Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Embebido en estos pensamientos, no se dio cuenta <strong>de</strong> que Mauricio acababa<br />
<strong>de</strong> aparcar el coche oficial ante el Palacio <strong>de</strong>l Arzobispado, hasta que su chófer le<br />
indicó que ya habían llegado. Diego se bajó <strong>de</strong>l vehículo y entró en aquel edificio que<br />
tan bien conocía, y que había sido recientemente restaurado gracias a las generosas<br />
subvenciones <strong>de</strong>l Gobierno <strong>de</strong>l Territorio. En el hall le esperaba ya el secretario <strong>de</strong><br />
Monseñor Fraile. Un joven sacerdote vestido con sotana, y muy bien parecido, que<br />
inmediatamente le hizo pasar al <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong>l arzobispo. Este, vestido con traje negro<br />
y alzacuellos, salió a su encuentro, en cuanto lo vio pasar por la puerta, acercándole la<br />
mano <strong>de</strong>recha para que Diego le besase el anillo. Después <strong>de</strong> que el político acercase<br />
sus labios a la mano que se le ofrecía, ambos hombres se dieron un efusivo abrazo.<br />
-Cuánto bueno por aquí –dijo el arzobispo, mientras le indicaba a Diego que se<br />
sentase en uno <strong>de</strong> los sillones <strong>de</strong> la salita que había junto a su <strong>de</strong>spacho- ¿A qué<br />
<strong>de</strong>bo el honor <strong>de</strong> esta visita? –preguntó-<br />
Acentuando un gesto <strong>de</strong> dramatismo, el político le respondió:<br />
-Lo que me trae por aquí es un asunto <strong>de</strong> la máxima importancia, que no tiene nada<br />
que ver con mi gestión, sino que compete a mi familia... Monseñor –añadió, tras una<br />
teatral pausa- he venido a pedir tu amparo y tu colaboración, para que me ayu<strong>de</strong>s a<br />
evitar el asesinato <strong>de</strong> un inocente.<br />
Impresionado por las palabras <strong>de</strong> Diego, Estaban Fraile se apresuró a respon<strong>de</strong>r:<br />
-Habla, hijo mío, ya sabes que tienes mi apoyo incondicional para todo lo que<br />
necesites. Y más todavía si se trata <strong>de</strong> un asunto <strong>de</strong> tanta gravedad.<br />
-Tú lo has dicho, Monseñor. El asunto que me trae es muy grave... Grave y<br />
confi<strong>de</strong>ncial –añadió cariacontecido- por eso, antes <strong>de</strong> comentártelo te quiero pedir<br />
que me escuches bajo secreto <strong>de</strong> confesión. Lo que aquí se diga, jamás <strong>de</strong>be saberse<br />
fuera <strong>de</strong> estas pare<strong>de</strong>s.<br />
-Pue<strong>de</strong>s confiar en mí –dijo el arzobispo con contun<strong>de</strong>ncia- Cualquier cosa que tú me<br />
pidas que mantenga en secreto, será respetada. Pero si a<strong>de</strong>más apelas al secreto <strong>de</strong>