Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Castillo, la única respuesta <strong>de</strong> Teresa fue un pesado silencio. Luego, ella tomó la<br />
palabra y, sin más preámbulos, le dijo que, cuando pasase la Convención,<br />
abandonaría la Gran Ciudad. Raimundo aún podía recordar el sonido <strong>de</strong> sus propias<br />
palabras, cuando le preguntó <strong>de</strong>sconcertado:<br />
-¿Cómo que te vas?, pero ¿adon<strong>de</strong>?<br />
-Vuelvo a Galicia –respondió Teresa- ya he hecho todo lo que tenía que hacer aquí.<br />
-No sé cómo <strong>de</strong>bo interpretar tus palabras –dijo Raimundo en un tono <strong>de</strong> seriedad-<br />
- Pues no las interpretes <strong>de</strong> ninguna manera –respondió la joven-<br />
Teresa hizo una nueva pausa, como si midiese bien lo que quería <strong>de</strong>cir, y añadió:<br />
- Cuando vine a España lo hice para traer una carta <strong>de</strong> mi abuela a tu padre, pero<br />
resultó que él había muerto. Entonces te conocí a ti, y encaminé los pasos hacía<br />
Galicia, porque creí que era a ese lugar don<strong>de</strong> nació mi abuela, don<strong>de</strong> yo <strong>de</strong>bía acudir.<br />
Por una serie <strong>de</strong> circunstancias que no vienen al caso, volví <strong>de</strong> nuevo a la Gran<br />
Ciudad, pero ahora sé que <strong>de</strong>bo regresar a Lameiros y, sea cual sea mi futuro, tengo<br />
el convencimiento <strong>de</strong> que partirá <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí –concluyó, dando un suspiro-<br />
Raimundo también guardó silencio unos momentos antes <strong>de</strong> contestar:<br />
-No sé por qué volviste <strong>de</strong> Galicia, pero algo me dice que tuvo que ver conmigo.<br />
Quizás estuvo relacionado con la carta que <strong>de</strong>biste entregar a mi padre, y que<br />
finalmente te <strong>de</strong>cidiste a leer. No sé, <strong>de</strong>duzco por tus palabras que no vas a<br />
<strong>de</strong>círmelo...<br />
El joven hizo un nuevo paréntesis, para ver si Teresa hablaba, pero como no lo hizo<br />
Raimundo continuó:<br />
- Fuera cual fuera el motivo que te hizo volver, lo cierto es que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces han<br />
pasado muchas cosas entre nosotros. Cosas importantes para mí, y yo creí que<br />
también eran importantes para ti... Hace unos días –añadió tras otra breve pausa- te<br />
pedí que te casaras conmigo, y ahora te lo pido otra vez...<br />
-No puedo casarme contigo –le interrumpió Teresa- porque no estoy enamorada <strong>de</strong> ti.<br />
Hasta hace bien poco eras un auténtico <strong>de</strong>sconocido. Yo ni siquiera sabía que