Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
existías. Pero el laberinto <strong>de</strong> la vida ha hecho que nuestros caminos se crucen. Tienes<br />
razón cuando dices que han pasado cosas entre nosotros, y gracias a esas cosas tú,<br />
que eras alguien ignorado por mí, has pasado a ser una persona a la que tengo gran<br />
afecto. Pero ni te amo ni tengo ninguna intención <strong>de</strong> compartir mi vida contigo.<br />
Nuestros caminos se han cruzado, pero ahora cada uno <strong>de</strong>be seguir el suyo. Para ti<br />
empieza una nueva vida... Y para mí también –añadió- No sé cual, pero estoy segura<br />
<strong>de</strong> que así será.<br />
Raimundo, que había escuchado en silencio las palabras <strong>de</strong> Teresa, dudó a la hora <strong>de</strong><br />
respon<strong>de</strong>rle. En su interior tenía una mezcla <strong>de</strong> cariño y <strong>de</strong> resentimiento hacia ella.<br />
Cariño porque se acababa <strong>de</strong> dar cuenta <strong>de</strong> que esa joven cubana, <strong>de</strong> pelo blanco y<br />
rizado, era mucho más importante en su vida <strong>de</strong> lo que estaba dispuesto a reconocer.<br />
Y resentimiento porque no soportaba que le rechazase. Nunca había podido aguantar<br />
que las cosas no salieran como él las había planificado. Y sus planes <strong>de</strong> boda con<br />
Teresa eran lo mejor que se le había ocurrido en mucho tiempo. Por unos momentos<br />
quiso insistir. Decirle que, con el tiempo, estaba seguro <strong>de</strong> que ella le amaría. Pero en<br />
lugar <strong>de</strong> eso suspiró largamente y dijo con un tono <strong>de</strong> resignación:<br />
- Creo que es inútil insistirte, porque tu ya has tomado tu <strong>de</strong>cisión.<br />
- Así es –respondió Teresa- y te agra<strong>de</strong>zco mucho que lo comprendas...<br />
- No lo comprendo –le cortó Raimundo- pero me doy cuenta cuando una batalla está<br />
perdida. Y ésta lo está... Bien –concluyó- espero que por lo menos vayas mañana a la<br />
Convención, ¿irás?<br />
- Si claro –dijo la joven- Es tu gran día. No me lo per<strong>de</strong>ría por nada <strong>de</strong>l mundo. Allí<br />
estaré para <strong>de</strong>spedirme <strong>de</strong> ti y <strong>de</strong>searte suerte en tu nueva andadura. La vas a<br />
necesitar.<br />
¿Qué habría querido <strong>de</strong>cir Teresa con eso <strong>de</strong> que la iba a necesitar? El<br />
murmullo provocado por la gente que se ponía <strong>de</strong> pie en la Catedral, interrumpió la<br />
recapitulación <strong>de</strong> Raimundo y le hizo volver a la realidad <strong>de</strong> aquel lugar, y al motivo<br />
por el que se encontraba allí. Por unos momentos <strong>de</strong>jó que la conversación con