Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

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08.05.2013 Views

que aparentar un afecto que no sentía, para poder lograr el semen de Raimundo. Aunque si era sincera consigo misma, tenía que reconocer que el joven había provocado en ella una pasión sexual que nunca antes había experimentado y, por qué no decirlo, una mezcla de compasión y afecto. Era verdad que ese sentimiento suyo no tenía nada que ver con la relación que Raimundo deseaba, pero no por eso deseaba hacerle daño. Incorporándose de la cama de un salto, Teresa dio por concluido su monólogo y se dirigió al cuarto de baño para ducharse. Observándose desnuda ante el espejo, se estremeció al recordar el apasionamiento de las caricias de Raimundo y, con un gesto de decisión dijo en voz alta: “Se le pasará. Todo pasa en esta vida”. Raimundo se sintió satisfecho de que Teresa le acompañara a la Convención del Partido el día siguiente. Cuando pasase todo ese lío, pensaba proponerle de nuevo que se casase con él. No quedaba mucho tiempo hasta las próximas elecciones, y quería dejar solucionado ese tema lo antes posible, para no tener que preocuparse más del asunto. La carrera política que iba a iniciar le exigía una mujer a su lado, y esa mujer tenía que ser Teresa. El ya había hecho su elección, y pensó que no existía ningún motivo para demorarse. Razonó nuevamente que ya tenía la edad suficiente y la posición económica y social adecuada, como para ir al grano en lugar de andarse por las ramas. Al fin y al cabo, pensó que cualquier chica se sentiría muy halagada de que alguien, con el futuro que él tenía por delante, la pidiera en matrimonio. Y Teresa no iba a ser la excepción. Cuando se lo propuso, ella en realidad no había dicho que no. Sólo que no se conocían lo suficiente. De todas maneras había que reconocer que la joven cubana era distinta a las demás, y no se parecía en nada a las mujeres que él había conocido hasta ese momento. Pero tampoco creía que fuera tan diferente como para rechazar una oferta así. Si analizaba fríamente la situación de Teresa, tenía que convenir en que, al fin y al cabo, era una inmigrante sin oficio ni beneficio. Y además,

su experiencia le decía que, en el fondo, todas las mujeres quieren casarse y formar una familia. Pensó que, por mucho que hablen de su incorporación al mercado laboral, de sus carreras profesionales y otras gaitas, lo que todas anhelan en el fondo es casarse y, a ser posible, tener un marido que las mantenga. Y a él eso no le parecía mal. No es que estuviera en contra de que la mujer trabajase fuera del hogar. Naturalmente que no. Pero estaba la cuestión de los hijos. Y cuando éstos llegaban, la mujer debía dedicar toda su atención a criarlos. “Por algo están más dotadas para ello” –dijo para sus adentros- Los pensamientos de Raimundo quedaron interrumpidos por el sonido del teléfono. Al descolgarlo, reconoció la voz de Jaime Espinosa que le preguntaba: -¿Cómo está mi candidato favorito? Siguiéndole la broma, Raimundo respondió: -Estupendamente. Me pillas mirándome al espejo, para averiguar cual es mi lado bueno. -No te molestes. Para eso ya tenemos todo un gabinete de asesores y especialistas, que te hacen cientos de fotos antes de elegir la mejor para el cartel electoral. Ya verás que coñazo. Por cierto, hablando de espejos, ¿has visto el escenario que se ha montado Diego para la Convención? –preguntó Espinosa- - No. He supuesto que nos acercaríamos a verlo esta tarde, después de la reunión en el Partido. - Pues es alucinante, tío. Se ha montado una estructura de espejos para que lo veamos de frente, de perfil, de espaldas, de medio lado, desde arriba, desde abajo... Bueno, es increíble. Y además habrá costado un pastón. - ¿Y todo eso quien lo paga? –preguntó ingenuamente Raimundo- - Pues el Territorio. El Partido no pone ni un duro. No olvides que es un acto institucional. Lo que Diego celebra mañana son sus bodas de plata como presidente del Territorio. Aunque mejor sería decir su entierro de plata –bromeó soltando una

su experiencia le <strong>de</strong>cía que, en el fondo, todas las mujeres quieren casarse y formar<br />

una familia. Pensó que, por mucho que hablen <strong>de</strong> su incorporación al mercado laboral,<br />

<strong>de</strong> sus carreras profesionales y otras gaitas, lo que todas anhelan en el fondo es<br />

casarse y, a ser posible, tener un marido que las mantenga. Y a él eso no le parecía<br />

mal. No es que estuviera en contra <strong>de</strong> que la mujer trabajase fuera <strong>de</strong>l hogar.<br />

Naturalmente que no. Pero estaba la cuestión <strong>de</strong> los hijos. Y cuando éstos llegaban, la<br />

mujer <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>dicar toda su atención a criarlos. “Por algo están más dotadas para ello”<br />

–dijo para sus a<strong>de</strong>ntros-<br />

Los pensamientos <strong>de</strong> Raimundo quedaron interrumpidos por el sonido <strong>de</strong>l<br />

teléfono. Al <strong>de</strong>scolgarlo, reconoció la voz <strong>de</strong> Jaime Espinosa que le preguntaba:<br />

-¿Cómo está mi candidato favorito?<br />

Siguiéndole la broma, Raimundo respondió:<br />

-Estupendamente. Me pillas mirándome al espejo, para averiguar cual es mi lado<br />

bueno.<br />

-No te molestes. Para eso ya tenemos todo un gabinete <strong>de</strong> asesores y especialistas,<br />

que te hacen cientos <strong>de</strong> fotos antes <strong>de</strong> elegir la mejor para el cartel electoral. Ya verás<br />

que coñazo. Por cierto, hablando <strong>de</strong> espejos, ¿has visto el escenario que se ha<br />

montado Diego para la Convención? –preguntó Espinosa-<br />

- No. He supuesto que nos acercaríamos a verlo esta tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la reunión en<br />

el Partido.<br />

- Pues es alucinante, tío. Se ha montado una estructura <strong>de</strong> espejos para que lo<br />

veamos <strong>de</strong> frente, <strong>de</strong> perfil, <strong>de</strong> espaldas, <strong>de</strong> medio lado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo...<br />

Bueno, es increíble. Y a<strong>de</strong>más habrá costado un pastón.<br />

- ¿Y todo eso quien lo paga? –preguntó ingenuamente Raimundo-<br />

- Pues el Territorio. El Partido no pone ni un duro. No olvi<strong>de</strong>s que es un acto<br />

institucional. Lo que Diego celebra mañana son sus bodas <strong>de</strong> plata como presi<strong>de</strong>nte<br />

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