Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
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-No te preocupes, que todo está controlado –dijo el secretario- aún quedan muchos<br />
cabos sueltos, pero todavía hay tiempo.<br />
-No me jodas con que hay tiempo –tronó- mañana tiene que quedarse todo dispuesto.<br />
Ya sabes lo que me fastidian las prisas <strong>de</strong> última hora. Y más aún si afectan a la<br />
prensa. En ese terreno nada pue<strong>de</strong> fallar...<br />
-Que te he dicho que no te preocupes –le interrumpió Guillermo- Nada fallará. Mañana<br />
estará todo ultimado por si los periodistas quieren probar sus equipos. ¿Es que ha<br />
fallado algo alguna vez? –le preguntó un poco molesto-<br />
Sin respon<strong>de</strong>r a la pregunta que le hacía su secretario, Diego pensó que tenía razón.<br />
Nada había fallado en el pasado, y también en esta ocasión las cosas se<br />
<strong>de</strong>sarrollarían según lo previsto. En realidad no era la organización <strong>de</strong> la Convención<br />
lo que le preocupaba en esos momentos. Lo que le estaba carcomiendo por <strong>de</strong>ntro era<br />
la duda <strong>de</strong> si tendría éxito o no el hechizo que había encargado contra Raimundo<br />
Carbajal. Ese era el verda<strong>de</strong>ro motivo <strong>de</strong> su inquietud, porque si Raimundo continuaba<br />
vivo el sábado, todo su plan se vendría abajo.<br />
Cada vez más nervioso, Diego se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> Guillermo y subió <strong>de</strong> nuevo al<br />
coche oficial para que Mauricio le trasladase hasta la se<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong>l Territorio.<br />
Mientras circulaban, Diego preguntó a su chófer a bocajarro:<br />
-¿A ti que te parecería si yo anunciase el sábado que no voy a presentarme a la<br />
reelección?<br />
Visiblemente sorprendido, Mauricio miró a su jefe por el espejo retrovisor, con cara <strong>de</strong><br />
perplejidad, y le respondió:<br />
-¡No joda! Usted no pue<strong>de</strong> irse, presi<strong>de</strong>nte. ¿Qué iba a ser <strong>de</strong>l Territorio? Está <strong>de</strong><br />
broma, ¿no?<br />
Sin po<strong>de</strong>r ocultar la satisfacción que le producía la respuesta <strong>de</strong> su chófer, Diego se<br />
apresuró a respon<strong>de</strong>r mientras sonreía:<br />
- Si, Mauricio, estoy <strong>de</strong> broma.