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alimentarse en el lecho del río.<br />
Él murmuró: —Querría hablar con mi padre, Orfik, ahora que mi edad me permite el buen<br />
sentido. Querría hablarle de ti.<br />
—Además, valoramos a nuestros maravillosos padres, y a sus padres, que tenían la fuerza de<br />
gigantes. Mira las torres de piedra donde vivimos. No podemos construirlas; pero nuestros<br />
padres podían. Mira cómo el agua hirviente de los manantiales ha sido atrapada para calentar<br />
nuestras torres. No conocemos ese arte; pero nuestros padres lo conocían. Se han alejado de<br />
nuestros ojos, pero aún existen como coruscos y fessupos.<br />
—Enséñame esas cosas, Loil Bry.<br />
—Porque eres mi amante, y porque mi pulso se acelera cuando miro tu carne, te enseñaré a<br />
hablar directamente con tu padre, y por su intermedio, con todos los hombres de tu tribu que<br />
hayan existido.<br />
—¿Podría hablar incluso con mi bisabuelo, Yuli de Pannoval?<br />
—En nuestros hijos las dos tribus se fundirán, mi amor, como ocurre con los hijos de Dresyl.<br />
Aprenderás con Yuli, para que su sabiduría se combine con la nuestra. Eres un gran hombre, mi<br />
amor, y no un mero miembro de una tribu, como los pobres necios que hay afuera; serás aún<br />
más grande si hablas directamente con el primer Yuli.<br />
Aunque Loil Bry se preocupaba mucho por Pequeño Yuli porque necesitaba alguien con<br />
quien construir un gran amor, pensaba que lo dominaría todavía más si le enseñaba las artes<br />
esotéricas. Con la protección de Pequeño Yuli ella podría conservar una suntuosa ociosidad,<br />
como había hecho antes de la invasión.<br />
Aunque Pequeño Yuli amaba a esa mujer inteligente y perezosa, advertía que ella podía<br />
atarlo con sus ardides, y resolvió aprender cuanto pudiera sin dejarse engañar. Algo, en el<br />
temperamento de ambos, o en la situación, hizo que de todos modos se engañara.<br />
Loil Bry, con la ayuda de una anciana sabia y un anciano sabio, enseñó a Yuli la disciplina<br />
de la comunicación con los padres. Yuli abandonó enteramente la caza para entregarse a la<br />
contemplación; Baruin y los demás le daban de comer. Empezó a practicar el pauk. En ese<br />
estado de trance, esperaba encontrarse con el corusco de su padre, Orfik, y a través de él<br />
comunicarse con los fessupos, los coruscos ancestrales que se hundían a través del mundo<br />
inferior hacia la roca original, en la que el mundo había comenzado.<br />
En esa época, Yuli apenas salía. Esa conducta tan poco viril era un misterio en Oldorando.<br />
Años atrás, Loil Bry había vagabundeado mucho por las tierras que rodeaban Embruddock,<br />
como haría más tarde su nieto Laintal Ay. Quiso que Yuli viera por sí mismo cómo las piedras<br />
que demarcaban las octavas de tierra estaban esparcidas a lo largo de todo el territorio.<br />
Para esto llamó a un hombre ceniciento, con aire de halcón, llamado Asurr Tal Den. Era el<br />
abuelo de Shay Tal, que desempeñaría ulteriormente un papel muy importante. Loil Bry ordenó<br />
a Asurr Tal que llevara a Yuli hacia el noreste de Oldorando. Había estado una vez allí, mirando<br />
el día que se convertía en media luz y la media luz que se convertía en breve noche, sintiendo en<br />
el cuerpo el latido del mundo.<br />
De modo que Asurr Tal salió a pie con Yuli en la estación benigna. Era a principios del<br />
invierno, cuando Batalix se elevaba al sur del este, y brillaba solitario menos de una hora —el<br />
intervalo disminuía de día en día— antes de la salida del segundo centinela. Soplaba el viento,<br />
pero el cielo brillaba limpio como el bronce. Aunque Asurr Tal estaba desgastado y encorvado,<br />
se fatigaba menos que Yuli, poco acostumbrado a caminar. Hizo que Yuli ignorara los lobos<br />
distantes y que estudiara todo lo que veía en términos esotéricos. Asurr Tal le mostró unos<br />
postes de piedra, como los que había cerca del lago Dorzin. Los postes se elevaban de una rueda<br />
con un círculo en el centro y dos líneas que conectaban el círculo interior con el exterior. Asurr<br />
Tal explicó el significado de los postes con una voz cantarina.<br />
Dijo que en ese símbolo la energía irradiaba desde el centro hacia la circunferencia, así como<br />
irradiaba de los antepasados hacia los descendientes, o de los fessupos, a través de los coruscos,<br />
a los seres vivos. Esos pilares demarcaban las octavas de tierra. Cada hombre o mujer nacía en<br />
una octava. La energía de las octavas de tierra variaba con las estaciones y determinaba que<br />
nacieran niños o niñas. Las octavas de tierra se extendían por todas partes, hasta los mares<br />
lejanos. La gente vivía con felicidad si se conformaba a las correspondientes octavas de tierra.<br />
Sólo quienes eran enterrados en la octava de tierra correcta, podían, como coruscos,