Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Capítulo XV<br />
El coche oficial <strong>de</strong> Diego Castillo circulaba hacia el Palacio <strong>de</strong>l Arzobispado,<br />
don<strong>de</strong> iba a mantener una entrevista con Monseñor Esteban Fraile. Sólo faltaban dos<br />
días para la Convención <strong>de</strong>l Partido, y quería <strong>de</strong>jar resuelto el asunto <strong>de</strong>l embarazo <strong>de</strong><br />
su hija, lo antes posible. Era mucha la afinidad que mantenía con el arzobispo <strong>de</strong>l<br />
Territorio. Diego pensó que quizás se <strong>de</strong>bía al hecho <strong>de</strong> que, durante su juventud, él<br />
mismo se había sentido llamado por Dios, y se había planteado la posibilidad <strong>de</strong> ser<br />
sacerdote. En el bolsillo <strong>de</strong> la chaqueta <strong>de</strong> su traje, llevaba un documento amarillento,<br />
que no era otro que su carnet <strong>de</strong> monaguillo. Hacía muchos años que lo conservaba,<br />
<strong>de</strong> la misma forma que guardaba otros objetos relativos a su infancia y su juventud. En<br />
realidad, la habitación que había junto a la bo<strong>de</strong>ga <strong>de</strong> su casa se asemejaba mucho a<br />
un museo. Allí tenía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pupitre en el que se sentaba durante sus clases en la<br />
escuela primaria, hasta su primer orinal, pasando por el traje <strong>de</strong> su primera comunión,<br />
o el que llevó durante su primera toma <strong>de</strong> posesión como presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Territorio.<br />
A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su triciclo, sus primeras botas <strong>de</strong> fútbol, sus calificaciones escolares y,<br />
naturalmente, la concha que utilizaron cuando fue rebautizado en el río Jordán. Diego<br />
sabía que todas esas “reliquias”, como él las llamaba, no sólo tenían un valor<br />
sentimental para él, sino que algún día, estaba seguro, pasarían a formar parte <strong>de</strong> un<br />
museo <strong>de</strong> verdad. Y hasta que llegase ese momento disfrutaba muchísimo enseñando<br />
todas esas cosas a un selecto grupo <strong>de</strong> conocidos <strong>de</strong> los que invitaba a su casa. Esa<br />
mañana, sin saber muy bien por qué, se había echado al bolsillo su carnet <strong>de</strong><br />
monaguillo. Aunque <strong>de</strong> sobra sabía que no era necesario exhibirlo para que Monseñor<br />
Fraile atendiera a los requerimientos que le iba a plantear.