran alerta con sus cámaras, buscando estratégicamente los sitios más idóneos<br />
junto al escenario. Cuando Espinosa terminó <strong>de</strong> beber, <strong>de</strong>pósito el vaso en el soporte<br />
que tenía bajo el atril, y lentamente añadió:<br />
- Hoy estaba previsto que Diego Castillo anunciase su retirada, al acabar la legislatura,<br />
y presentase a su sustituto. El no podrá hacerlo, pero el mejor homenaje que po<strong>de</strong>mos<br />
ofrecerle es seguir con lo que el presi<strong>de</strong>nte tenía previsto, y hacer las cosas tal y como<br />
él quería, y como él las hubiera hecho. Por eso, ya sin más dilación –añadió elevando<br />
el tono <strong>de</strong> voz- pido que suba al escenario Raimundo Carbajal, el candidato <strong>de</strong>l Partido<br />
a la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Territorio.<br />
Al pronunciar el nombre <strong>de</strong> Raimundo, la música empezó a sonar, mientras la<br />
gente, en pie, miraba a un lado y a otro esperando que apareciera el candidato.<br />
Raimundo, que estaba sentado en una esquina <strong>de</strong> la primera fila, se acercó hacia el<br />
escenario, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una nube <strong>de</strong> cámaras y fotógrafos, que apenas le <strong>de</strong>jaban<br />
andar. Cuando consiguió llegar arriba, sin po<strong>de</strong>r disimular la alegría en su rostro, se<br />
abrazó con Jaime Espinosa y permaneció a su lado, saludando al auditorio y<br />
recibiendo los aplausos que le brindaban. Cuando el público volvió a sentarse en<br />
silencio, Raimundo, visiblemente nervioso, se situó tras el atril y comenzó su discurso.<br />
Sus primeras palabras fueron para Diego Castillo, al que <strong>de</strong>finió como “político<br />
ejemplar”, “luchador incansable por las liberta<strong>de</strong>s”, y “aliado <strong>de</strong> los más<br />
<strong>de</strong>sfavorecidos”. Conforme iba hablando, Raimundo se sintió cada vez más tranquilo<br />
y, al cabo <strong>de</strong> unos minutos, tenía a todo el auditorio pendiente <strong>de</strong> sus palabras, y<br />
encandilado con su juventud y su buena presencia. Algunas mujeres comentaron<br />
entre ellas lo guapo que era, y lo bien que le sentaba la camisa azul que llevaba,<br />
haciendo juego con el color celeste <strong>de</strong> sus ojos. A Jaime Espinosa no le pasó<br />
<strong>de</strong>sapercibida la buena acogida que estaba teniendo el candidato. Muy satisfecho<br />
consigo mismo, por la acertada elección que había hecho, pensó que en esos