Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
que aparentar un afecto que no sentía, para poder lograr el semen de Raimundo. Aunque si era sincera consigo misma, tenía que reconocer que el joven había provocado en ella una pasión sexual que nunca antes había experimentado y, por qué no decirlo, una mezcla de compasión y afecto. Era verdad que ese sentimiento suyo no tenía nada que ver con la relación que Raimundo deseaba, pero no por eso deseaba hacerle daño. Incorporándose de la cama de un salto, Teresa dio por concluido su monólogo y se dirigió al cuarto de baño para ducharse. Observándose desnuda ante el espejo, se estremeció al recordar el apasionamiento de las caricias de Raimundo y, con un gesto de decisión dijo en voz alta: “Se le pasará. Todo pasa en esta vida”. Raimundo se sintió satisfecho de que Teresa le acompañara a la Convención del Partido el día siguiente. Cuando pasase todo ese lío, pensaba proponerle de nuevo que se casase con él. No quedaba mucho tiempo hasta las próximas elecciones, y quería dejar solucionado ese tema lo antes posible, para no tener que preocuparse más del asunto. La carrera política que iba a iniciar le exigía una mujer a su lado, y esa mujer tenía que ser Teresa. El ya había hecho su elección, y pensó que no existía ningún motivo para demorarse. Razonó nuevamente que ya tenía la edad suficiente y la posición económica y social adecuada, como para ir al grano en lugar de andarse por las ramas. Al fin y al cabo, pensó que cualquier chica se sentiría muy halagada de que alguien, con el futuro que él tenía por delante, la pidiera en matrimonio. Y Teresa no iba a ser la excepción. Cuando se lo propuso, ella en realidad no había dicho que no. Sólo que no se conocían lo suficiente. De todas maneras había que reconocer que la joven cubana era distinta a las demás, y no se parecía en nada a las mujeres que él había conocido hasta ese momento. Pero tampoco creía que fuera tan diferente como para rechazar una oferta así. Si analizaba fríamente la situación de Teresa, tenía que convenir en que, al fin y al cabo, era una inmigrante sin oficio ni beneficio. Y además,
su experiencia le decía que, en el fondo, todas las mujeres quieren casarse y formar una familia. Pensó que, por mucho que hablen de su incorporación al mercado laboral, de sus carreras profesionales y otras gaitas, lo que todas anhelan en el fondo es casarse y, a ser posible, tener un marido que las mantenga. Y a él eso no le parecía mal. No es que estuviera en contra de que la mujer trabajase fuera del hogar. Naturalmente que no. Pero estaba la cuestión de los hijos. Y cuando éstos llegaban, la mujer debía dedicar toda su atención a criarlos. “Por algo están más dotadas para ello” –dijo para sus adentros- Los pensamientos de Raimundo quedaron interrumpidos por el sonido del teléfono. Al descolgarlo, reconoció la voz de Jaime Espinosa que le preguntaba: -¿Cómo está mi candidato favorito? Siguiéndole la broma, Raimundo respondió: -Estupendamente. Me pillas mirándome al espejo, para averiguar cual es mi lado bueno. -No te molestes. Para eso ya tenemos todo un gabinete de asesores y especialistas, que te hacen cientos de fotos antes de elegir la mejor para el cartel electoral. Ya verás que coñazo. Por cierto, hablando de espejos, ¿has visto el escenario que se ha montado Diego para la Convención? –preguntó Espinosa- - No. He supuesto que nos acercaríamos a verlo esta tarde, después de la reunión en el Partido. - Pues es alucinante, tío. Se ha montado una estructura de espejos para que lo veamos de frente, de perfil, de espaldas, de medio lado, desde arriba, desde abajo... Bueno, es increíble. Y además habrá costado un pastón. - ¿Y todo eso quien lo paga? –preguntó ingenuamente Raimundo- - Pues el Territorio. El Partido no pone ni un duro. No olvides que es un acto institucional. Lo que Diego celebra mañana son sus bodas de plata como presidente del Territorio. Aunque mejor sería decir su entierro de plata –bromeó soltando una
- Page 99 and 100: según parecía, allí ya no vivía
- Page 101 and 102: Capítulo XII Una punzada en el est
- Page 103 and 104: energía sexual, con el fin de dest
- Page 105 and 106: -No te preocupes, aún no vas a ser
- Page 107 and 108: cuerpos físico y etéreo del joven
- Page 109 and 110: controlar y dañar a los demás. Te
- Page 111 and 112: Capítulo XIII Diego Castillo no po
