Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada

Capítulo XVII
Teresa estaba durmiendo cuando, entre sueños, oyó el insistente sonido del
teléfono de su habitación. Un poco atontada, estiró la mano y consiguió descolgar el
aparato. De inmediato reconoció la voz de Raimundo que le preguntaba:
-¿No estarás durmiendo desde ayer?
-Un poco desconcertada por la pregunta, Teresa miró el reloj que tenía en la mesilla
de noche, pensó unos instantes y llegó a la conclusión de que quizás llevase
durmiendo un día entero. Lo último que recordaba era el intenso agotamiento que
sintió después de realizar el contraembrujamiento, cómo se metió en la cama y,
finalmente, se quedó dormida.
-¿Qué día es hoy –preguntó con la cabeza aturdida-
-¿Cómo que qué día es hoy? Es viernes. Cuando me pediste ayer por la mañana que
te dejase el día para descansar, no pensé que ibas a estar todo el rato durmiendo.
Pues sí que estabas cansada de verdad –añadió Raimundo con un tono de
incredulidad en la voz-
Como Teresa no decía nada, fue el joven el que retomó la conversación.
-Pues yo tengo que darte una buena noticia –añadió contento- ni anoche ni esta
mañana he tenido ningún dolor. Me encuentro estupendamente.
Esta afirmación hizo que Teresa se incorporase en la cama, y respondiera con sincera
animación.
-¿De verdad? No sabes cuanto me alegra oír eso. Es la mejor noticia que me podías
dar. Me alegro muchísimo, de todo corazón.