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aldiss, brian w - heliconia primavera.pdf

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protegerlo. En esa emergencia, los pecados de Yuli y Dresyl fueron provisionalmente olvidados.<br />

El grupo estaba formado por treinta hombres, incluyendo a los cinco ancianos, treinta y seis<br />

mujeres, y diez niños de menos de diez años, la edad de la pubertad. Disponían de trineos,<br />

tirados por asokins y por perros. Les seguían numerosas aves y varias clases de perros; algunos<br />

eran poco más que lobos o chacales, o cruzamientos de ambos. Los cachorros de estos animales<br />

se daban a los niños, para que jugaran.<br />

El viaje prosiguió varios días. La temperatura era agradable, aunque la caza escaseaba. Un<br />

alba de Freyr, los cazadores Baruin y Skelit, destacados como exploradores, regresaron diciendo<br />

que habían alcanzado a ver una extraña ciudad.<br />

—El río se encuentra con un torrente helado, y el agua se eleva con gran ruido. Y hay unas<br />

poderosas torres de piedra que se alzan hacia el cielo. —Ese fue el informe de Baruin, y la<br />

primera descripción de Embruddock.<br />

Dijo que las torres de piedra estaban dispuestas en hileras, y adornadas con cráneos pintados<br />

de brillantes colores, como signo de advertencia a los intrusos.<br />

Se encontraban en un valle rocoso, discutiendo qué hacer. Llegaron otros dos cazadores;<br />

arrastraban a un trampero a quien habían capturado mientras volvía a Embruddock. Lo arrojaron<br />

al suelo a puntapiés. El hombre dijo que en Embruddock vivía la tribu den, y que eran pacíficos.<br />

Al saber que había más dens, los cinco ancianos dijeron inmediatamente que eludirían la<br />

ciudad, dando un rodeo. Fueron acallados a gritos. Los jóvenes dijeron que tenían que atacar en<br />

seguida; luego serían aceptados sobre una base de igualdad por esa tribu de distante parentesco.<br />

Las mujeres aprobaron a gritos, pensando que sería agradable vivir en edificios de piedra.<br />

La excitación creció. El trampero fue apaleado hasta la muerte. Todos, hombres, mujeres y<br />

niños mojaron los dedos en la sangre y bebieron, para poder vencer antes de que terminara el<br />

día.<br />

El cuerpo fue arrojado a los perros y los pájaros.<br />

—Dresyl y yo nos adelantaremos para estudiar la situación —dijo Pequeño Yuli, Miró con<br />

aire desafiante a los hombres de alrededor; ellos bajaron la vista sin decir nada—. Venceremos.<br />

Si es así, seremos los que mandan y no aguantaremos más tonterías de estos ancianos. Si<br />

perdemos, arrojad nuestros cuerpos a los animales.<br />

—Y —dijo el siguiente narrador— ante el valeroso discurso de Pequeño Yuli, los<br />

compañeros caninos dejaron de comer, alzaron la cabeza, y ladraron mostrándose de acuerdo—.<br />

Los presentes sonrieron seriamente, recordando ese detalle del pasado que era como un sueño.<br />

Luego la historia de ese pasado se hacía más tensa. La audiencia bebía menos rathel mientras<br />

oía cómo Dresyl y Pequeño Yuli, los primos hermanos, habían planeado tomar la ciudad<br />

silenciosa. Con ellos fueron cinco héroes escogidos, cuyos nombres eran recordados por todos:<br />

Baruin, Skelit, Maldik, Curwayn y el Gran Afardl, que murió ese mismo día, y a manos de una<br />

mujer.<br />

El resto del grupo permaneció donde estaba, para que el ruido de los perros no espantara la<br />

presa.<br />

Del otro lado del río helado no había nieve. Crecía la hierba. El agua caliente se proyectaba<br />

al aire, en cortinas de vapor.<br />

—Es verdad —dijeron los presentes—. Todavía es así.<br />

Una mujer llevaba unos cerdos peludos y negros por un sendero. Dos niños jugaban<br />

desnudos en el agua. Los invasores miraban.<br />

Vieron nuestras torres de piedra, fuertes, ruinosas, dispuestas en calles, Y la vieja muralla de<br />

la ciudad reducida a escombros. Se maravillaron.<br />

Dresyl y Yuli rodearon, solos, Embruddock. Vieron nuestras torres tan rectas, con paredes<br />

inclinadas hacia adentro, de modo que la habitación más elevada es siempre más pequeña que<br />

las inferiores. Vieron cómo guardábamos nuestros animales en el piso bajo, para tener más<br />

calor, y la rampa que protege al ganado contra las inundaciones del Voral. Vieron las calaveras<br />

de animales, brillantemente pintadas, puestas en la parte de fuera para asustar a los intrusos.<br />

Siempre tuvimos una hechicera, ¿no es así, amigos? En este momento, era Loil Bry.<br />

Pues bien: los primos hermanos vieron también a dos ancianos centinelas en la parte superior<br />

de la gran torre —esta misma, amigos—, y en un instante subieron y mataron a los barbas<br />

grises. Corrió la sangre, he de decir.

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