- Page 113 and 114: -Tu hija está embarazada. Sin repo
- Page 115 and 116: en la cama con el primero que llega
- Page 117 and 118: nadie en su sano juicio se creería
- Page 119 and 120: ebé, no ejercería como su madre,
- Page 121 and 122: -Claro, claro -se apresuró a respo
- Page 123 and 124: situación de desamparo en la que s
- Page 125 and 126: dormir, durante unas horas, un sue
- Page 127 and 128: condujera hacia su destino. Por eso
- Page 129 and 130: Embebido en estos pensamientos, no
- Page 131 and 132: ido subiendo de tono hasta converti
- Page 133 and 134: de las reliquias de Santa Constanci
- Page 135 and 136: - ¡Uf, menos mal! -añadió éste
- Page 137 and 138: -Ya te lo contaré cuando llegue a
- Page 139 and 140: que nosotros nos demos cuenta de el
- Page 141 and 142: iba a hacerle ninguna gracia su ren
- Page 143 and 144: aguas. Gabriel tiró también el sa
- Page 145 and 146: traslado, Guillermo dijo a Enriquet
- Page 147 and 148: Capítulo XVII Teresa estaba durmie
- Page 149: Teresa siempre había creído que e
- Page 153 and 154: años al frente del Gobierno del Te
- Page 155 and 156: Pero, sobre todo, para enterarse bi
- Page 157 and 158: los últimos días, se había imagi
- Page 159 and 160: Ambos se acercaron de nuevo al cad
- Page 161 and 162: hay nadie imprescindible porque el
- Page 163 and 164: creyó que estaba embarazada. Eso e
- Page 165 and 166: Capítulo XIX Sentado en un banco d
- Page 167 and 168: existías. Pero el laberinto de la
- Page 169 and 170: muchos de los políticos que había
- Page 171 and 172: Un murmullo acogió las palabras de
- Page 173 and 174: absoluta seguridad de que Raimundo
- Page 175 and 176: Capítulo XX Cuando Teresa Campoamo
- Page 177 and 178: el autobús que debía coger, así
- Page 179 and 180: alterada con esta sincronía, Teres
- Page 181: Este libro se publicó en el mes de
su experiencia le <strong>de</strong>cía que, en el fondo, todas las mujeres quieren casarse y formar<br />
una familia. Pensó que, por mucho que hablen <strong>de</strong> su incorporación al mercado laboral,<br />
<strong>de</strong> sus carreras profesionales y otras gaitas, lo que todas anhelan en el fondo es<br />
casarse y, a ser posible, tener un marido que las mantenga. Y a él eso no le parecía<br />
mal. No es que estuviera en contra <strong>de</strong> que la mujer trabajase fuera <strong>de</strong>l hogar.<br />
Naturalmente que no. Pero estaba la cuestión <strong>de</strong> los hijos. Y cuando éstos llegaban, la<br />
mujer <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>dicar toda su atención a criarlos. “Por algo están más dotadas para ello”<br />
–dijo para sus a<strong>de</strong>ntros-<br />
Los pensamientos <strong>de</strong> Raimundo quedaron interrumpidos por el sonido <strong>de</strong>l<br />
teléfono. Al <strong>de</strong>scolgarlo, reconoció la voz <strong>de</strong> Jaime Espinosa que le preguntaba:<br />
-¿Cómo está mi candidato favorito?<br />
Siguiéndole la broma, Raimundo respondió:<br />
-Estupendamente. Me pillas mirándome al espejo, para averiguar cual es mi lado<br />
bueno.<br />
-No te molestes. Para eso ya tenemos todo un gabinete <strong>de</strong> asesores y especialistas,<br />
que te hacen cientos <strong>de</strong> fotos antes <strong>de</strong> elegir la mejor para el cartel electoral. Ya verás<br />
que coñazo. Por cierto, hablando <strong>de</strong> espejos, ¿has visto el escenario que se ha<br />
montado Diego para la Convención? –preguntó Espinosa-<br />
- No. He supuesto que nos acercaríamos a verlo esta tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la reunión en<br />
el Partido.<br />
- Pues es alucinante, tío. Se ha montado una estructura <strong>de</strong> espejos para que lo<br />
veamos <strong>de</strong> frente, <strong>de</strong> perfil, <strong>de</strong> espaldas, <strong>de</strong> medio lado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo...<br />
Bueno, es increíble. Y a<strong>de</strong>más habrá costado un pastón.<br />
- ¿Y todo eso quien lo paga? –preguntó ingenuamente Raimundo-<br />
- Pues el Territorio. El Partido no pone ni un duro. No olvi<strong>de</strong>s que es un acto<br />
institucional. Lo que Diego celebra mañana son sus bodas <strong>de</strong> plata como presi<strong>de</strong>nte<br />
<strong>de</strong>l Territorio. Aunque mejor sería <strong>de</strong>cir su entierro <strong>de</strong> plata –bromeó soltando una