Laberinto de sueños - Libros de Rosa Villada
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ebé, no ejercería como su madre, sino como su hermana. Y, por otro lado, él, no sólo<br />
evitaba el escándalo <strong>de</strong>l aborto, sino que podía sacar mucha rentabilidad política a<br />
este lamentable suceso.<br />
Muy satisfecho consigo mismo, Diego <strong>de</strong>jó la libreta y el bolígrafo sobre la<br />
mesilla y, llevándose las manos hacia la nuca, se recostó en la almohada dispuesto a<br />
saborear su i<strong>de</strong>a. Con la sonrisa en los labios y los ojos cerrados, pensó que había<br />
mucho que organizar. Íntimamente sintió una gran satisfacción. La misma que<br />
experimentaba siempre cuando se hacía patente su po<strong>de</strong>r. Que no era otro que el <strong>de</strong><br />
dominar las situaciones y hacer que, hasta las circunstancias más adversas,<br />
terminasen sirviendo a sus intereses. Sin borrar la sonrisa <strong>de</strong> su boca, <strong>de</strong>sperezó su<br />
cuerpo y se sintió como si fuera un dios, capaz <strong>de</strong> manejar las vidas ajenas. Tendría<br />
que conseguir el apoyo <strong>de</strong> su mujer. Pero lo conseguiría, “por la cuenta que le tiene” –<br />
dijo en voz alta- Y también tendría que lograr el beneplácito <strong>de</strong> María, “que también<br />
estará <strong>de</strong> acuerdo –añadió- si no quiere llegar el año que viene a la mayoría <strong>de</strong> edad,<br />
con una mano <strong>de</strong>lante y otra atrás”. Pero a<strong>de</strong>más conseguiría otra colaboración <strong>de</strong><br />
lujo: la <strong>de</strong>l arzobispo <strong>de</strong>l Territorio, Monseñor Esteban Fraile. Con gran <strong>de</strong>leite,<br />
saboreó mentalmente su ocurrencia que le pareció rayana en la genialidad. “Sí –<br />
continuó con su monólogo- él será mi cómplice en este montaje. Se sentirá muy<br />
orgulloso <strong>de</strong> haber contribuido a evitar un aborto, y me ayudará todo lo necesario con<br />
el papeleo. Le expondré mi plan bajo secreto <strong>de</strong> confesión, y no dudará en respaldarlo.<br />
No tendrá más remedio. Gracias a mí, el patrimonio <strong>de</strong> la Iglesia en el Territorio es el<br />
que más se ha beneficiado. Ya es hora <strong>de</strong> que me <strong>de</strong>vuelvan los favores –concluyó<br />
mientras apagaba la luz y se disponía a caer en un profundo sueño- Ya es hora”.